Revista Latina de Comunicaci�n Social

piralatina

Revista Latina de Comunicaci�n Social 63 � 2008

 

Edita: LAboratorio de Tecnolog�as de la Informaci�n y Nuevos An�lisis de Comunicaci�n Social
Dep�sito Legal: TF-135-98 / ISSN: 1138-5820
A�o 11� � 2� �poca - Director: Dr. Jos� Manuel de Pablos Coello, catedr�tico de Periodismo
Facultad de Ciencias de la Informaci�n: Pir�mide del Campus de Guajara - Universidad de La Laguna 38200 La Laguna (Tenerife, Canarias; Espa�a) - Tel�fonos: (34) 922 31 72 31 / 41 - Fax: (34) 922 31 72 54

 


Investigaci�n pdfmetadatos
DOI: 10.4185/RLCS-63-2008-749-063-070

FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAF�AS:

Parra, David et al (2008): "Proceso de transformaci�n de los cibermedios: los retos de las empresas period�sticas", en Revista Latina de Comunicaci�n Social, 63, p�ginas 63 a 70. La Laguna (Tenerife): Universidad de La Laguna, de
http://www.revistalatinacs.org/_2008/05_Concha_Edo.html
DOI: 10.4185/RLCS-63-2008-749-063-070

[Revisor I: Es un intento serio de sistematizar el conocimiento en torno a cuestiones como los modelos de negocio en el ciberperiodismo, llevando a cabo una serie de preguntas y formulando unas caracter�sticas que intentan ser originales. El art�culo se fija, adem�s, y de manera un tanto heterog�nea si se tiene en cuenta que en un mismo texto se habla de modelos de negocio y del aspecto externo de los cibermedios, en los rasgos del dise�o digital period�stico. Revisora II: Se plantea el panorama actual del ciberperiodismo donde conviven a�n productos period�sticos de cuatro de las cinco generaciones que conforman su evoluci�n hist�rica; donde a�n no se ha fraguado un modelo de negocio; donde se se�alan los cambios producidos en el dise�o de las interfaces period�sticas en la Red  debido principalmente a los avances tecnol�gicos y al ajuste continuo del ciberperiodismo a las novedades de la nueva plataforma; y  se localiza una nueva generaci�n de lectores,  los zoon tecnologi.com, a los cuales se debe conquistar. Se trata de un texto que puede servir como referente documental.� Dra. Mar�a Gabino, UNIVA, Jalisco, M�xico.]

Proceso de transformaci�n de los cibermedios: los retos de las empresas period�sticas

Transformation processes of cybermedia: challenges for journalistics enterprises

Art�culo recibido el 14 de noviembre de 2007. Sometido a pre-revisi�n el 14 de noviembre. Enviado a revisi�n mediante 'subasta' entre los revisores de la revista, el 14 de noviembre de 2007. Devuelto a los autores para atender sugerencias, el 20 de noviembre. Recibido de nuevo el 8 de enero de 2008. Aceptado el 11 de enero. Galeradas telem�ticas enviadas a los autores el 22 de enero. Visto bueno de los autores, el 24. Publicado el 25 de enero de 2008.

Dr. David Parra[C.V.] dparra@influenceandprofit.com - Dra. Concha Edo � [C.V.] conchaed@ccinf.ucm.es - Dr. Jes�s Flores � [C.V.] jmflores@cinf.ucm.es - Dr. Pedro Garc�a-Alonso � [C.V.] pedrog_a@yahoo.com - Dr. Juan C. Marcos � [C.V.] jmarcos@ccinf.ucm.es
Profesores de la Universidad Complutense de Madrid [1]

Resumen: Los cibermedios tienen hoy, desde la perspectiva empresarial, cuatro grandes retos: definir un modelo de negocio, adecuarse a los nuevos est�ndares en la adquisici�n y transmisi�n de los conocimientos, captar a los lectores que abandonan los medios convencionales y conseguir un nuevo y eficaz tratamiento formal del producto. Tambi�n el ciberdise�o se enfrenta al reto de futuro que suponen los nuevos soportes m�viles para acceder a sus contenidos, lo que plantea dos complicaciones adicionales: unas dimensiones mucho menores y una interfaz notablemente m�s complicada. Esto va a suponer el desarrollo de una nueva generaci�n de familias tipogr�ficas adaptadas a esta nueva realidad, la apuesta por la flexibilidad, en l�nea con la extraordinaria versatilidad del ciberperi�dico m�vil y, por �ltimo, la profundizaci�n en la noci�n de la interactividad como f�rmula estrat�gica para rentabilizar la extensa gama de servicios que soporta este modelo de negocio.

Palabras clave: cibermedios; ciberdise�o; periodismo en Internet; tel�fono m�vil; sociedad de la informaci�n; web 2.0.

Abstract: From the corporative point of view, cybermedia have got four main challenges nowadays: to define a new business pattern; to fit to the new standards in the acquisition and transmission of knowledges; to collect the readers that are leaving the convencional media; and to get a new and efficient formal treatment of the product. Also cyberjournalism is facing to the future challenge of new mobile supports in order to accede to its contents, which create two aditional complications: a very fewer size and a very complex interface. All of these items will imply the development of a new generation of typographical families, adapted to this new reality, to push for the flexibility due to the great versatility of mobile cyberjournalism and, finally, to deepen in interactivity, considered like the strategic formule to profit the wide range of services that is supporting this business pattern.

Keywords: cybermedia; cyberdesign; Internet journalism; mobile telephone; Information Society; web 2.0.

Sumario: 1. Introducci�n.- 2. El reto del modelo de negocio.- 3. Por el camino de la ciberrevoluci�n en la adquisici�n y transmisi�n del conocimiento.- 4. En busca del consumidor perdido: el nuevo zoon tecnologi.com.- 5. Un nuevo tratamiento formal del producto.- 6. Bibliograf�a.

