Investigaci�n
FORMA
DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAF�AS, SEG�N LA APA:
Torres
Romay,
Emma, 2006: El
tratamiento de la imagen en los atentados del 11-M. Terrorismo y violencia
en la prensa.
Revista Latina de Comunicaci�n Social, 61. La Laguna (Tenerife).
Recuperado el x de xxxx de 200x, de http://www.ull.es/publicaciones/latina/200603torres.htm
[Revisor/ra:
El art�culo aborda no solo un contenido que se inscribe dentro
del �mbito de la revista, sino que la investigaci�n est�
bien realizada. La metodolog�a se explica perfectamente y la selecci�n
de la muestra (los peri�dicos) para realizar el tratamiento de
la imagen en los atentados del 11-M es muy acertada. Al elegir diarios
de tirada nacional espa�ola, junto a diarios regionales y locales,
y, a la vez, realizar una comparativa con diarios internacionales, el
autor o autora ha conseguido dar una imagen de c�mo funciona el
periodismo en el caso de una noticia de alcance mundial, al tiempo que
intuimos cu�les son las diferencias en la jerarquizaci�n
y enfpoque de noticias y, sobre todo, de im�genes, entre unos y
otros. La selecci�n del objeto de investigaci�n es muy interesante,
poque ofrece una gran cantidad de matices que el autor o autora aborda:
desde planteamientos �ticos hasta niveles m�s procedimentales
dentro de la profesi�n, como la maquetaci�n. La bibliograf�a
tambi�n es adecuada. Se trata de una aportaci�n cient�fica
relevante en el campo de la Comunicaci�n.
El
tratamiento de la imagen en los atentados del 11-M. Terrorismo y violencia
en la prensa
The
Treatment of Images in 11-M Terrorist Attacks. Terrorism and Violence
in the Press
Art�culo recibido el 8
de noviembre de 2005
Sometido a pre-revisi�n (Comit� de Redacci�n) el
9
de noviembre de 2005
Aceptado el 11
de enero de 2006
Publicado el 19 de enero de 2006
Dra.
Emma Torres Romay
� [C.V.]
Profesora Ayudante Doctora
Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicaci�n
Universidad de Vigo
emmatr@uvigo.es
Resumen:
En este art�culo pretendemos realizar un an�lisis del tratamiento
que la prensa espa�ola e internacional le dio a las im�genes
de la tragedia del 11 de marzo en Madrid. De esta forma aportaremos ideas
sobre cuales son los l�mites de la libertad de expresi�n
desde el punto de vista del respeto a la propia imagen y, en este caso,
el respeto al dolor. Adem�s incidiremos en la importancia de la
fotograf�a para la prensa y el poder comunicativo de esta. Tomaremos
como fuentes fundamentales la prensa nacional de los d�as 11 y
12 de marzo y las ediciones digitales, tambi�n de esas fechas,
de las cabeceras espa�olas y de los principales peri�dicos
de mundo. Esta comunicaci�n se realiza a partir de un modelo de
an�lisis de la imagen de prensa que se ha desarrollado para la
tesis doctoral que esta realizando la autora.
Palabras clave: medios de
comunicaci�n � prensa � libertad de expresi�n
� imagen y violencia � l�mites � �tica �
terrorismo � atentados � 11 M � Madrid � fotograf�a
de prensa � periodismo � sensacionalismo � periodismo enl�nea
Abstract:
In this paper we want to analyze the pictures publishing in the Spanish
and international newspapers before the Madrid terrorist attack, March,
11. With this research we get some ideas about freedom speech limits:
the respect of the privacy and, in special, the respect of the pain. At
the same time, we�ll remark the importance of the photography in
the press and their communication power. For this research we used the
March, 11 and 12 newspapers of most important Spanish editors and the
digital edition of international press.
Key
Words: mass
media � press � freedom of speech � pictures and violence
� limits � ethics � attacks � 11 M � terrorist
� Madrid � press photograph � journalism � tabloid
� online newspapers
Sumario:
1. Introducci�n. 2. Metodolog�a y objeto de estudio. 3.
Hip�tesis planteadas. 4. La presencia del terrorismo en los medios.
5. La imagen en los medios de comunicaci�n impresos. 6. La imagen
en los atentados terroristas del 11-M. 7. Consideraciones �ticas
sobre la difusi�n de im�genes de las v�ctimas del
terrorismo. 8. Conclusiones. 9. Bibliograf�a. 10. Notas.
Summary:
1.Introduction. 2.Methodology and study object. 3. Inicial hypothesis.
4.Media treatment of terrorist. 5.Pictures in newspapers. 6.Pictures in
11-M terrorist attacks. 7. Ethics view about terrorist victims pictures.
8.Conclusion. 9. Notes
1.
Introducci�n
Los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004 supusieron un desgraciado
hito en la historia de Espa�a. Adem�s de enfrentar a la
sociedad a un nuevo tipo de terrorismo, que era diferente al conocido
hasta entonces, los acontecimientos posteriores consiguieron una movilizaci�n
social sin precedentes y con consecuencias pol�ticas de dif�cil
medici�n.
Tras 25 a�os de libertad de expresi�n, los medios se enfrentaban
a un nuevo reto comunicativo. En este contexto su papel fue fundamental
ya que fueron el principal elemento de transmisi�n de los acontecimientos
a la sociedad. La mayor parte de los medios se posicion� de forma
clara, al lado de las v�ctimas, contra los terroristas y alerta
ante el papel del Gobierno. No entraremos aqu� en el debate sobre
las repercusiones electorales de los atentados y mucho menos en complejo
proceso de informaci�n-desinformaci�n en el que se vio implicado
el Gobierno. Sin embargo, no podemos pasar por alto que el papel de los
medios de comunicaci�n pudo haber determinado la evoluci�n
de los acontecimientos tras el atentado y que, sin duda, fueron cruciales
para conseguir la movilizaci�n de la opini�n p�blica.
En este contexto, pretendemos realizar un an�lisis de las fotograf�as
de prensa empleadas en la cobertura de este atentado. Una noticia ocurrida
en Espa�a pero que, debido a su gravedad, tuvo un alcance internacional.
Nos centramos en lo visual de la prensa por ser este un elemento que tradicionalmente
se obvia en los an�lisis de contenido y que, sin embargo, en muchas
situaciones (como esta) puede ser considerado incluso m�s importante
que la propia informaci�n escrita, debido a su poder de evocaci�n
y de impacto.
De esta forma, el estudio que proponemos permitir� b�sicamente
tres cosas: determinar si existi� una l�nea informativa
concreta, establecer si existi� alg�n problema de tipo �tico
a la hora de informar sobre el dolor y la tragedia y, por �ltimo
poder realizar un an�lisis comparativo para establecer similitudes
y diferencias entre la im�genes publicadas en la prensa extranjera
y en la nacional.
El atentado del 11-M tuvo un balance final de 199 muertos y 1.463 heridos
de diversa gravedad. "Con el sonido de la onda expansiva apenas disipado,
con las retinas repletas de un horror inconcebible, con la actividad desenfrenada
de cientos de brazos y corazones solidarios que r�pidamente llegaron
(...) a los escenarios de la masacre, se abr�a una semana de dolor
desgarrador para cientos de familias afectadas por la tragedia" (Rodr�guez,
2004:10) El tratamiento de este dolor es quiz� el tema m�s
problem�tico desde el punto de vista de la �tica de la informaci�n.
Se trata, por lo tanto de plantearnos una primera cuesti�n: �C�mo
fue representada la tragedia humana en los medios de comunicaci�n?.
En este contexto, en el an�lisis de las im�genes de la prensa
nacional e internacional incidiremos en aquellos aspectos que guardan
relaci�n con la representaci�n de violencia en los medios
de comunicaci�n y as� pondremos sobre la mesa una segunda
pregunta �Donde est�n los l�mites en la reproducci�n
de la imagen de una v�ctima del terrorismo en los medios de comunicaci�n?
Por �ltimo, no podemos obviar que el an�lisis comparado
de la cobertura informativa de un acontecimiento de magnitud internacional,
en los diferentes sistemas medi�ticos, permite trazar l�neas
de convergencia o divergencia tanto de las rutinas profesionales period�sticas
como sobre la creaci�n de un espacio supranacional de debate a
trav�s de los medios de comunicaci�n. De esta forma, como
se�ala Teixeira (1999: 117) "el an�lisis comparado
no es s�lo una estrategia metodol�gica adecuada sino una
forma de asignar un valor relativo a distintos escenarios, de aprender
de quienes marcan la tendencia". Por esa raz�n la �ltima
cuesti�n que nos plantemos es: �Utiliz� la prensa
internacional los mismos referentes gr�ficos que la espa�ola
en sus informaciones? [1].
2.