Summary: 1. Introduction.- 2. The challenge ot the business pattern.- 3. By the way of the cyberrevolution in the capture and transmission of knowledge.- 4. Searching the lost consumer: the new zoon tecnologi.com.- 5. A new formal treatment of the product.- 6. Bibliography

1. Introducci�n

Los cibermedios est�n en pleno proceso de transformaci�n, una circunstancia l�gica por su dependencia de las innovaciones tecnol�gicas y por su condici�n de nicho de mercado todav�a en proceso de despegue. Y los cambios se producen en los contenidos, en el trabajo de los periodistas, en el papel de las audiencias y en el modelo de negocio. Hasta tal punto resulta intensa esta mutaci�n que asistimos al solapamiento de cuatro generaciones ciberperiod�sticas, algo in�dito en la historia de los medios de comunicaci�n. Considerada como superada la que podr�amos considerar como primera generaci�n o generaci�n de los pioneros en la Red, que se desarrolla en la primera mitad de los a�os noventa, ahora mismo coexisten en el mercado las siguientes:

Segunda generaci�n, que llega con el desembarco masivo de las empresas period�sticas en Internet, a partir de la segunda mitad de la d�cada de los noventa.

Tercera generaci�n, relacionada con la informaci�n on line de pago iniciada a comienzos del siglo XXI con alguna notable excepci�n como The Wall Street Journal y su modelo de pago total.

Cuarta generaci�n o generaci�n del ciberperiodismo m�vil que, en la pr�ctica, arranca a mediados de esta d�cada.

Quinta generaci�n, correspondiente al fen�meno de los blogs, en pleno proceso de conformaci�n en su faceta estrictamente period�stica.

Y a este panorama hay que a�adir lo que podr�amos llamar una generaci�n alternativa: los peri�dicos bajo demanda. En realidad, cuanto todav�a no se han consolidado las anteriores se despliegan otras nuevas generaciones que contribuyen a incrementar el clima de indefinici�n.

La l�nea de investigaci�n que actualmente estamos desarrollando a trav�s del Grupo de Investigaci�n y An�lisis de Internet en el Periodismo (GIAIP-UCM) nos ha permitido reforzar la idea de que al examinar los medios digitales es preciso encuadrar el ciberperiodismo dentro de la Sociedad de la Informaci�n, entendida como ese lugar donde existe una nueva distribuci�n del trabajo, aparecen ocupaciones in�ditas y desaparecen otras cl�sicas, emergen novedosos nichos de mercado, surgen posibilidades de ocio desconocidas... Un h�bitat donde, desde el punto de vista individual, se intenta en la medida de lo posible mejorar el confort personal y profesional de los individuos y, desde el �mbito de lo empresarial, se pretende incrementar la velocidad de los procesos productivos y abaratar sus costes, elevando as� los niveles de productividad, competitividad y rentabilidad. Con otras palabras, "un estadio de desarrollo social caracterizado por la capacidad de sus miembros (ciudadanos, empresas y Administraciones P�blicas) para obtener y compartir cualquier informaci�n, instant�neamente, desde cualquier lugar y en la forma que se prefiera2 (Telef�nica, 2004, 17).
M�s all� de las consideraciones sobre sus contenidos, nuestra l�nea de investigaci�n enfatiza que son cuatro los grandes retos que hoy en d�a afrontan los medios digitales en su proceso de conformaci�n:

La definici�n de un modelo de negocio, con la coexistencia generacional anteriormente descrita [2].

La adecuaci�n a los nuevos est�ndares en la adquisici�n y transmisi�n de los conocimientos.

La b�squeda de nuevos consumidores que hasta ahora est�n dando la espalda a otros productos period�sticos.

El nuevo tratamiento formal del producto.

2. El reto del modelo de negocio

La b�squeda de un modelo de negocio rentable y eficaz sigue siendo uno de los grandes temas pendientes dentro del �mbito del ciberperiodismo. Sin entrar a valorar el ingente coste econ�mico que la incorporaci�n de los contenidos a la Red ha supuesto para muchas empresas period�sticas, despu�s de unos quince a�os lo que se ha puesto claramente de manifiesto es que una empresa de la informaci�n es algo m�s que idea, es un noventa por ciento de gesti�n, que incluye conceptos como realismo, rigor, flexibilidad, observaci�n, perseverancia y humildad (�lvarez Marcos, 1999, 37).

Se advierte un choque dial�ctico cada vez m�s acusado entre dos formas de concebir el ciberperiodismo. Por una parte tenemos la visi�n que ya podr�amos calificar como tradicional, que defiende un modelo de negocio basado en la gratuidad en el acceso a los contenidos y en la publicidad como la gran fuente de ingresos. A grandes rasgos, hemos detectado que quienes propugnan dicha alternativa emplean tres l�neas argumentales principales, no s�lo para defender su propuesta sino tambi�n para descalificar la contraria:

�Por qu� va a pagar un internauta por acceder a unos cibercontenidos a los que puede acceder de forma gratuita en la p�gina web de un competidor?

Internet es un espacio social, no un espacio comercial (o expresado con otras palabras, se pueden hacer negocios en Internet pero no hacer negocios con Internet). Los internautas rechazan pagar por la pr�ctica totalidad de los contenidos (con algunas notorias excepciones como puede ser, por ejemplo, la pornograf�a).

El modelo tradicional de explotaci�n del ciberperi�dico no ha fracasado sino que todav�a no ha tenido suficiente tiempo para desarrollarse. Para apoyar dicha argumentaci�n se pone el ejemplo del mercado televisivo: la televisi�n convencional se financia exclusivamente con publicidad y ha mostrado su rentabilidad, pese a que en sus primeras d�cadas perd�a dinero.

Frente a esta postura se erigen los partidarios del modelo de pago,[3] por una parte hastiados con un negocio que hasta el momento se ha mostrado en la mayor parte de los casos como estructuralmente deficitario y, por otro lado, convencidos de que ya ha transcurrido el tiempo necesario para apostar por cambios radicales. Su postura tambi�n puede quedar sintetizada en tres opiniones esenciales:

�Por qu� seguir ofreciendo gratuitamente un producto por el que se puede cobrar? Si el peri�dico en papel se cobra a los lectores (con la cada vez m�s notoria salvedad de la prensa gratuita), hay que cobrar los contenidos del ciberperi�dico a los internautas.

La calidad y la fiabilidad de los contenidos de un ciberperi�dico son valores que hay que pagar. Para apoyar este argumento tambi�n se fijan en el mercado de la televisi�n: el surgimiento de la televisi�n de pago sugiere que hay un determinado n�mero de usuarios que est� dispuesto a pagar por acceder a los contenidos m�s interesantes (acontecimientos deportivos, pel�culas, etc.).

El modelo tradicional de ciberperiodismo ha demostrado claramente su ineficacia despu�s de m�s de una d�cada de desarrollo en el mercado. Las ciberempresas de la informaci�n no han conseguido rentabilizarlo, lo que constituye la mejor muestra de su inviabilidad.