Metodolog�a
y objeto de estudio
Para la realizaci�n del trabajo propuesto vamos a emplear un sistema
de an�lisis de contenido en este caso, fotogr�fico. En el
mismo tomamos como referencia cuatro par�metros b�sicos:
dos de contenido y dos de forma. En cuanto al contenido se hace referencia
a qui�n es el protagonista de la imagen y d�nde est�
ubicado, es decir, el escenario en el que se desarrolla la acci�n
retratada. En cuanto a la forma, nos referimos al tama�o y ubicaci�n
de la imagen en la p�gina del peri�dico y, en segundo lugar,
al empleo o no del color.
Este modelo, aparentemente simple, ser�a la compilaci�n
de una serie de ideas sobre el an�lisis cualitativo de la fotograf�a
de prensa, que ir�an desde las m�s sencillas, como las aportadas
por Valle (1999): la aplicaci�n del paradigma de Laswell al an�lisis
de lo denotado de la imagen; a ideas mucho m�s complejas en su
desarrollo. Ideas que resume con mucha precisi�n Carlos Abreu (2004)
en un art�culo sobre este asunto.
En el mismo, Abreu menciona los planteamientos de Manuel Alonso y Luis
Matilla, de Luis N��ez Ladeveze y de Terry Barret. Este
�ltimo utiliza el m�todo de desglosar la fotograf�a
en varios niveles que van desde el descriptivo hasta el interpretativo,
pasando por lo explicativo y la conceptualizaci�n te�rica
acerca de las fotos. Igualmente, considera el contexto que las rodea.
De esta forma, encontramos que el an�lisis del significado de las
fotograf�as a trav�s de lo denotado, lo que se muestra en
ella, tambi�n debe ser evaluada por lo connotado, lo que sugiere,
seg�n el criterio de Roland Barthes (Barret, 1990) e incluso se
incide en la necesidad de aplicar un criterio anal�tico distinto
en funci�n de cual se la foto a examinar y, sobre todo, las intenciones
de quien realice el an�lisis.
En cualquier caso consideramos necesaria la existencia de un doble nivel
de an�lisis: el referido al contexto interno, lo evidente de la
foto, y un contexto externo, o situaci�n en la cual una fotograf�a
es exhibida. Nuestro planteamiento para este caso se centra en el contexto
interno, como ya hemos se�alado, pero no obviamos el contexto externo
sino que lo fijamos en nuestro objeto de estudio, donde delimitamos donde
ha sido exhibida la foto.
En este caso pretendemos centrarnos en la prensa nacional e internacional
pero, evidentemente, la necesaria acotaci�n del campo de trabajo
nos lleva a elegir las primeras p�ginas de las cabeceras seleccionas,
debido a su representatividad e importancia "medi�tica"
(debemos recordar que las portadas de los peri�dicos es lo que
los informativos televisivos toman como referencia para evaluar cuales
ser�n los temas de "actualidad" del d�a siguiente),
entre otros muchos factores. Sin embargo, no podemos obviar que, desde
la perspectiva espa�ola, la importancia que pudieron tener los
medios de comunicaci�n internacionales durante esta tragedia, guarda
m�s relaci�n con las posibilidades de acceso a los mismos
a trav�s de Internet. Ante esta evidencia, se decidi� realizar
un doble an�lisis: las portadas de las ediciones impresas de la
prensa nacional y de algunos peri�dicos internacionales y las p�ginas
principales de las ediciones digitales de la prensa internacional y de
algunas cabeceras nacionales.
Debemos aclarar adem�s que, en concreto, se tomaron como referencia
las primeras de la prensa nacional e internacional del 11 y 12 de marzo.
En el caso de Espa�a son fundamentales tres cabeceras, de car�cter
nacional: El Pa�s, El Mundo y Abc aunque no se pasar�n
por alto otros peri�dicos. Adem�s se le presta especial
atenci�n a los numerosos medios regionales y locales existentes
en nuestro pa�s. En el �mbito internacional, las principales
referencias son las de la prensa europea (Francia, Italia y Gran Breta�a
sobre todo) y estadounidense, sin pasar por alto algunos ejemplos de la
prensa latinoamericana.
3.
Hip�tesis planteadas
A partir de este an�lisis intentaremos aportar conclusiones sobre
el tratamiento de los atentados terroristas en los medios de comunicaci�n,
incidiendo en el respeto a las v�ctimas y las limitaciones a la
reproducci�n de im�genes cruentas. Trataremos tambi�n
de determinar cu�les son los criterios empleados para la selecci�n
este tipo de im�genes en los peri�dicos.
La presencia de fotograf�as sobre los atentados en los medios de
comunicaci�n parece incuestionable ya que se trata de un acontecimiento
que es una "noticia excepcional e imprevisible" que se impone
a la "compleja burocracia informativa" y que, por lo tanto,
condicionar�, a partir de ese momento, la agenda informativa (Rodrigo
Alsina, 1993: 108). La cuesti�n es, qu� contenidos pueden
difundir esas im�genes y, en el caso de que existan l�mites
para los mismos, cu�les no.
Otra de las hip�tesis que planteamos guarda relaci�n con
lo afirmado por Azurmendi: "en cuanto a la funci�n de los
medios de comunicaci�n en las situaciones de violencia terrorista
(...) es innegable su papel de doble altavoz de dos discursos contrapuestos,
elaborados a partir de claves diferentes: por un lado, hacen llegar a
la ciudadan�a los diversos planteamientos pol�ticos que
exigen el fin de la violencia; por otros, amplifican los efectos de las
estrategias terroristas, al ser sus protagonistas involuntarios"
(Azurmendi, 2004)
Se trata de un viejo debate que, en el caso de Espa�a, se aplicaba
a los actos terroristas de ETA, y que se relaciona con el hecho de que
los medios de comunicaci�n podr�an estar haciendo "publicidad"
del terrorismo, consiguiendo que este tenga una gran presencia en la sociedad,
incrementando la sensaci�n de miedo e inseguridad en la ciudadana,
algo que, sin duda, se encuentra entre los objetivos de las organizaciones
terroristas de todo el mundo.
Adem�s de estas cuestiones planteamos otras posibilidades, siempre
relacionadas con las anteriores. Como se�alamos al comienzo, la
principal preocupaci�n que suscit� la cobertura informativa
realizada por la prensa durante el 11-M guardaba relaci�n con el
respeto a la v�ctimas y sus familiares. Por lo tanto planteamos
la posibilidad de que la difusi�n de ciertos contenidos de violencia
pueden beneficiar a los terroristas y lesionar los derechos al honor y
la intimidad de los afectados. En cualquier caso, lo que pretendemos es
analizar contenidos, por lo que no entraremos en cuestiones relacionadas
con representaciones ic�nicas ni estil�sticas.
4. La presencia del terrorismo en los
medios
4.1. La relaci�n entre el terrorismo y los medios de comunicaci�n
Quiz� la primera cuesti�n que debemos plantearnos es la
determinar exactamente qu� es el terrorismo para los medios de
comunicaci�n. Llegar a un acuerdo sobre lo que se entiende por
terrorismo es muy dif�cil y consideramos que no es el objetivo
de este trabajo, por lo que confiamos al imaginario colectivo la determinaci�n
del significado de esta expresi�n. Lo que si est� claro
es que, en la definici�n social del terrorismo, los mass media
son los principales condicionantes.
Pero la relaci�n entre los medios de comunicaci�n y el terrorismo
es una relaci�n muy compleja y, adem�s, las teor�as
cl�sicas de la comunicaci�n advierten de la existencia de
una relaci�n muy estrecha entre ambos. Son muchos los autores que,
a la hora de analizarla, han puesto el acento en el elemento propagand�stico
que conlleva. B�sicamente lo que se plantean todos los estudiosos
del tema es si los medios de comunicaci�n condicionan los acontecimientos
terroristas o si son los terroristas los que llegan a condicionar la informaci�n.
En el primer supuesto se plantea que la difusi�n de las acciones
terroristas por parte de los medios de comunicaci�n es una suerte
de propaganda que beneficia a los grupos terroristas al darle cabida a
sus mensajes (aunque estos sean en forma de acto violento) en los media.
En el segundo supuesto se plantea que los grupos terroristas suelen ejercer
una especial presi�n sobre los medios, tanto de forma directa,
amenazando e incluso asesinando a periodistas, como indirecta, condicionando
su agenda de informaci�n.
El problema est�, por lo tanto, en c�mo se representa period�sticamente
este tipo de violencia denominada terrorismo.
"El tema del terrorismo en general, y el papel de los medios de comunicaci�n
ante el mismo es dif�cil no s�lo por la complejidad te�rica,
sino tambi�n por las implicaciones emotivas que suelen desencadenar"
(Rodrigo, 1991: 11)
La realidad actual de los medios nos hace pensar en un sobredimensionamiento
informativo del hecho terrorista. Pero, sobre esto, debemos se�alar
que la naturaleza perversa del terrorismo se presta con demasiada facilidad
a un nerviosismo emocional que empuja a los periodistas a actuar de manera
dubitativa en algunas ocasiones o excesivamente condicionada en otras,
convirtiendo la informaci�n sobre acontecimientos terroristas en
algo muy complejo.