No es objeto de nuestra investigaci�n terciar en la disputa. Las experiencias de �xitos y fracasos en ambos sentidos son lo suficientemente conocidas para no citarlas aqu�. Lo que s� parece evidente es que la clave del triunfo o fracaso radicar� en el concepto de valor a�adido: s�lo si los propietarios de los ciberperi�dicos son capaces de aportar dicho valor a�adido a la comunidad internauta, �sta aceptar� pagar por dichos contenidos. Pero no es menos cierto que una empresa period�stica puede ganar dinero optando por obtener ingresos a trav�s de la publicidad y v�a patrocinio de contenidos que se ofrecen gratuitamente en la Red.

Por si las complicaciones en la b�squeda del modelo de negocio m�s id�neo para el peri�dico digital no fueran ya suficientes la irrupci�n de la generaci�n del ciberperiodismo m�vil contribuye a aumentar el grado de confusi�n existente. Esta generaci�n implica la convergencia de dos de las grandes innovaciones tecnol�gicas con las que el ser humano cerraba el siglo XX y ha comenzado el siglo XXI: Internet y la telefon�a celular. Ambas realidades, que se han desarrollado de forma paralela e independiente, se entrecruzan ahora y conforman el emergente concepto de Internet M�vil, considerado el paraguas tecnol�gico de esta nueva realidad.

La complejidad del nuevo modelo deviene de la necesidad de poner de acuerdo a empresas de muy distinta �ndole, que en ocasiones tienen intereses que no s�lo no son coincidentes sino que pueden ser contrapuestos: operadores de telefon�a m�vil, portales en la Red, grupos de comunicaci�n (cuyo papel es el de ejercer de proveedores de contenidos) y empresas especializadas en el desarrollo de aplicaciones m�viles. Adem�s, como consecuencia directa de la actuaci�n concertada de estas cuatro clases de empresas deben generarse un conjunto de sinergias que b�sicamente cabe sintetizar en las siguientes: movilidad, calidad/fiabilidad en las comunicaciones, m�ximas posibilidades de interacci�n y una amplia gama de servicios [4].

Eso s�, a diferencia de los titubeos anteriores esta cuarta generaci�n se decanta claramente por un modelo de pago seg�n los servicios prestados, bas�ndose, entre otras, en cuestiones como el h�bito que tienen los consumidores de esta tecnolog�a por pagar por consumo (a diferencia de lo que ocurre con el internauta), el fuerte grado de penetraci�n social de la telefon�a m�vil y la posibilidad de llegar con esta tecnolog�a a grupos de usuarios j�venes, que hasta ahora est�n dando la espalda a otros productos period�sticos.

3. Por el camino de la ciberrevoluci�n en la adquisici�n y transmisi�n del conocimiento

Parece cada vez m�s evidente que en estos comienzos del siglo XXI estamos asistiendo a una profunda transformaci�n en lo que se refiere a los procesos de adquisici�n y transmisi�n del conocimiento. Desde nuestro punto de vista se trata del tercero de los grandes cambios de esta naturaleza acaecidos en la historia del ser humano, tras los referidos a la invenci�n del alfabeto escrito y el desarrollo de la imprenta, entendida �sta como la innovaci�n conformadora de nuestra actual civilizaci�n [5].

Hasta mediados del siglo XX nadie parec�a poner en duda la vigencia del modelo basado en �imprenta+escuela� que consolida un nuevo tipo de individuo [6]. Pero surgen dos hechos que vienen a menoscabar el est�ndar en vigor y suponen un punto de inflexi�n en el predominio de lo escrito: la aparici�n y extraordinaria expansi�n de la televisi�n y el surgimiento de un fen�meno como es Internet. Van form�ndose nuevas generaciones cada vez m�s influidas por los contenidos audiovisuales y, de forma casi simult�nea y en estrecha relaci�n con este asunto, el sistema educativo tradicional va poco a poco entrando en crisis. Esta tercera gran mutaci�n discurre justamente en el sentido contrario a la anterior: el modelo de aprendizaje basado en la lectura del texto est� siendo sustituido por una f�rmula sustentada en la contemplaci�n de contenidos audiovisuales.

Se produce una confrontaci�n de gran magnitud entre dos maneras de acceder al conocimiento. Por una parte tenemos la forma tradicional basada en la lectura en la escuela de los textos escritos. Se trata de un modelo calificado como �aburrido� por muchos de los alumnos que lo reciben, que requiere un indudable esfuerzo por parte de quien est� inmerso en el mismo y que se enmarca dentro de un entorno regulado por la autoridad vigente (en la mayor parte de los casos es una materia estatal). Y frente a ello se encuentra la f�rmula emergente que se basa prioritariamente en la televisi�n e Internet, entendidos como aut�nticos totems epistemol�gicos. Este nuevo modelo es considerado �divertido� por quienes a �l acceden, en �l los conocimientos se adquieren con escaso (cuando no nulo) esfuerzo y no est� sujeto a ninguna clase de regulaci�n oficial m�s all� de las leyes propias que deben cumplir los medios de comunicaci�n e Internet.

Los medios digitales tratan de adaptarse a este gran cambio que, a diferencia de lo que suced�a con los anteriores, se produce a velocidad vertiginosa: ya no hablamos de siglos sino de d�cadas, por lo que esta ciberrevoluci�n pasa en ocasiones inadvertida o no se percibe con la suficiente intensidad la dimensi�n de dichos cambios.

Un fen�meno como es el estancamiento de los lectores del peri�dico tradicional, cuyos primeros indicios ya se percib�an en los a�os setenta, no es ajeno a este proceso aqu� descrito. Si analizamos lo que se refiere al mercado de la informaci�n nos encontramos ante un grupo generacional que ya pasa m�s horas de su ni�ez viendo la pantalla del televisor o del ordenador que acudiendo a la escuela [7].

La inserci�n de buena parte de los ciberperi�dicos en el proceso de concentraci�n multimedia responde a esta pol�tica estrat�gica de las empresas period�sticas de acercarse a ese segmento poblacional que ha venido dando la espalda a sus otros productos tradicionales, como tambi�n lo es la consideraci�n de nuevos modelos de comercializaci�n de la informaci�n period�stica, m�s flexibles y cercanos a las audiencias, que ya no requieren de la intermediaci�n del punto de venta, as� como un novedoso tratamiento de la informaci�n, tanto en lo que se refiere a su dise�o (ciberdise�o) como a los propios contenidos en s�.

Adem�s, nuestra investigaci�n nos ha permitido detectar que un fen�meno como es el surgimiento del ciberperiodismo no se sustenta exclusivamente en el estancamiento de los lectores en papel anteriormente indicado. Tambi�n debemos considerar otras variables que adquieren particular relevancia, entre las que se sit�an: las limitaciones del soporte papel, tanto desde un punto de vista cuantitativo (las restricciones de espacio son dif�cilmente compatibles con el flujo creciente de contenidos informativos) como desde la perspectiva cualitativa (incapacidad para soportar contenidos multimedia, m�s all� de experiencias piloto con escaso valor pr�ctico); y la creciente sensibilizaci�n medioambiental por parte de un n�mero cada vez mayor de ciudadanos, que consideran el proceso de fabricaci�n del papel como altamente contaminante (en lo tocante a la tala de �rboles y en el propio �modus operandi� del sector de la celulosa).

4. En busca del consumidor perdido: el nuevo zoon tecnologi.com

En l�nea con lo anteriormente comentado, en estos comienzos del siglo XXI asistimos al surgimiento de un nuevo ente que va a vertebrar la Sociedad de la Informaci�n a lo largo de las pr�ximas d�cadas. Se trata del zoon tecnologi.com, un individuo que tendr� un peso espec�fico determinante como consumidor de los cibermedios y que posee unas caracter�sticas particulares en tanto que sujeto de dicha Sociedad de la Informaci�n y unos rasgos asimismo espec�ficos en los que se refiere a sus h�bitos de consumo, incluyendo el acceso a un producto como es el ciberperi�dico [8]. En gran medida enmarcamos la evoluci�n futura de los medios digitales en la posibilidad de acceder con eficacia a este tipo de persona.

Desde el punto de vista de su relaci�n con la Sociedad de la Informaci�n advertimos en el zoon tecnologi.com cuatro caracter�sticas principales, la primera de las cuales es el acceso universal a la informaci�n o, expresado con otras palabras, la posibilidad de que desde cualquier lugar y mediante cualquier clase de equipo o sistema el individuo puede llegar a una cantidad ingente de datos. Desde este punto de vista Internet es un gran almac�n de informaci�n (aunque ahora ya sea bastante m�s que eso), el mayor que jam�s haya estado a disposici�n del ser humano, cuya cantidad y magnitud resulta imposible de conocer con exactitud.

El segundo de sus rasgos es la multiplicaci�n exponencial de la cantidad de informaci�n a la que el zoon tecnologi.com tiene acceso. Porque la Red ante la que se halla este nuevo individuo es descentralizada, democr�tica, ca�tica, dif�cilmente manejable, altamente redundante y en constante crecimiento. Justamente ese car�cter de colosal base de datos desestructurada supone aspectos particularmente relevantes para un fen�meno como el del ciberperiodismo: el tama�o real aproximado de la cantidad de informaci�n disponible en Internet, su alcance, su accesibilidad, el grado de utilidad y la necesidad de gestionar una log�stica global de la informaci�n.

La tercera de las grandes caracter�sticas es la que se refiere a su movilidad. Por tal concepto entendemos la posibilidad de acceder a todo el conjunto de contenidos de Internet con independencia de que el individuo se encuentre est�tico, ante un ordenador conectado a una infraestructura de cableado o un entorno WiFi, o desplaz�ndose, y emplee un dispositivo m�vil (tel�fono celular o similar). Antes, cuando se trataba de contactar con un individuo el problema estaba en localizarlo (una vez que se hac�a ya se sab�a d�nde estaba). Ahora la situaci�n es la contraria: no importa d�nde est�, siempre se contacta con �l; el quid radica en adivinar d�nde se encuentra [9].

Y, por �ltimo, nos encontramos ante el fen�meno de la capacidad de acceso. Las autopistas de la informaci�n proporcionan un ancho de banda que, al menos en la teor�a, las convierten en el soporte id�neo para dar cabida a la difusi�n de cualquier clase de contenido, sin importar su tama�o. Atr�s quedan las estrecheces habituales propias de los primeros tiempos en la implantaci�n de Internet, cuando no siempre se contaba con una id�nea anchura de banda para soportar los contenidos que circulaban por ella (incluso cuando el acceso a los contenidos de la Red se realizaba a trav�s de las l�neas telef�nicas convencionales, esencialmente preparadas para soportar el tr�fico de voz). No obstante, el proceso es muy distinto en seg�n qu� territorios, lo que ahonda en la noci�n de brecha digital:

La �Brecha Digital� no s�lo se relaciona con aspectos de car�cter tecnol�gico, sino que, cada vez, m�s es reflejo de una combinaci�n de factores socioecon�micos y de limitaciones estructurales, siendo fundamental el nivel de desarrollo de las infraestructuras de Telecomunicaciones. En la actualidad, la �Brecha Digital� que divide a los pa�ses representa casi el doble del nivel medio de desigualdad de los ingresos. (Fundaci�n Auna, 2005, 40).

Si nos atenemos a la segunda de las facetas del zoon tecnologi.com, la referida a su comportamiento como consumidor, hallamos otros cuatro rasgos particularmente destacados, en gran medida conformados a partir de la noci�n de modernidad entendida en el sentido esbozado por Marina (2005, 132):

La modernidad surge con la idea de un sujeto aut�nomo, y su tema constante es la libertad. Cuando Rimbaud dice que �es preciso ser absolutamente moderno�, nos est� diciendo que �es necesario ser relativos�, y tanto �l como Baudelaire exaltan �lo nuevo, lo desconocido, lo ef�mero, lo transitorio, fugitivo, contingente, ambiguo, aleatorio�. En la modernidad culmina un proceso, iniciado en el Renacimiento, de culto por lo nuevo y original en el arte, que acaba delatando su profundo car�cter emancipador.

El primero de estos rasgos tiene que ver con la incorporaci�n de un comportamiento vital consistente en disfrutar de la vida plenamente, con todas sus capacidades (lo que no debe confundirse con vivir al l�mite). Se trata de una actitud mental de estar abierto al cambio que va m�s all� de la edad f�sica de la persona (desde el punto de vista de sus h�bitos de consumo un anciano puede ser moderno y un joven antiguo), as� como de un comportamiento de consumo que se sintetiza en buscar lo nuevo a un buen precio (aunque siempre haya una minor�a que est� dispuesta a comprar lo �ltimo a un precio m�s caro). Todo ello se percibe en su creciente preocupaci�n por el bienestar f�sico y ps�quico, que se manifiesta en la pr�ctica de actividades y en la selecci�n de productos que fomentan su desarrollo integral personal: gimnasios, tratamientos de belleza y antiestr�s, operaciones de cirug�a est�tica, cursos de relajaci�n mental... Tengamos presente que la s�ntesis de esta primera caracter�stica ser�a la de la b�squeda de la eterna juventud, encontrarse bien por fuera y por dentro, lo que no equivale a a�adir a�os a la vida sino vida a los a�os.