Por lo que se refiere a nuestro pa�s, el terrorismo no es, sin
embargo, un tema nuevo en los medios de comunicaci�n y, por lo
tanto, existe una cierta "experiencia" en el manejo de este
tipo de tragedias por parte de los periodistas, que conocen perfectamente
c�mo reaccionaran sus p�blicos ante una l�nea u otra
del tratamiento de la informaci�n.
Aunque el terrorismo de ETA y el de grupos islamistas �ticamente
puedan ser comparables, desde el punto de vista de sus actuaciones (Jord�n,
2002: 39) y, sobre todo, de su atenci�n medi�tica, no son
iguales. A pesar de esta afirmaci�n, consideramos interesante realizar
una comparaci�n entre ambos desde el punto de vista de la cobertura
que los medios realizan de ellos.
4.2. Evoluci�n de la informaci�n
sobre terrorismo en Espa�a
Efectivamente, la historia reciente de Espa�a est� muy condicionada
por la existencia del terrorismo de ETA y la prensa ha tenido una especial
relaci�n con este tipo de acontecimientos. Como bien se�ala
�ngel Arnedo, director de El Correo, tras la muerte de Franco los
atentados terroristas sufr�an un "semiocultamiento" en
los medios de comunicaci�n; s� se informaba sobre ellos
pero se hac�a de forma escueta y sobre todo sin tener en cuenta
a los familiares de los fallecidos. Esta situaci�n se alarg�
en el tiempo hasta los a�os noventa. Pero el 18 de octubre de 1991
sucedi� algo que marco un cambio en este tratamiento, ese d�a
un equipo de televisi�n tom� im�genes terribles de
la ni�a Irene Villa con las piernas destrozadas, v�ctima
de una bomba.
Seg�n narra Arnedo, "el impacto de aquellas im�genes
emitidas en el telediario de primera hora de la tarde fue horrible porque
nunca hasta entonces se hab�a dado nada as�. Quienes tomaron
la decisi�n de autorizar aquellas escenas lo hicieron, seg�n
comentaron m�s tarde, para mentalizar a los espectadores de la
brutalidad intr�nseca de los terroristas, para remover sus conciencias"
(VV.AA., 2003: 26)
Desde aquel d�a en otras cadenas de televisi�n y en la prensa
comenz� a seguirse la misma pauta de comportamiento y, mientras
se ampliaban los tiempos y los espacios dedicados a los hechos terroristas,
se profundizaba en otra actitud tan nociva con las v�ctimas y sus
familiares como la anterior. Si antes se las ignoraba, o casi, m�s
tarde se pasaba por encima de otras consideraciones �ticas, porque
si bien es cierto que aquellas im�genes remov�an conciencias,
"tambi�n es cierto que no respetaban el dolor ni el decoro
de los de los afectados: cuerpos mutilados, cad�veres en mitad
de un charco de sangre, heridos desfigurados, v�ctimas en posturas
poco dignas, eran fotografiados, filmados, exhibidos, lo que no hac�a
sino aumentar su sufrimiento" (VV.AA., 2003: 27)
La tercera fase fue la de la invasi�n de la intimidad de los familiares.
Otros profesionales colocan como un hito en este periodo el secuestro
y posterior asesinato de Miguel �ngel Blanco por ETA en el a�o
1997. La novia, la hermana y los padres de Blanco aparecieron en todos
los medios de comunicaci�n. Durante este periodo hemos conocido
a docenas, puede que a centenares de familiares de v�ctimas del
terrorismo, las mismas que antes no ten�an cabida en los medios.
Pero el tratamiento dado a las v�ctimas y a las familias en los
�ltimos a�os, guarda un dif�cil equilibrio entre
evitar el ocultamiento de su dolor y el respeto por ese dolor. Aunque
el reconocimiento social de las v�ctimas ha sido una conquista
relativamente reciente de gran importancia, ha ido paralelo a la existencia
de otro debate relacionado precisamente con la difusi�n de im�genes
de esas mismas v�ctimas. �Sirven estas im�genes para
concienciar y dejar patente la perversidad del terrorismo?, �Compensa
este hecho el dolor y sufrimiento que pueda causar?
No podemos negar que la larga lista de atentados registrados en Espa�a
durante demasiados a�os oblig� a los medios de comunicaci�n
a facilitar una informaci�n constante del fen�meno. Esto
supon�a el riesgo de que se produjera una "normalizaci�n"
del terrorismo al considerarlo como algo que se va repitiendo y poco a
poco "cansa" a los lectores y que el dolor y sufrimiento de
las v�ctimas no tuviera el grado de consideraci�n adecuado.
Es evidente que la cobertura medi�tica de los atentados terroristas
de ETA en Espa�a ten�a ciertas particularidades que los
hace muy diferentes a los actos cometidos por el terrorismo internacional
en Nueva York, Madrid y Londres. En un amplio dossier realizado en la
Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicaci�n (dentro de la
materia Documentaci�n Informativa) sobre ETA, centrado en los atentados
y las v�ctimas en el periodo entre 1995 y 1997, se apreci�
como la informaci�n de car�cter pol�tico estaba muy
presente en estas noticias. Pero, sin duda, el dato principal que extraemos
del dossier, guarda relaci�n con aspectos visuales de esa cobertura
informativa. En ning�n caso encontramos im�genes de las
v�ctimas y la crueldad de los atentados semejantes a las que se
publicaron en el caso del 11-M, tan s�lo se deja notar en los desperfectos
materiales y nunca encontramos fotograf�as de heridos o cad�veres.
No sucede lo mismo con los familiares de las v�ctimas que est�n
especialmente presente, sobre todo a partir del asesinato de Miguel �ngel
Blanco.
5. La imagen en los medios de comunicaci�n
impresos
5.1. El poder de la imagen
"La autocomprensi�n que hoy el hombre tiene de si mismo no
proviene de historiadores, soci�logos, o fil�sofos, sino
principalmente de los agentes de comunicaci�n audiovisual. A lo
largo de la historia los mensajes que han moldeado la mentalidad de los
hombres de cada �poca proven�an de la propia experiencia
visual inmediata, de la tradici�n oral y de la tradici�n
escrita [en la actualidad] las im�genes que se difunden por la
televisi�n y el cine impactan muy por encima de nuestro entorno
que visualizamos diariamente. Lo que creemos, pensamos y afirmamos de
la realidad y de nosotros mismos est� condicionado por aquello
que se oye, se escribe y se ve a trav�s de los medios de comunicaci�n"
(Bonete, 2000: 16-17)
Podemos hablar de la "galaxia visual" en la que la mayor parte
de la informaci�n tiene forma de imagen, sea est�tica o
en movimiento. En el caso que nos ocupa estamos hablando de imagen fotogr�fica
que, efectivamente, a diferencia de las im�genes de televisi�n,
es est�tica; sin embargo, lejos de convertirse en un impedimento,
la posibilidad de congelar y fijar una imagen facilita que quede grabada
en la memoria, con lo que la efectividad a largo plazo es mayor. De hecho,
una de las funciones que se atribuye a la fotograf�a es, precisamente,
la de servir de recuerdo o memoria hist�rica.
La fotograf�a permite captar y detener un instante concreto, una
expresi�n o un gesto de dolor determinados; y permite, asimismo,
seleccionar y ampliar detalles que de otro modo incluso podr�an
pasar desapercibidos para el receptor. El poder comunicador de la imagen
fotogr�fica es incuestionable y la capacidad de lectura de esas
im�genes por parte de la opini�n p�blica va m�s
all� que otros sistemas de comunicaci�n, ya que nos habla
de una amplia capacidad de interpretaci�n subjetiva. Como se�ala
Baeza (2001: 158)
"Es sabido que la imagen en general y la fotograf�a en particular
no es un tipo de mensaje objetivo, ni universal y ni siquiera evidente
en su apreciaci�n. Ya se ha dicho que, en mayor o menor grado,
la fotograf�a es polis�mica, es decir, que puede adoptar
diferentes sentidos y que �stos dependen, hay que repetirlo, de
la finalidad a la que la fotograf�a se destina y del contexto que
tiene, as� como del que la rodea".
Cuando vemos una imagen no percibimos solamente su estructura visual sino
que tambi�n la interpretamos como si se tratara de un texto no
escrito. Con la diferencia de que esa interpretaci�n es mucho m�s
abierta. Este hecho, junto a la mencionada capacidad de recuerdo que provoca
la imagen, nos lleva a plantearnos �Puede controlarse el impacto
que puede provocar en el p�blico receptor una imagen?