En contradicci�n con lo anteriormente indicado nos encontramos con el segundo de los rasgos del zoon tecnologi.com: cada vez dedica m�s horas a su trabajo (incluyendo los desplazamientos desde su hogar), por lo que tiene poco tiempo para compatibilizar su vida profesional con su vida social y dom�stica. La contraposici�n con esa b�squeda del lado m�s hedonista de la vida da lugar a frustraciones de variada �ndole que desembocan en una de las enfermedades con mayores �ndices de crecimiento durante las �ltimas d�cadas: la depresi�n en sus diferentes manifestaciones.

En tercer lugar, lejos del hogar convencional de hace a�os el zoon tecnologi.com nace y, sobre todo, crece en hogares cada vez m�s fragmentados, en los que se producen fen�menos como la emancipaci�n tard�a de los hijos, los nuevos tipos familiares (segundas y terceras nupcias, convivencia entre hermanastros aportados por los respectivos c�nyuges, parejas homosexuales que pueden contar con descendencia adoptada y/o biol�gica), la multiplicaci�n de los hogares unipersonales...

Y, finalmente, desde la perspectiva estrictamente tecnol�gica busca la innovaci�n en los productos como f�rmula para encontrar nuevas prestaciones que mejoren (aunque sea supuestamente) su �modus vivendi�. Y no s�lo eso sino que, adem�s, pretende que la innovaci�n tecnol�gica de dichos productos (entre los que situamos el ciberperi�dico) sea compatible con la simplicidad en su manejo. Precisamente en esta b�squeda de lo f�cil en el dise�o del ciberperi�dico adquiere una importancia capital, tal y como expondremos a continuaci�n.

5. Un nuevo tratamiento formal del producto

No menores est�n siendo las transformaciones en lo que al dise�o se refiere dentro de este cambiante panorama actual de los medios digitales. Son numerosas las investigaciones que durante estos �ltimos a�os inciden sobre este aspecto y que han servido para orientar nuestra l�nea de an�lisis.

Por una parte, las sucesivas ediciones de los Congresos de Periodismo Digital celebrados en Huesca han sentado las bases para comprender los motivos de estos cambios, as� como las nuevas tendencias que se perciben a corto y medio plazo.

Sin �nimo de resultar exhaustivos, en la �ltima edici�n de este evento celebrada en marzo de 2007, un grupo de investigadores del Departamento de Periodismo II de la Universidad del Pa�s Vasco alud�a a esta situaci�n en los siguientes t�rminos (2007, 235-236):

Durante los �ltimos tiempos, los sitios web period�sticos han sufrido una importante transformaci�n desde el punto de vista del dise�o, centrando sus esfuerzos en desarrollar todo su potencial multimedia e interactivo y que han supuesto una verdadera evoluci�n en el sector. Estos grandes retos han dado lugar a un incremento en la participaci�n del usuario, aumentando su fidelidad al medio, y en los contenidos exclusivos.

Varios son los hechos que han influido de forma decisiva en esta transformaci�n. Por un lado, los avances tecnol�gicos, posibilitando la supervivencia de unas empresas period�sticas que atravesaban una importante crisis con p�rdidas continuas de lectores y radio-telespectadores, y de publicidad. Por otro, la utilizaci�n de recursos que incrementan la interactividad entre emisor y receptor de contenidos informativos, hasta el punto de que esa distribuci�n de los roles ha desaparecido, sin llegar a saber, en la actualidad, qui�n es qui�n.

Por otro lado, nos han resultado de particular utilidad para acercarnos a este conjunto de fen�menos referidos al tratamiento formal de la ciberinformaci�n las actividades llevadas a cabo por el Grupo de Trabajo enmarcado dentro de la acci�n europea COST A20, un proyecto cuyo objetivo es aportar an�lisis con los que orientar las pol�ticas europeas relacionadas con los nuevos medios interactivos, as� como el fomento de las redes transnacionales de investigadores, lideradas en Espa�a por los profesores de la Universidad de la Facultad de Comunicaci�n de la Universidad de Navarra Ram�n Salaverr�a y Charo S�daba [10].

De forma paralela cabe decir que, salvando las pertinentes distancias, estos cambios son similares a los que se pudieron percibir en su momento en un producto como el peri�dico en papel en lo que a b�squeda de identidad propia se refiere tal y como subraya McLean (1993, 9):

Aunque las t�cnicas han cambiado, la finalidad del dise�o tipogr�fico sigue siendo la misma. Esto se basa en comunicar palabras: sin ellas la tipograf�a no existir�a. La tipograf�a es el medio del que nos servimos para poner a disposici�n de todo el mundo palabras que alguien ha concebido en su mente y plasmarlas luego sobre un papel.

En buena medida la base inicial en el dise�o ciberperiod�stico radica en la noci�n de inmaterialidad y en los subsiguientes retos que tal planteamiento implica para las empresas de la informaci�n, los periodistas y los propios dise�adores, al margen de los efectos que tiene sobre unas audiencias inicialmente sorprendidas (cuando no abiertamente desconcertadas) ante lo novedoso de un producto que facilita su activa participaci�n en el proceso de conformaci�n, en un sentido kantiano similar al subrayado en un �mbito m�s gen�rico por Burdek (2002, 233):

La categor�a de la raz�n de Kant esboza un horizonte de conocimiento ante el que se puede fundamentar una teor�a l�gica del dise�o, aqu� aplicada bajo el nombre de la teor�a comunicativa del producto (�). Existe desde los a�os setenta un bagaje de instrumentos que se puede aplicar al dise�o descriptiva y gen�ricamente. Descriptivamente en el sentido de que se pueden explicar y criticar de un modo racional con m�todos semi�ticos y hermen�uticos soluciones de dise�o ya existentes. Gen�ricamente, en el sentido de que este bagaje de instrumentos ha probado su eficacia en un gran �mbito del proceso proyectual, y al que por su amplitud, puede emplearse en las tendencias del futuro, como por ejemplo en la transformaci�n del dise�o provocada por la microelecr�nica, dicho en pocas palabras: por la llegada de la inmaterialidad.