6.2. La importancia actual de la fotograf�a
de prensa
La anterior quiz� sea una de las dudas que se plantean los peri�dicos
a la hora de seleccionar sus im�genes. En la prensa se utilizan
las fotograf�as para ilustrar historias, como art�culos
de inter�s en si mismas y tambi�n por su valor en dise�o
(Keene, 1995:195). La fotograf�a de prensa es fundamental como
elemento transmisor de informaci�n por muchas razones. La primera
de ellas es la capacidad comunicativa de la imagen. El receptor puede
captar el contenido de una imagen con mayor rapidez que si tiene que leer
o escuchar una noticia. Y adem�s la imagen fotogr�fica puede
ser entendida con facilidad por todos los receptores, en el sentido de
que se puede reconocer lo que se est� viendo; otra cosa es que
se entienda, que se conozca o no su significado, lo que depender�,
entre otras cosas, del contexto que reciba, del mensaje escrito que lo
acompa�e y del nivel educativo del receptor. (L�pez, 1998:
159).
De esta forma, lo transmitido por el texto puede ser f�cilmente
resumido en una imagen.
En segundo lugar, debemos apuntar la capacidad de la fotograf�a
para captar la atenci�n del lector. Las fotograf�as, como
los titulares, los gr�ficos, las �reas de texto tipo bold
y la publicidad atraen la atenci�n de los lectores (Keene, 1995:
195).
Podemos apuntar una tercera y pol�mica raz�n para determinar
la importancia de la fotograf�a en la prensa, su capacidad para
transmitir objetividad. Vilches (1993: 19) se�alab:
"La foto de prensa en mayor grado que el texto escrito aparece con
una tremenda fuerza de objetividad. Si una informaci�n escrita
puede omitir o deformar la verdad de un hecho, la foto aparece como el
testimonio fidedigno y transparente del acontecimiento o del gesto de
un personaje p�blico. Demostraremos que esto no es as� por
m�ltiples razones".
Entre estas razones est�n la multiplicidad de interpretaciones
que permite la imagen, aunque es innegable que la fotograf�a produce
una "impresi�n de realidad" que, en el contexto de la
prensa, se traduce en una "impresi�n de verdad".
Nos encontramos, por lo tanto, en un punto en el que la prensa intenta
valerse de la capacidad comunicativa de la imagen para intentar captar
la atenci�n de lector, buscando transmitirle un mensaje te�ricamente
veraz. Pero, la implicaci�n de la audiencia con el contenido de
las im�genes informativas es indistinta del tipo de noticia. De
tal manera que la implicaci�n puede ser igualmente alta con noticias
duras que con noticias blandas (Arroyo, 2000: 103)
"Las informaciones truculentas ilustradas con im�genes impresionantes,
se cotizan muy bien de cara al p�blico. (...) Al parecer las audiencias
de los medios encuentran un atractivo especial en el suceso sangriento
(...) Ese tremendismo gr�fico ha dado lugar en ocasiones a fotograf�as
absolutamente inolvidables que han dado vuelta al mundo". (Soria,
1997: 216)
Podemos poner ejemplos. Esta claro que la mayor parte de los espa�oles
recuerdan el cuerpo destrozado de Irene Villa, el militar de Salamanca
que, con el cuerpo desgarrado, dec�a a los que quer�an auxiliarle
que atendieran antes a los dem�s; y tampoco olvidamos a aquel guardia
civil que llevaba en brazos el cad�ver de su hija muerta por el
coche bomba contra la casa cuartel de Vic.
Fuera de Espa�a, la publicaci�n de la foto del cad�ver
del l�der de Democracia Cristiana Italiana, Aldo Moro, metido en
el maletero de un coche tras cincuenta y cinco d�as de secuestro
en manos de los terroristas de las Brigadas Rojas dio a los ciudadanos
de aquel pa�s la verdadera dimensi�n del desaf�o
al que se enfrentaban. En Sarajevo, las im�genes de muertos y heridos
mientras hac�an cola para comprar alimentos fueron el detonante
para que la comunidad internacional, que hasta entonces hab�a ignorado
el conflicto bosnio, se implicara en la b�squeda de una soluci�n.
La imagen fotogr�fica es uno de los lenguajes de comunicaci�n
m�s apto para reflejar la expresividad y comunicabilidad del sufrimiento
y del dolor y los medios de comunicaci�n lo saben. Pero este tipo
de im�genes, �son sensacionalismo gr�fico o son m�s
bien, puro y duro periodismo, pura y dura informaci�n?. La publicaci�n
o no de im�genes de violencia o de dolor intenso, o dramatismo
extremo, plantea problemas �ticos, a veces muy graves, que afectan
a los fot�grafos y a sus directores. (Soria, 1997: 216).
En el caso de cat�strofes como la del 11-M la importancia de la
imagen es indiscutible. Rodr�guez C�rcela destaca, en su
an�lisis sobre la cobertura informativa del 11-S en Nueva York,
que el primer elemento de consideraci�n en las informaciones sobre
este atentado es el visual, la fotograf�a y la imagen en general.
Las fotograf�as de grandes dimensiones que abrieron las portadas
de ese d�a funcionaban como noticias y testimonios para ver o mirar
la magnitud del hecho y comprobar la veracidad de los mismos (Rodr�guez
C�rcela, 2002). La importancia de estos elementos queda tambi�n
demostrada en el trabajo que McMeel que analiz� m�s de 150
portadas de peri�dicos de todo el mundo.
Adem�s de todo lo anterior, y como venimos comentando, la pol�mica
sobre la adecuaci�n o no de publicar ciertas im�genes violentas
o duras surge enseguida. En el caso del 11 de septiembre en Nueva York,
la mayor�a de los diarios estadounidenses evitaron, al menos en
las portadas, las escenas m�s duras como las de las personas lanz�ndose
por las ventanas, en cuanto a los atentados de Londres, tales im�genes
no s�lo no fueron difundidas sino que no fueron realizadas.
De cualquier forma, en todos los contextos, la pol�mica en torno
a la publicaci�n de fotograf�as de contenido violento es
tan antigua como el fotoperiodismo: "ya en la primera guerra fotografiada,
la de Crimea, las im�genes tomadas por Fenton fueron censuradas
para no asustar a las familias de los soldados, aunque fue en este mismo
conflicto b�lico en el que otro fot�grafo, James Robertson,
fotografi� por primera vez muertos en combate" (Sousa, 2003:
44-45)
Dada la importancia pues, de la fotograf�a, analizaremos, en primer
lugar los contenidos de las im�genes publicadas por la prensa el
11 y el 12 de marzo, para despu�s realizar las correspondientes
consideraciones �ticas sobre el asunto. Lo principal que debemos
tener en cuenta es que las ediciones especiales de los diarios espa�oles
del 11 de marzo mostraron claramente el protagonismo de la fotograf�a,
con la publicaci�n de m�s y mayores fotos de lo que es habitual
en el dise�o de los peri�dicos espa�oles.
6. La imagen en los atentados terroristas
del 11-M
6.1. La prensa nacional
a) Las primeras del 11 y el 12-M
El especial de El Mundo en Internet sobre los atentados inclu�a
un resumen de los diarios se�alando que "Las palabras que
utilizan los peri�dicos para definir los atentados terroristas
que ayer sembraron el caos en Madrid dan idea de la magnitud de la tragedia.
Pero nada como las fotograf�as de las portadas. Cuerpos de j�venes
destrozados entre los restos de los vagones y personal de emergencias
atendiendo a los heridos en las v�as del tren ilustran las primeras
p�ginas de la prensa espa�ola y europea en uno de los d�as
m�s tristes de nuestra historia".
Nos encontramos por lo tanto en un escenario real de extrema crudeza.
Los atentados del 11-M en Madrid fueron unos atentados muy directos, a
diferencia de lo que sucediera en el 11-S en Nueva York en Madrid los
cuerpos salieron despedidos del tren y llegaron a la calle, al lado de
la gente. Los bomberos no recogieron cenizas, recogieron restos humanos.
Ante esta realidad los medios de comunicaci�n debieron plantearse
c�mo comunicarla.
Pr�cticamente todos los peri�dicos de tirada nacional pusieron
en los quioscos una edici�n especial en el mediod�a del
11 de marzo. Estas ediciones coincidieron en colocar en sus primeras las
im�genes del amasijo de hierros en que quedaron convertidos los
trenes. En el caso de Abc la imagen se acerca a los bomberos que
estaban trabajando en sacar a las v�ctimas del interior de los
trenes sin que podamos ver de forma directa ning�n cuerpo aunque
la existencia de este se sugiera en la manta que est�n colocando
en la esquina izquierda de la imagen.
El Mundo tambi�n elige una imagen semejante en la primera
de su edici�n especial aunque en este caso es un plano m�s
general en el que se pueden ver esparcidos por el suelo algunos rastros
de sangre. Y todav�a m�s general es el plano desde el que
se toma la imagen de El Pa�s publicada en 11 de marzo, y
aqu� si pueden verse lo que se supone que son cuerpos tapados con
mantas.
En los tres casos anteriores estamos hablando de im�genes en color
a cinco columnas en la parte superior de la p�gina, dejando un
peque�o espacio de texto bajo la misma. No es as� en el
caso de La Raz�n que llev� a su primera en la edici�n
especial una imagen a toda p�gina de un joven con la cara ensangrentada
sentado en el suelo en una fotograf�a firmada por Jos� Huesca,
que ser�a muy repetida en las distintas cabeceras.
Pero estas primeras im�genes seleccionadas pudieron ser fruto de
la premura de publicar una segunda edici�n del peri�dico
que sali� a la calle en un tiempo record. Debemos suponer que la
selecci�n de las im�genes fue m�s reflexiva en la
edici�n del d�a 12. Sin embargo, nos encontramos con que
El Pa�s, que el d�a anterior hab�a escogido
una imagen general del tren, cuando las fuerzas de seguridad ya estaban
trabajando y los cuerpos se agachaban bajo mantas, eligi� para
el d�a 12 una imagen de instantes despu�s de la explosi�n
en la que pod�an verse un gran n�mero de heridos sobre las
v�as e incluso, en primer t�rmino algo que pod�a
ser identificado como restos humanos. El interior de este peri�dico
no era menos impactante. La imagen que abr�a la secci�n
de Espa�a ense�aba en tren destrozado pero con las v�ctimas
a�n en su interior, en este caso la imagen se reproduc�a
en blanco y negro al igual que otras diez im�genes (una por p�gina)
que ilustraban todas las informaciones. De entre todas ellas, en dos ocasiones
se pudieron ver restos humanos de forma directa, una de estas era del
interior de uno de los trenes, en otras muchas ofrec�an primeros
planos de personas heridas y las restantes mostraban a los fallecidos
pero tapados por mantas o bolsas.
Abc eligi� otra imagen que tambi�n ser�a muy repetida,
la del personal del SAMUR alineando los cad�veres metidos en bolsas
negras. Una imagen a cinco columnas que era mucho menos impactante que
la que llev� El Mundo a su primera, donde se pod�an
ver claramente los cad�veres destrozados de dos j�venes.
Por su parte, La Raz�n realiz� un foto-montaje con
las letras "11-M" colocando en el interior de las mismas im�genes
de heridos ensangrentados e incluso una mujer fallecida a la que, en este
caso borr� los ojos para evitar su posible reconocimiento.
Pero podemos ir m�s all� de esta simple descripci�n
de im�genes y realizar una clasificaci�n de los diarios
regionales y nacionales seg�n el contenido de la fotograf�a
que eligieron para su portada del 12 de marzo. As�, nos encontramos
con cinco categor�as b�sicas para clasificar las primeras
de los peri�dicos: a) cad�veres ocultos; b) heridos; c)
cad�veres; d) otros contenidos y e) sin fotograf�a (Cuadro
1)
Del cuadro deducimos que las im�genes que se transmitieron tuvieron
un protagonista fundamental, los fallecidos. Tanto de forma indirecta,
tapados bajo una s�bana, como directa, con primeros planos de cad�veres.
Aunque los heridos parecen non tener tanta presencia, debemos matizar
que si eran mayoritarios en las p�ginas interiores, por lo menos
de los principales diarios.
CUADRO
1. CLASIFICACI�N PRENSA NACIONAL SEG�N LA IMAGEN DE LA PRIMERA
P�GINA
a
|
Abc |
Diari
de Girona |
Diari
de Tarragona |
Diario de Burgos |
Diario
de Mallorca |
Diario
de Navarra |
Diario
de Noticias |
Diario
Monta��s |
El
Norte de Castilla |
El
Progreso de Lugo |
El
Punt |
Heraldo
de Arag�n |
La
Gaceta de Salamanca |
La
Opini�n de A Coru�a |
La
Opini�n de M�laga |
La
Opini�n de Tenerife |
La
Opini�n de Zamora |
La
Rioja |
La
Vanguardia |
Levante
|
�ltima
Hora |
|
|
|
b
|
El
Comercio |
El
Correo |
El
Pa�s |
|
c
|
Avui
|
Diario
Vasco |
El
Correo de Andaluc�a |
El
Correo Gallego |
El
Mundo |
Faro
de Vigo |
Hoy
|
La
Nueva Espa�a |
La
Voz de Galicia |
|
|
|
d
|
Diario
de Sevilla |
El
Peri�dico |
Granada,
Hoy |
La
Raz�n |
e
|
El
D�a |
Deia |
|
|
b)
Prensa nacional en Internet
En este punto debemos destacar los especiales que los medios de comunicaci�n
colgaron en Internet. Todos ellos ten�an como un elemento b�sico
de su contenido galer�as de im�genes sobre la tragedia.
En El Mundo [2] el link se�alaba "Las
im�genes m�s impactantes" ofreciendo un amplio cat�logo
clasificando las fotos en atentados, v�ctimas, caos en la capital,
Espa�a grita no, portadas, reacciones, el d�a despu�s
y Espa�a en la calle. En las im�genes no se pueden ver fallecidos
(excepto en una ocasi�n) ya que est�n adecuadamente tapados,
pero si muchos heridos f�cilmente reconocibles.
El especial 11-M de la versi�n digital de El Pa�s
(conjunto con la Cadena Ser y CNN+) [3] es un compendio
de distintas "Fotogaler�as" que van acompa�ados
de algunos multimedias, v�deos, gr�ficos y grabaciones de
los testimonios que se recogieron en la Cadena SER. La galer�a
m�s amplia es la que lleva el t�tulo de "Atentado Terrorista
en Madrid" que clasifica las im�genes en los atentados, testimonios,
manifestaciones, impacto en el mundo (portadas de prensa) y vidas rotas.
Este �ltimo es muy destacable ya que se incluyen las fotograf�as
de los fallecidos en los atentados, incluyendo la anotaci�n de
que 26 familiares no quisieron que la imagen de sus seres queridos se
publicaran, algo que no evita sin embargo que aparezcan sus nombres. En
el caso de El Pa�s se repite lo sucedido con El Mundo
no podemos ver a fallecidos pero si a numeroso heridos.
Estos especiales fueron elaborados d�as despu�s, aunque
sirven para darnos una idea de la importancia que ten�a la imagen
para estos peri�dicos. Sin embargo, durante el 11 y el 12 de marzo
la prensa on-line tuvo un papel primordial. Las ediciones digitales de
los peri�dicos redujeron sus portadas y aumentaron la capacidad
ante la avalancha de consultas. Los principales peri�dicos nacionales
se vieron obligados optar medidas excepci�n para poder mantener
los webs operativos en la Red ante el aumento de visitas de internautas
durante toda la ma�ana. El Pa�s.es tom� la
decisi�n de abrir el peri�dico a todos los navegantes, ya
que habitualmente es de acceso restringido. Adem�s, redujo la portada
a la mitad, eliminando muchos contenidos sobre otros temas, quit�ndolo
peso. Mientras, t�cnicos de El Mundo.es se�alaban
que hab�an tenido que quintuplicar el ancho de banda ante el incremento
del n�mero de visitas y optimizaban sus recursos por si fuera necesario
seguir ampliarla. Al igual que El Pa�s.es dispon�an
de una portada corta, con contenidos exclusivamente dedicados al atentado.
En cuanto a la edici�n digital de Abc, tuvieron alg�n
problema debido a que el tr�fico habitual se hab�a multiplicado
por seis o siete veces. Por eso, a primeras horas de la ma�ana
se tom� la decisi�n de prescindir de la publicidad y de
algunas im�genes para aligerar la p�gina.
Todo ello deriv� en que se redujeran las fotograf�as incluidas,
pero en ning�n caso se eliminaran ya que, desde los comienzos de
la prensa digital, la imagen es uno de los elementos fundamentales.
c) La repetici�n de im�genes
A pesar de tratarse de un suceso que aconteci� en el centro de
Madrid, por lo que los medios de comunicaci�n tuvieron relativamente
f�cil acercarse al lugar de los hechos, podemos se�alar
que no nos hemos encontrado con una ingente cantidad de material gr�fico
en los peri�dicos. De hecho, llama especialmente la atenci�n
el nivel de repetici�n de im�genes que se ha producido tanto
en medios nacionales como internacionales. Algunos peri�dicos incluso
coincidieron con su fotograf�a de portada, como recogemos en el
siguiente cuadro (Cuadro 2):
CUADRO
2: PRENSA AGRUPADA POR REPETICI�N IMAGEN PRIMERA
1
|
Diari
de Tarragona, Diario de Noticias, La Opini�n de M�laga,
�ltima Hora
|
2
|
Diario
de Mallorca, Diario de Burgos
|
3
|
Diario
Vasco, Faro de Vigo, El Correo de Andaluc�a, La Nueva Espa�a,
Hoy, La Voz de Galicia
|
4
|
El
Correo, El Comercio
|
5
|
Diario
de Sevilla, Granada Hoy
|
6
|
La
Opini�n de A Coru�a, La Opini�n de Tenerife
|
7
|
La
Opini�n de Zamora, El Progreso de Lugo
|
8
|
Diari de Girona, Levante
|
Siendo
las fotograf�as las siguientes
1) Bomberos, m�dicos, jueces y personal del Samur rodeando un cad�ver
tapado con una manta que sostienen lo bomberos. Delante del tren destrozado.