Una vez dejado definitivamente atr�s el momento en que de lo que se trataba era �nicamente de trasladar el producto informativo de un soporte papel a otro tan distinto como la pantalla del ordenador [11], �lo que importa, entre tanto, no es la novedad del motivo, sino la revoluci�n del procedimiento� (Machado, 1998, 38), lo cierto es que los cambios que advertimos en los actuales medios digitales se est�n concretando en aspectos como una simplificaci�n en la apariencia externa del producto dise�ado que contrasta con la artificiosidad de a�os atr�s, un acortamiento en los textos que reduce la obligatoriedad en el uso de barras de movimiento, una apuesta por familias tipogr�ficas de m�s f�cil lectura en pantalla y una racionalizaci�n en el empleo de las capas de texto hipervinculadas.

No resulta en absoluto casual que todos estos cambios se produzcan en coincidencia con la extensi�n a amplios estratos de la sociedad de las pantallas con el nuevo est�ndar de resoluci�n de 1.024 x 768 p�xeles. Apuestas como la realizada en su momento por The New York Times o las que se han llevado a cabo en estos �ltimos meses en el caso concreto espa�ol por El Mundo, Marca o m�s recientemente El Pa�s responden a esta tendencia, si bien en ocasiones plantean problemas de navegaci�n a aquellos usuarios que todav�a contin�an empleando ordenadores con pantallas ajustadas al est�ndar de 800 x 600 p�xeles.

Al margen de todo ello, son cinco los grandes cambios que se est�n acometiendo en la actualidad con particular intensidad dentro del mercado ciberperiod�stico:

Considerar definitivamente el ciberperi�dico como un producto continuo (frente a la periodicidad de los medios tradicionales) que ofrece a sus consumidores la actualizaci�n instant�nea (y acumulativa) de sus contenidos como gran valor a�adido.

Fomentar la versatilidad del producto, dado que �ste no agota sus prestaciones en las funciones estrictamente period�sticas sino que tiene otros usos extrainformativos (adquirir determinados productos a trav�s de escaparates virtuales, acceder a chats y foros de debate�).

Tener en cuenta hasta sus �ltimos extremos la hipertextualidad, puesto que en estos momentos los medios digitales son una de las llaves que est�n abriendo las puertas de la Red a los internautas, apostando por dise�os m�s din�micos que faciliten la navegabilidad en sus p�ginas web.

Apostar por la multimedialidad, m�s all� de su consideraci�n como mero elemento de marketing e imagen de marca. La �audiovisualizaci�n� en los contenidos ciberperiod�sticos implica un dise�o que apuesta abiertamente por una potenciaci�n en los enlaces a p�ginas nuevas y a p�rrafos diferentes del texto base como f�rmula para simplificar el proceso de navegaci�n por parte de los internautas.

Potenciar la interactividad. Sin duda alguna el poderoso influjo de la denominada Web 2.0 [12] es algo que incide en la incorporaci�n de nuevos elementos que ya no s�lo permiten sino que fomentan la activa participaci�n de los receptores en el proceso de conformaci�n del ciberperi�dico mediante el empleo de encuestas interactivas, la creciente aparici�n de opiniones de los propios usuarios sobre las informaciones y, sobre todo, en la posibilidad de que los lectores informaciones, un cambio cualitativo que puede ser trascendente en el devenir no s�lo del ciberperi�dico sino del periodismo en s� mismo y que es especialmente visible en lo que se refiere a los blogs [13].

Por si todo lo hasta ahora comentado fuera poco, tambi�n el ciberdise�o se enfrenta al reto de futuro que suponen los nuevos soportes m�viles para acceder a sus contenidos. Si la adaptaci�n del papel a la pantalla del ordenador fue trabajosa no menos puede ser la adaptaci�n de la pantalla del ordenador a la del tel�fono m�vil, lo que plantea dos complicaciones adicionales: en primer lugar, unas dimensiones mucho menores; y, en segundo t�rmino, un interfaz notablemente m�s complicado (Pelta, 2004, 136). Este hecho marcar� algunas de las pr�ximas contribuciones del ciberdise�o m�vil: una simplificaci�n de las interfaces incorporadas a los dispositivos m�viles, hasta conseguir entornos tan amigables como los que hoy podemos tener en nuestras pantallas del ordenador , [14] lo que entre otras cosas va a suponer el desarrollo de una nueva generaci�n de familias tipogr�ficas adaptadas a esta nueva realidad; la apuesta por la flexibilidad, en l�nea con la extraordinaria versatilidad del ciberperi�dico m�vil anteriormente indicada; y, por �ltimo, la profundizaci�n en la noci�n de la interactividad como f�rmula estrat�gica para rentabilizar la extensa gama de servicios que soporta este modelo de negocio.

En definitiva, el panorama actual de los medios digitales se encuentra en un proceso de honda transformaci�n, mucho mayor que el que haya podido sufrir durante los pasados a�os. En la capacidad de adaptaci�n al cambio radicar� el �xito o fracaso de los distintos actores que intervienen en el mismo: empresarios de la informaci�n, que habr�n de seguir innovando en busca de modelos m�s rentables que consoliden su posici�n competitiva en un mercado cada vez m�s exigente; profesionales de la informaci�n, cuyo papel se est� modificando sustancialmente y que precisan de un tipo de formaci�n cualitativamente distinta a la que se les ha proporcionado hasta el momento; y audiencias, todav�a en pleno proceso de comprensi�n de este fen�meno para poder extraerle el m�ximo partido posible.

6. Bibliograf�a

�LVAREZ MARCOS, J. (1999): Tecnolog�as para la Informaci�n Period�stica, Sevilla, MAD.

ARMENTIA, J.I. (2000): �La informaci�n en la prensa digital: redacci�n, dise�o y h�bitos de lectura,en Zer, n�mero 9, Bilbao. P�gs. 183-212.

BURDEK, B. (2002): Dise�o. Historia, teor�a y pr�ctica del dise�o industrial, Barcelona, Gustavo Gili.

CARROLL, B. (2004): Culture Clash: Journalism and the Communal Ethos of Blogosphere. Minnessota, University of Minnessota.

ESTALELLA, R. (2006): �La construcci�n de la blogosfera: yo soy mi blog (y sus conexiones)�, CEREZO, J (director). La blogosfera hispana: pioneros de la cultura digital, Madrid, Fundaci�n France Telecom.