2) Restos del tren desde un plano medio. Pueden verse escombros mezclados
con restos humanos.
3) Dos bomberos con s�banas van tapando los cad�veres, en
medio el cuerpo destrozado de una mujer.
4) Varios j�venes heridos en el polideportivo donde estaban siendo
atendidos.
5) Primer plano de una mujer llorando.
6) Personal del SAMUR va alineando los cad�veres metidos en bolsas
negras.
7) Boquete del tren con mantas y s�banas que tapan su interior.
8) Plano general del tren con hospital de campa�a y cad�veres
alineados.
En muchos casos esta repetici�n puede venir dada por el hecho de
lo varias cabeceras pertenezcan a un mismo grupo period�stico que,
por cuestiones de rentabilidad, publica las mismas im�genes (Diario
de Sevilla; Granada, Hoy). En otros las razones no est�n tan
claras y se puede hablar de coincidencia en los criterios de selecci�n
de las im�genes.
El caso es que la repetici�n produce un efecto de fijaci�n
de la imagen en la memoria del receptor. Si consideramos el factor de
que "en los puestos de peri�dicos, en los que est�n
compitiendo con otros, los potenciales compradores s�lo pueden
ver la mitad superior del peri�dico" (Keene, 1995: 195) en
la que, en muchos casos, se encontrar�an una imagen com�n.
Si tenemos en cuenta, adem�s, que la mayor�a de im�genes
en las que hay coincidencia pueden considerarse de "impacto",
ya que en todas ellas estaban presentes lo fallecidos, nos encontramos
ante el hecho de que la simple visi�n del quiosco transmite una
sensaci�n clara de tragedia y desastre.
d) Im�genes paradigm�ticas
"Todav�a est�n muy recientes en el recuerdo de todos
nosotros, y a�n lo estar�n durante mucho tiempo, las terribles
im�genes del 11-M. Son realmente tr�gicas y brutales, algo
que nunca hab�a pasado y de una magnitud inimaginable hasta el
momento en nuestro pa�s. Es imposible no sentirse conmovido ante
la visi�n de algunas escenas realmente terribles" (Pacheco,
2004: 125)
Relacionado con lo anterior, podemos se�alar una serie de im�genes
que han tenido una particular difusi�n en los medios de comunicaci�n.
Fotograf�as que "dieron la vuelta al mundo" de la mano
de los peri�dicos que las repitieron en innumerables ocasiones
tanto en su primera como en p�ginas interiores y tanto en su edici�n
digital como en la empresa. Podemos poner dos ejemplos fundamentales,
una de un herido y otro de un fallecido.
En el primer caso debemos hablar de la fotograf�a de un joven vestido
con cazadora azul y sentado en el suelo con la cabeza ensangrentada y
un ojo amoratado, imagen que en muchas ocasiones aparece firmada por Jos�
Huesca y en otras por Efe. Esta imagen incluso es portada de uno
de los muchos libros que se han publicado sobre el atentado (De Diego,
2003) pero previamente la encontramos en la portada de La Raz�n
y en la edici�n especial del 11 de marzo. Al d�a siguiente
era imagen de primera en Liberation (Francia) y estaba en las p�ginas
interiores de El Pa�s, el Faro de Vigo, La Voz de Galicia, El
Mundo... y en la portada de las ediciones digitales de El Universal
(M�xico) y The Times (Gran Breta�a) adem�s
de formar parte de las galer�as de im�genes de El Pa�s
y El Mundo tambi�n en sus ediciones digitales. Incluso
yendo m�s all�, llama la atenci�n que este mismo
joven sea el protagonista de una imagen distinta que tambi�n estaba
presente en m�s de un peri�dico, concretamente en dos medios
tan alejados como Los Angeles Times (USA) y Die Welt (Alemania).
La segunda de las im�genes "paradigm�tica" es
la de una mujer fallecida entre los escombros del interior del tren. Puede
verse su cara con toda claridad aunque esta est� desfigurada por
la explosi�n. Es una imagen muy impactante que sin embargo ocup�
numerosas primeras en Espa�a (Diario Vasco, Faro de Vigo, El
Correo de Andaluc�a, La Nueva Espa�a, Hoy, La Voz de Galicia)
y fuera de Espa�a (El Correo de Cuba, El Nuevo Herald) pero
que no est� presente en Internet. En todos los casos fue reproducida
en color, incrementando as� su impacto. Ambas im�genes son
perfectamente identificables a pesar de no incluir referencias directas
al tren o al lugar del atentado.
Podr�amos mencionar otros muchos ejemplos de fotograf�as
que, sin duda, han pasado al imaginario colectivo, como la de los cad�veres
metidos en bolsas negras alineados junto al tren, o la del propio tren
en Atocha. Pero lo importante en este caso es determinar �Qu�
es lo que provoca que una imagen consiga tanto nivel de reconocimiento?
Durante el 11-S la imagen de las torres gemelas fueron las elegidas por
los peri�dicos norteamericanos y de todo el mundo para abrir sus
ediciones, concretamente "aquellas en las que se evidenciaba de un
modo m�s claro la ca�da del icono capitalista por excelencia.
En cierto modo, para el lector norteamericano no era necesario contextualizar
el significado conceptual ni la ubicaci�n geogr�fica de
las estructuras arquitect�nicas y por eso no fue preciso ofrecer
grandes perspectivas fotogr�ficas de la ciudad neoyorquina envuelta
bajo el manto gris del polvo y humareda" (Lens, 2005: 150). Una elecci�n
que parec�a incuestionable y que, adem�s respond�a
a una l�nea precisa de la prensa estadounidense. La selecci�n
de las im�genes no era por lo tanto tan sencilla en el caso de
Madrid, donde el atentado se produjo en las v�as.
6.2. Prensa internacional
La repercusi�n internacional de los atentados de Madrid record�
al impacto que caus� el 11 de septiembre. Muchos medios mantienen
en sus webs especiales sobre el ataque. La tarde del 11 de marzo todos
los peri�dicos y televisiones con Internet llevaron a sus portadas
las im�genes de lo sucedido en Atocha. Las primeras p�ginas
del d�a 12 reflejaron, en su mayor�a, el pesar de la comunidad
internacional. Muchas de las im�genes empleadas por la prensa internacional
en sus ediciones digitales ya hab�an sido publicadas en Espa�a
aunque, por regla general, se escogieron aquellas que parec�an
tener menor impacto, es decir, se evitaron los cuerpos mutilados que en
Espa�a si fueron publicados.
Podemos intentar hacer un repaso por las principales cabeceras del mundo,
con especial referencia a las europeas, para intentar describir cuales
fueron las fotograf�as que eligieron para ilustrar las informaciones
sobre el atentado. Aunque muchos de los peri�dicos, al igual que
en Espa�a actualizaron sus p�ginas web el propio d�a
11, vamos a centrarnos en el 12 puesto que fue el d�a en que todos
coincidieron en abrir con esa informaci�n.
o Clar�n (Argentina) Dos polic�as inspeccionando
las v�as con el tren explotado al fondo.
o El Correo de Cuba (Cuba) El cad�ver de una mujer entre
los escombros.
o El Universal (M�xico) Un joven con la cabeza ensangrentada
sentado en el suelo (imagen de Jos� Huesca)
o Financial Times (Gran Breta�a) Bomberos sacan los cad�veres
del interior del tren mientras los servicios m�dicos colocan mantas
para taparlos.
o The Times (Gran Breta�a) Un joven con la cabeza ensangrentada
sentado en el suelo (imagen de Jos� Huesca)
o Frankfurter Allgemaine Zeitung (Alemania) Plano general del tren.
o Il Corriere de la Sera (Italia) Un hombre con la cabeza ensangrentada
tapado con una manta.
o La Repubblica (Italia) Bomberos sacando un cad�ver del
interior del tren.
o Le Figaro (Francia) Bomberos sacan los cad�veres del interior
del tren mientras los servicios m�dicos colocan mantas para taparlos.
o Le Monde (Francia) Plano general del tren con hospital de campa�a.
o Liberation (Francia) Plano detalle del boquete abierto por la
bomba en el tren con varios cuerpos tapados con s�banas.
o The New York Times (USA) Servicios m�dicos trasladando
a un herido con la cabeza ensangrentada.
o USA Today (USA) Plano detalle del boquete abierto por la bomba
en el tren con varios cuerpos tapados con s�banas.
o El Nuevo Herald (USA) El cad�ver de una mujer entre los
escombros.
Tambi�n podemos acercarnos a alguna de las ediciones impresas.
As� nos encontramos con que The Washington Post abri�
edici�n con la misma fotograf�a que publicaba El Pa�s
a cuatro columnas, a�adiendo una fotograf�a de menor tama�o
en la que se pod�a ver el traslado de un herido, imagen que era
la misma que ten�a en la portada de su edici�n digital The
New York Times.