FUNDACI�N AUNA (2005): Informe Anual sobre el Desarrollo de la Sociedad de la Informaci�n en Espa�a eEspa�a., Madrid.

GODAR, S. y FERRIS, S. (2004): Virtual and Colaborative Teams. Process, Technologies and Practice. London, Idea Group Publishing.

KOOLSTRA, C. y BOS, M. (2005): A new instrument for interactivity. Amsterdam, FECC.

LARRONDO, Ainara y Serrano, Ana (eds.) (2007): Dise�o period�stico en Internet, Bilbao, Universidad del Pa�s Vasco.

MACHADO, A. (1998): �El imaginario num�rico: simulaci�n y s�ntesis�, AAVV. El medio es el dise�o, Buenos Aires, Eudeba.

MC LUHAN, M. (1969): La galaxia gutenberg, Madrid, Aguilar.

MARINA, J.A. (2005): Elogio y refutaci�n del ingenio, Barcelona, Anagrama.

MCLEAN, R. (1993): Manual de tipograf�a, Madrid, Tursen Hermann Blume.

MORATH, J., ROETTER, M. y SCHIMMEL, C. (2006): Web reloaded. Driving convergence in the real world? Boston, Arthur D. Little.

PARRA VALCARCE, D. y HERRERA y FRAIRE, J.M. (2003): La publicidad no es s�lo para ricos, Madrid, McGraw-Hill.

--- y �LVAREZ MARCOS, J. (2004): Ciberperiodismo, Madrid, S�ntesis.

PELTA, R. (2004): Dise�ar hoy, Barcelona, Paid�s.

SALAVERR�A, R. y S�DABA, C. (editores) (2003): Towards New Media and Paradigms Content, Producers, Organisations and Audiences. II COST A20 International Conference Proceedings. Pamplona, 27-28 june 2003, Ediciones Eunate.

SERRANO, A. et al. (2007): Dise�o, navegaci�n y usabilidad, Huesca, VIII Congreso Nacional de Periodismo Digital. P�gs. 235-246.

TEJEDA, J.G. (2006): Diccionario cr�tico del dise�o, Barcelona, Paid�s.

TELEF�NICA, S.A. (2004): La Sociedad de la Informaci�n en Espa�a, Madrid.

ZUBIRI, X. (1988): Cinco lecciones de filosof�a, Madrid, Alianza Editorial.

7. Notas

[1] Este trabajo forma parte de las actividades del GIAIP-UCM (Grupo de Investigaci�n y An�lisis de Internet en el Periodismo de la Universidad Complutense), integrado por los profesores de la Universidad Complutense autores del art�culo, dentro del proyecto �Internet en los medios de comunicaci�n espa�oles: Informe anual�.

[2] En este art�culo no entramos a considerar la quinta generaci�n dado que nuestra l�nea de investigaci�n tiene previsto incidir sobre este fen�meno a medio plazo.

[3] Ser�a un error considerar el modelo de pago como un todo homog�neo. Muy al contrario, en la actualidad nos encontramos con cuatro clases dentro de este enfoque: pago parcial o por niveles, el m�s habitual de todos ellos; pago total, cuyo ejemplo paradigm�tico ser�a desde 1995 la edici�n digital de The Wall Street Journal; dual, con un ciberperi�dico gratuito en su versi�n b�sica y otro de pago m�s completo, conforme lleva a cabo Le Monde; y pago seg�n horario, modalidad inaugurada por el diario econ�mico de Singapur The Business Times en marzo de 2003.

[4] Las entrevistas que hemos realizado con distintos responsables de este tipo de proyectos ponen de relieve que entre el extenso abanico de servicios, tanto period�sticos como extraperiod�sticos, que debe soportar este nuevo modelo de negocio si pretende ser viable destacan los siguientes: informativos (contenidos period�sticos generalistas y especializados, consulta de p�ginas amarillas, mapas, planos y gu�as, pron�sticos meteorol�gicos�); de comunicaciones (SMS, MMS, fax, correo electr�nico, navegaci�n por la Red�); comercio electr�nico m�vil (banca inal�mbrica, compra de entradas, reservas de hoteles, participaci�n en subastas online�); ocio y entretenimiento (juegos, chats, hor�scopo, apuestas�); y servicios profesionales de soporte a plataformas (contenidos XML, portales ASP�).

[5] La primera de estas formidables mutaciones se produjo gracias a la invenci�n del alfabeto escrito, un hecho que tuvo una doble repercusi�n: la democratizaci�n del saber, al facilitar el proceso de aprendizaje a partir de la lectura de textos escritos basados en la combinaci�n de un n�mero reducido de signos, lo que simplificaba su conocimiento; y la acumulaci�n del saber, propiciando una reducci�n en los niveles de p�rdida del acervo cultural trasladado por los individuos de generaci�n en generaci�n. Debemos reconocer que la incidencia de este primer cambio fue bastante limitada ya que no propici� una modificaci�n en el patr�n de aprendizaje, que continu� siendo marcadamente oral. Adem�s es obvio indicar que los niveles de alfabetizaci�n mantuvieron un nivel de extraordinaria exig�idad incluso a pesar de los �fogonazos culturales� que advertimos en civilizaciones tan vigorosas como la griega o la romana.
En lo que se refiere a la segunda de las grandes transformaciones, cuyo eje directriz fue la invenci�n de la imprenta, sent� las bases para que lo escrito fuera poco a poco cobrando relevancia hasta consolidarse como la t�cnica por antonomasia. Esta revoluci�n se bas� en dos componentes esenciales: un novedoso soporte material como el papel, que incorporaba un conjunto de valores a�adidos respecto a los soportes preexistentes (papiro, pergamino, vitela�) como ser m�s barato, m�s resistente, m�s duradero en el tiempo, no sujeto a carencias de materias primas para su producci�n y con unos mejores niveles de portabilidad; y un conjunto de innovaciones tecnol�gicas aplicadas a los procesos productivos de los textos escritos en todo lo que tiene que ver con la composici�n e impresi�n de los mismos.
A este hecho hubo que a�adir, como consecuencia directa de lo propugnado por el fen�meno de la Ilustraci�n francesa, la extensi�n de la escuela a grupos crecientes no ya de s�bditos o esclavos sino de la novedosa categor�a moral de ciudadanos expuesta por Rosseau (Sabine, 1980, 427), con los subsiguientes incrementos en los niveles de alfabetizaci�n. La concatenaci�n de un conjunto de nociones como ciencia, felicidad, virtud, raz�n y utilidad resulta clave para explicar tal circunstancia (Touchard, 1979, 304-305). A diferencia de lo que ocurr�a con la primera, esta segunda transformaci�n s� afect� profundamente al ser humano y contribuy� a un verdadero cambio en el modelo de acceso al conocimiento: �ste ya no se adquiere mediante la tradici�n oral sino a partir del aprendizaje de textos escritos en la escuela.