Este mismo esquema de dos im�genes fue el empleado por Los Angeles
Times que inclu�a en su primera una fotograf�a principal
a 3 columnas de los restos del tren con unos cad�veres tapados
por s�banas, similar a la que se encuentra en la portada de las
ediciones digitales de Liberation y La Repubblica y una
secundaria de menor tama�o en la que se puede ver a un joven herido
que, a pesar de no ser la misma imagen de Jos� Huesca, es f�cilmente
identificable como la misma persona. Esta misma imagen es la que emplea
el peri�dico alem�n Die Welt en su edici�n digital.
La prensa internacional tuvo una repercusi�n muy especial en nuestro
pa�s. Estamos hablando, por supuesto, da prensa a trav�s
de Internet. La ma�ana del 11 de marzo se produjeron dos millones
de conexiones a la red para ampliar informaci�n sobre el atentado.
Seg�n datos del Observatorio Espa�ol de Internet (OEI),
la b�squeda de informaci�n sobre el atentado multiplic�
por ocho el tr�fico de Internet en Madrid. Probablemente este hecho
guarde m�s relaci�n con la falta de informaci�n por
parte de las autoridades espa�olas y la confusi�n creada
respecto a la autor�a del atentado que a cuestiones relacionadas
con la calidad y veracidad informaciones de la prensa nacional.
Pero lo m�s llamativo de todo esto es la diferencia existente entre
el tratamiento informativo otorgado al 11-M y el que se le dio posteriormente
al 7-J. En el caso de los atentados de Londres el 7 de julio, se volvi�
a abrir el debate sobre la �tica period�stica en el tratamiento
de las v�ctimas. Sin embargo, se trato de un debate que aport�
nuevos elementos. El 7-J marca para mucho el d�a de la decadencia
del periodismo oficial y el inicio de la era del periodismo c�vico
o espont�neo. Los atentados de Londres se caracterizaron por una
sobredosis de informaci�n en la cadena global permanente de medios,
dejando al p�blico con la sensaci�n clara de que algo grave
hab�a pasado pero, al mismo tiempo, fue un acontecimiento sin a
penas im�genes, existiendo un vac�o (planificado) de informaci�n
visual en una tendencia informativa que se bautiz� "cobertura
blanca". La televisi�n brit�nica, por ejemplo, manej�
con extremo cuidado el tratamiento visual de los hechos: no hubo planos
cercanos de heridos o muertos ni gestos descontrolados. Lo que tambi�n
sucedi� en la prensa.
Seg�n las informaciones de aquellos d�as, el periodismo
oficial brit�nico, encabezado por la BBC, ya hab�a pactado
con el gobierno (en la organizaci�n previa de un posible atentado)
no mostrar heridos, ni muertos, ni im�genes que perturbaran a la
opini�n p�blica (VV.AA. 1984: 161). Ante esta situaci�n
los testigos directos de la tragedia fueron los que se encargaron de aportar
im�genes del atentados a trav�s de fotograf�as tomadas
con sus tel�fonos m�viles. Tal fue la denominada "revoluci�n
del periodismo c�vico" que la mayor�a de las portadas
de los principales peri�dicos del mundo emplearon esa im�genes
captadas por ciudadanos.
Vemos, por lo tanto, que el debate suscitado en torno al 11-M por la utilizaci�n
de fotograf�as realizadas por profesionales que mostraban toda
la crudeza del atentado, no se repiti� en el caso de Londres, donde
las cr�ticas se plantearon por la ausencia de informaci�n
visual y textual sobre lo ocurrido. Ser�a dos formas de abordar
la informaci�n sobre una tragedia que ser�an totalmente
opuestas.
7. Consideraciones �ticas sobre
la difusi�n de im�genes de las v�ctimas del terrorismo
"En virtud del principio de generalidad que rige los mensajes informativos,
no toda la realidad es difundible, �tica y deontol�gicamente
hablando" (L�pez, 1998: 32-32) e incluso podr�amos
decir que t�cnicamente hablando tampoco, ya que la din�mica
de trabajo de los medios de comunicaci�n y su limitaci�n
en cuanto a espacios impide que todas las informaciones sean difundidas.
Por lo tanto, el periodista o informador debe efectuar un continuo proceso
de selecci�n para determinar qu� materias van a poner en
forma de mensaje y van a difundir, qu� es lo que considera importante
y lo que considera prescindible. Los criterios �ticos tambi�n
deber�an ser empleados en este punto y si tenemos en cuenta que
esta selecci�n se realiza tanto para los contenidos informativos
textuales como los fotogr�ficos, debemos hablar de una �tica
de la informaci�n gr�fica.
Soria (1997: 213) se�ala que esta �tica de la informaci�n
gr�fica se enfrenta a tres principales �mbitos de conflicto:
a) La falsificaci�n de fotograf�as; b) Im�genes duras
y c) Los ataques al honor o a la intimidad. En el caso que nos ocupa el
problema sen plantea sobre todo con la crudeza de las im�genes.
Probablemente la fotograf�a sea el medio que m�s discusiones
�ticas ha causado acerca del tratamiento informativo del sufrimiento
y del dolor, tanto entre los profesionales de la informaci�n en
general, como por las respuestas de los receptores ante la publicaci�n
de determinadas im�genes. Las reacciones han sido en algunos casos
incluso m�s frecuentes y airadas que cuando la misma imagen se
hab�a difundido en televisi�n. Esta pol�mica est�
muy abierta ya que se pueden encontrar opiniones contrapuestas.
Pilar Cernuda, se�ala que "ciertas im�genes no pueden
recibir el mismo tratamiento que los delitos que prescriben despu�s
de esa fecha seg�n la ley. Hay que aplicar otras normas, otros
planteamientos, dejarse llevar por el coraz�n por una vez y dejar
que la cabeza pierda protagonismo ante una situaci�n que supera
y rebasa los l�mites de lo que se pueda aguantar" (VV.AA.,
2003: 80)
Sin embargo existen opiniones contrarias que se�ala que "La
fotograf�a period�stica carece de valor si no produce impacto.
El periodismo no se hace para dejar igual al lector a la hora del desayuno.
Se trata de conmover, conmocionar, hacer reflexionar. Producir indiferencia
es el gran pecado que puede cometer una publicaci�n" (Gonz�lez,
1994: 82)
Dos justificaciones frecuentes que sostienen los medios para seleccionar
este tipo de fotograf�as son, por un lado, que tales noticias y
tales im�genes tienen valor informativo, que el sufrimiento y el
dolor forman parte de una informaci�n al igual que lo hacen otros
factores, y que no publicarlos o no incluirlos en una noticia ser�a
una omisi�n hacia el derecho del p�blico a recibir informaci�n
de forma completa, adem�s de que podr�a conllevar falta
de credibilidad hacia el medio; por otro lado, un segundo argumento, tambi�n
repetido con frecuencia, es que el conocimiento de las desgracias ajenas
puede contribuir tanto a advertir de la peligrosidad de ciertas actividades
y a evitar que se repitan sucesos similares, como a crear un sentimiento
de empat�a con los dolientes que resultar�a imposible de
conseguir si no se informara y no se mostrara el sufrimiento y el dolor
concretos.
Para que el receptor se interese en una informaci�n �sta
ha de tener relevancia en su persona o comunidad. De acuerdo con ello,
y tambi�n en t�rminos globales, el dolor y el sufrimiento,
dado su car�cter universal y por afectar a los fines de todo hombre,
son realidades que a priori y de forma gen�rica, gozan de inter�s
informativo. Pero, al mismo tiempo, el sufrimiento y dolor experimentados
en situaciones concretas son experiencias muy personales, a veces incluso
�ntimas, y, por lo tanto, aunque el receptor pueda estar interesado
en ellas desde un punto de vista subjetivo y humano, su informaci�n
no siempre pertenece el �mbito p�blico, por lo que los miembros
de la audiencia no siempre tienen derecho a exigirla. (L�pez, 1998:
36-37)
El problema es que no siempre es f�cil decidir en qu� momento
se pasa de lo que se podr�a llamar leg�timo impacto al sensacionalismo.
Se abre, como es natural, un abanico de soluciones. Puede ser perfectamente
�tico no publicar esas im�genes, pero tambi�n lo
contrario: no ser �tica la omisi�n. O puede ser perfectamente
�tica su publicaci�n. (Soria, 1997: 217) Cuando se trata
de atentados terroristas, este debate se complica.
Sin embargo, existe constancia que, en algunas de las im�genes
publicadas en la prensa espa�ola e internacional el 11-M, la seguridad
de que algunos elementos eran inadecuados o poco correctos para su publicaci�n
les llev� a "retocar" las fotos antes de su publicaci�n
(Varela, 2004).