[6] La instrucci�n tradicional de los ni�os de la escuela se�ala la diferencia entre el hombre escriba y el hombre tipogr�fico. La diferencia entre el hombre de la cultura de la imprenta y el hombre de la cultura de los escribas es tan grande como la que existe entre el analfabeto y el que sabe leer y escribir. Los componentes de la tecnolog�a de Gutenberg no eran nuevos. Pero cuando fueron reunidos en el siglo XV se produjo una aceleraci�n en la acci�n social y personal equivalente al despegue (Mc Luhan, 1969, 134).

[7] Hace ya algunos a�os que aludimos a un estudio que se hab�a realizado en 1999 sobre una base de 10.00 estudiantes universitarios de California, cuyos resultados eran altamente significativos: s�lo el 17 por ciento de los varones y el 35 por ciento de las mujeres de entre 18 y 25 a�os eran capaces de aprender a partir de la lectura de un texto. Estos niveles se situaban muy por debajo del grupo generacional de personas mayores de 35 a�os. �Se trataba meramente de una cuesti�n de un bajo nivel educativo? En absoluto; m�s bien de un distinto proceso est�ndar de adquisici�n del conocimiento que dif�cilmente pod�a medirse en funci�n de los par�metros m�s tradicionales (Parra y �lvarez, 2004, 59).

[8] La denominaci�n zoon tecnologi.com pretende ser un homenaje gnoseol�gico al tradicional zoon politikon desarrollado por Arist�teles hace casi veinticinco siglos. El fil�sofo estagirita alud�a a un individuo dotado de voluntad propia, capaz de organizar recursos de muy diversa �ndole para la obtenci�n de unos determinados fines bas�ndose en su racionalidad, as� como de comportarse convenientemente en el entorno que lo rodeaba como f�rmula para integrarse m�s eficazmente dentro del mismo. Se trataba de una noci�n novedosa ya que incorporaba una serie de aspectos innovadores entre los que cabr�a destacar: una forma in�dita de organizaci�n social en la que se afianza la libertad democr�tica; un conocimiento basado en la experimentaci�n dado que sin ella no hay verdad (las ideas son la esencia de las cosas reales, dentro de un cierta noci�n de empirismo epistemol�gico que permite la inserci�n de dichas ideas en el mundo real, incluyendo no s�lo las cosas que se ofrecen al conocimiento sensible sino tambi�n los conceptos abstractos); y una relaci�n hilem�rfica entre materia y forma que implica, entre otras circunstancias, el principio de causalidad (no hay efecto sin causa y todo efecto debe ser proporcionado a su causa) y la estructura integrada del plano biol�gico y reflexivo del individuo de manera unitaria y teleol�gica (Zubiri, 1988, 258).
A la noci�n de zoon tecnologi.com nos hemos referido ya de manera reiterada en distintos libros y art�culos. Como tal concepto fue acu�ado en Parra y Herrera (2003, 182).

[9] No obstante, la aparici�n de los emergentes sistemas de localizaci�n a trav�s del tel�fono m�vil que ofrecen la situaci�n geogr�fica de personas o veh�culos v�a Internet o mediante mensajes SMS ya permite superar este obst�culo.

[10] Esto se concret� en la obra �Towards New Media and Paradigms Content, Producers, Organisations and Audiences�. II COST A20 International Conference Proceedings. Pamplona, 27-28 june 2003.

[11] Es una realidad inequ�voca que la lectura de un texto en la pantalla de un ordenador es menos eficaz que la lectura en el soporte papel, tanto por los niveles de resoluci�n de la pantalla como porque el ciberlector pierde la globalidad que proporciona la posibilidad de ver y palpar en tama�o real propia del peri�dico en papel, lo que en t�rminos de tiempo nos permite indicar que la lectura en pantalla resulta, aproximadamente, un 25 por ciento m�s lenta que la lectura de ese mismo texto en soporte papel (Armentia, 2000, 18).

[12] �Cu�l es la diferencia conceptual entre Web 1.0, 2.0 y 3.0? Una reflexi�n interesante es la que hace An�bal de la Torre: Web 1.0 corresponder�a a Internet expositiva de lectura, Web 2.0 a Internet social de lectura-escritura y Web 3.0 a Internet global de lectura-escritura multimedia. Desde el punto de vista del acceso, Web 1.0 se referir�a a indexaci�n simple, Web 2.0 a la Web sem�ntica manual y Web 3.0 a la Web sem�ntica autom�tica (Bit�cora de An�bal de la Torre: www.adelat.org/index.php).

[13] En relaci�n con lo que ya podemos calificar como el fen�meno de la blogosfera Estalella alude a Efimova y afirma que �La blogosfera no es simplemente el conjunto de blogs y sus contenidos, sino justamente todo eso que est� entre ellos: las conexiones, esas sutiles interacciones que son su esqueleto. Como en una gran ciudad donde su flujo vital circula por las calles y no est� encerrado en los bloques de cemento armado que conforman el paisaje, la vida en los blogs no se desarrolla s�lo en su interior� (2006, 27).

[14] Los notables esfuerzos de los fabricantes de equipos encuadrados en el segmento PMP (Portable Media Players) por mejorar la amigabilidad y las posibilidades interactivas de estos equipos muestran un camino que muy posiblemente habr� de ser seguido por el dise�o period�stico. Un hito tecnol�gico como ha sido el i-POD tambi�n marca una tendencia en este sentido.

 

FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAF�AS:

Parra, David et al (2008): "Proceso de transformaci�n de los cibermedios: los retos de las empresas period�sticas", en Revista Latina de Comunicaci�n Social, 63, p�ginas 63 a 70. La Laguna (Tenerife): Universidad de La Laguna. Recuperado el d�a ____ de ______ de ________, de:
http://www.revistalatinacs.org/_2008/05_Concha_Edo.html
DOI: 10.4185/RLCS-63-2008-749-063-070