La emisi�n de im�genes macabras puede llegar a ser condenable
desde el punto de vista moral, pero es una realidad. Cuando se produce
un atentado, normalmente todos sabemos que, m�s en televisi�n
que en prensa, lo que impacta son las im�genes de ese atentado.
Es evidente que �stas nunca son im�genes que puedan pasar
sin herir la sensibilidad de otros, entonces s� se plantea un debate,
porque las im�genes suelen ser de un dramatismo la mayor�a
de veces innegable. Muchos profesionales coinciden en defender la transmisi�n
de la realidad, si el terrorismo provoca muerte, los medios de comunicaci�n
transmitir�n muerte.
La idea general es que, cuando se informa sobre actos terroristas, el
amarillismo y el sensacionalismo deben evitarse siempre. Ante la publicaci�n
de algunas im�genes o declaraciones hay que analizar previamente
si responden al inter�s del p�blico o no. Las im�genes
emitidas con exclusiva intenci�n informativa pueden ser percibidas
de distinta forma por diferentes grupos o personas, por cercan�a
al hecho, por ideolog�a, por variadas razones. Esto hay que considerarlo,
pero las decisiones hay que tomarlas teniendo en cuenta el inter�s
general.
Y son precisamente los beneficiarios de ese inter�s general los
que deben ser m�s cr�ticos con la informaci�n visual
que se difunde en la prensa, sin perder de vista la importancia de la
misma: "ejercer la cr�tica y el control sobre los contenidos
visuales no s�lo es deseable, sino imprescindible. Pero condenar
la funci�n testimonial y movilizadora de las im�genes en
la prensa supone ceder una parte important�sima del desarrollo
del lenguaje visual y sus aplicaciones espectaculares y/o persuasivas"
(Teixeira, 1999: 160).
8. Conclusiones
Despu�s del an�lisis realizado podemos llegar a unas conclusiones
m�s concretas sobre el tratamiento que recibieron las im�genes
del 11-M en la prensa. Sobre este �ltimo punto, podemos incidir
en el hecho de que las fotograf�as que ilustraron las primeras
de casi toda la prensa nacional e internacional contaban con la presencia
de fallecidos, la mayor parte de las veces tapados pero, en muchas ocasiones,
perfectamente reconocibles.
Nos encontramos aqu� ante la primera cuesti�n, �es
leg�tima esta representaci�n de los fallecidos o es simplemente
sensacionalismo? Para contestar a esta pregunta debemos tener en cuenta
una serie de factores. El primero de ellos es que el periodismo debe encargarse
de transmitir la realidad y la realidad en este caso es que nos enfrent�bamos
al atentado m�s sangriento de la historia de Espa�a. En
segundo lugar, el periodismo puede ejercer un papel de movilizador de
las conciencias, y la mejor forma para conseguirlo es mediante la representaci�n
de la realidad m�s cruda. En el lado contrario, podemos alegar
que esta concienciaci�n de la sociedad puede conseguirse sin llegar
a representar a los fallecidos de forma tan directa. Adem�s, esta
representaci�n chocar�a con el respeto al dolor, no tanto
de las v�ctimas, sino de los familiares de las v�ctimas.
Podr�amos plantear que el derecho a la propia imagen debe ser ejercido
por la persona incluso m�s all� de su propia muerte.
Lo que si est� claro es que las fotograf�as de la prensa
se han fijado en la retina de todos los espa�oles. Algunas de ellas
debido, entre otras cosas, a su incesante repetici�n ya forman
parte del imaginario colectivo. No podemos establecer cuales son los factores
que hacen que una imagen consiga un alto nivel de reconocimiento ya que
esto depende de innumerables factores. De todas formas, hay algunos aspectos
de la fotograf�a que, usados en un sentido o en otro pueden contribuir
a ello. Fundamentalmente son la utilizaci�n o no del color, de
forma especial en escenas y cuerpos sangrientos; el �ngulo empleado;
la distancia a la que se tome; el abundamiento o no en detalles; el tama�o
de la imagen (y en especial en referencia con el texto al que acompa�e);
el lugar que ocupa en la publicaci�n; y el propio contenido de
la fotograf�a y el del texto que la explique. (L�pez, 1998:
161) En cualquier caso nos estamos moviendo en una delgada l�nea
entre lo que es informaci�n y lo que es sensacionalismo gr�fico.
As� pues, en este tipo de informaciones, el periodista ha de ser
muy severo en el proceso de criba del material gr�fico que se haya
recogido; para eso ha de tener muy claro qu� es lo que pretende
con su mensaje, cu�l es la finalidad de la informaci�n y
cu�les las partes que se pueden ver afectadas por su difusi�n.
Sabemos que es casi imposible predecir el impacto que va a provocar una
imagen, pero podemos aproximarnos.
La coincidencia en la publicaci�n de im�genes entre diversas
cabeceras, nos hace pensar, sin tener en cuenta factores de car�cter
econ�mico o empresarial que tambi�n podr�an haber
influido, en que existen una serie de rutinas period�sticas comunes
a diversos medios de comunicaci�n tanto a nivel nacional como internacional
para la selecci�n de las im�genes. Si vamos m�s all�
y consideramos el hecho de que las coincidencias se produjeron m�s
en las aquellas fotograf�as con un contenido m�s cruento,
podemos empezarnos a plantear si realmente se est� aplicando la
m�xima de "m�s sangre, m�s peri�dicos".
Est� claro que la tirada de los peri�dicos aument�
el 12 de marzo, pero no podemos creer que aumentara por el morbo de los
espa�oles en encontrar im�genes duras sobre el atentado
sino que exist�a una necesidad de informaci�n y an�lisis
sobre lo que hab�a sucedido. Si la informaci�n ya era importante
�por qu� aumentar su gravedad con im�genes de tanta
crudeza?. Podemos tambi�n plantearnos �Si los bomberos no
hubieran cubierto los cuerpos, la imagen hubiera sido publicada de igual
modo?
Tambi�n debemos tener en cuenta que por la inmediatez de su percepci�n
y por el impacto que son capaces de generar, en el caso de determinadas
im�genes excesivamente sobrecogedoras se puede dar el efecto inverso
al deseado, es decir, que el impacto que crea en el receptor la visi�n
de la fotograf�a sea tan violento o le resulte tan desagradable
y de mal gusto que, o bien abandone la informaci�n, o bien quede
psicol�gicamente bloqueado, de modo que ninguno de los dos supuestos
planteados le permita la reflexi�n. Por esta raz�n no se
puede justificar la difusi�n de este tipo de im�genes en
la b�squeda de una concienciaci�n de la sociedad porque,
adem�s de llegar a provocar un efecto inverso, produce otros efectos
igualmente nocivos, en este caso de insensibilizaci�n y trivializaci�n
que se puede generar cuando las im�genes se exponen repetidamente.
Entramos as� en un c�rculo en el que cada vez hay que difundir
im�genes de mayor dureza para poder llegar a la sensibilidad del
p�blico.
Pero no podemos hacer este an�lisis sin tener en cuenta el contexto
en que nos est�bamos moviendo, la televisi�n llevaba horas
informando en directo cuando los peri�dicos salieron a la calle.
Con la justificaci�n del directo, en un primer momento no hubo
l�mites para las im�genes que llegaron al p�blico.
�La prensa se subi� entonces al carro de la televisi�n
siguiendo su misma l�nea de contenidos? Parece muy probable que
as� fuera.
Desde un punto de vista m�s general, el 11-M se ha convertido en
un paradigma de la colisi�n que a veces se produce entre la libertad
de expresi�n y el derecho a la propia imagen y, este caso, al propio
dolor. La prensa tuvo un dif�cil papel como difusora de una realidad
muy dura que el p�blico quer�a conocer, la �nica
pega que puede pon�rsele est� en si era esa la forma adecuada
de hacerlo. Lo que si est� claro es que, en los �ltimos
a�os, y amparados por la libertad de prensa, los medios han entrado
en una din�mica de difusi�n de im�genes cargadas
de violencia y crudeza que est�n incurriendo en una cierta "insensibilizaci�n"
de los ciudadanos. No se trata de poner l�mites ni establecer censuras,
se trata de considerar la necesidad o no de caminar en este tipo de informaci�n.
En resumen, los ciudadanos tienen todo e derecho a ser informados y a
serlo con objetividad. Las v�ctimas del terrorismo tienen el derecho
a su intimidad. Y el nexo entre todo esto es que los medios tienen la
obligaci�n de ser responsables.
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10.
Notas
[1]
Es destacable el amplio trabajo comparativo realizado por el Grupo de
Estudios Avanzados de Comunicaci�n (GEAC) de la Universidad Rey
Juan Carlos, que ha realizado diversos informes acerca de los discursos
de la prensa internacional de referencia sobre la participaci�n
espa�ola en la guerra de Irak y los acontecimientos del 11-M.
[2]
http://www.el-mundo.es/elmundo/hemeroteca/2004/03/13/t/
(07-11-05)
[3] http://www.elpais.es/comunes/2004/11m/portada.html
(07-11-05)
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