Revista Latina de Comunicaci�n Social 61 � 2006

Edita: LAboratorio de Tecnolog�as de la Informaci�n y Nuevos An�lisis de Comunicaci�n Social
Dep�sito Legal: TF-135-98 / ISSN: 1138-5820
A�o 9 � 2� �poca - Director: Dr. Jos� Manuel de Pablos Coello, catedr�tico de Periodismo
Facultad de Ciencias de la Informaci�n: Pir�mide del Campus de Guajara - Universidad de La Laguna 38200 La Laguna (Tenerife, Canarias; Espa�a)
Tel�fonos: (34) 922 31 72 31 / 41 - Fax: (34) 922 31 72 54


Investigaci�n

FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAF�AS, SEG�N LA APA:

Torres Romay, Emma, 2006: El tratamiento de la imagen en los atentados del 11-M. Terrorismo y violencia en la prensa. Revista Latina de Comunicaci�n Social, 61. La Laguna (Tenerife). Recuperado el x de xxxx de 200x, de http://www.ull.es/publicaciones/latina/200603torres.htm

[Revisor/ra: El art�culo aborda no solo un contenido que se inscribe dentro del �mbito de la revista, sino que la investigaci�n est� bien realizada. La metodolog�a se explica perfectamente y la selecci�n de la muestra (los peri�dicos) para realizar el tratamiento de la imagen en los atentados del 11-M es muy acertada. Al elegir diarios de tirada nacional espa�ola, junto a diarios regionales y locales, y, a la vez, realizar una comparativa con diarios internacionales, el autor o autora ha conseguido dar una imagen de c�mo funciona el periodismo en el caso de una noticia de alcance mundial, al tiempo que intuimos cu�les son las diferencias en la jerarquizaci�n y enfpoque de noticias y, sobre todo, de im�genes, entre unos y otros. La selecci�n del objeto de investigaci�n es muy interesante, poque ofrece una gran cantidad de matices que el autor o autora aborda: desde planteamientos �ticos hasta niveles m�s procedimentales dentro de la profesi�n, como la maquetaci�n. La bibliograf�a tambi�n es adecuada. Se trata de una aportaci�n cient�fica relevante en el campo de la Comunicaci�n.

El tratamiento de la imagen en los atentados del 11-M. Terrorismo y violencia en la prensa

The Treatment of Images in 11-M Terrorist Attacks. Terrorism and Violence in the Press


Art�culo recibido el 8 de noviembre de 2005
Sometido a pre-revisi�n (Comit� de Redacci�n) el
9 de noviembre de 2005
Aceptado el
11 de enero de 2006
Publicado el 19 de enero de 2006

Dra. Emma Torres Romay � [C.V.]
Profesora Ayudante Doctora
Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicaci�n
Universidad de Vigo
emmatr@uvigo.es

Resumen: En este art�culo pretendemos realizar un an�lisis del tratamiento que la prensa espa�ola e internacional le dio a las im�genes de la tragedia del 11 de marzo en Madrid. De esta forma aportaremos ideas sobre cuales son los l�mites de la libertad de expresi�n desde el punto de vista del respeto a la propia imagen y, en este caso, el respeto al dolor. Adem�s incidiremos en la importancia de la fotograf�a para la prensa y el poder comunicativo de esta. Tomaremos como fuentes fundamentales la prensa nacional de los d�as 11 y 12 de marzo y las ediciones digitales, tambi�n de esas fechas, de las cabeceras espa�olas y de los principales peri�dicos de mundo. Esta comunicaci�n se realiza a partir de un modelo de an�lisis de la imagen de prensa que se ha desarrollado para la tesis doctoral que esta realizando la autora.

Palabras clave: medios de comunicaci�n � prensa � libertad de expresi�n � imagen y violencia � l�mites � �tica � terrorismo � atentados � 11 M � Madrid � fotograf�a de prensa � periodismo � sensacionalismo � periodismo enl�nea

Abstract: In this paper we want to analyze the pictures publishing in the Spanish and international newspapers before the Madrid terrorist attack, March, 11. With this research we get some ideas about freedom speech limits: the respect of the privacy and, in special, the respect of the pain. At the same time, we�ll remark the importance of the photography in the press and their communication power. For this research we used the March, 11 and 12 newspapers of most important Spanish editors and the digital edition of international press.

Key Words: mass media � press � freedom of speech � pictures and violence � limits � ethics � attacks � 11 M � terrorist � Madrid � press photograph � journalism � tabloid � online newspapers

Sumario: 1. Introducci�n. 2. Metodolog�a y objeto de estudio. 3. Hip�tesis planteadas. 4. La presencia del terrorismo en los medios. 5. La imagen en los medios de comunicaci�n impresos. 6. La imagen en los atentados terroristas del 11-M. 7. Consideraciones �ticas sobre la difusi�n de im�genes de las v�ctimas del terrorismo. 8. Conclusiones. 9. Bibliograf�a. 10. Notas.

Summary: 1.Introduction. 2.Methodology and study object. 3. Inicial hypothesis. 4.Media treatment of terrorist. 5.Pictures in newspapers. 6.Pictures in 11-M terrorist attacks. 7. Ethics view about terrorist victims pictures. 8.Conclusion. 9. Notes


1.
Introducci�n

Los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004 supusieron un desgraciado hito en la historia de Espa�a. Adem�s de enfrentar a la sociedad a un nuevo tipo de terrorismo, que era diferente al conocido hasta entonces, los acontecimientos posteriores consiguieron una movilizaci�n social sin precedentes y con consecuencias pol�ticas de dif�cil medici�n.

Tras 25 a�os de libertad de expresi�n, los medios se enfrentaban a un nuevo reto comunicativo. En este contexto su papel fue fundamental ya que fueron el principal elemento de transmisi�n de los acontecimientos a la sociedad. La mayor parte de los medios se posicion� de forma clara, al lado de las v�ctimas, contra los terroristas y alerta ante el papel del Gobierno. No entraremos aqu� en el debate sobre las repercusiones electorales de los atentados y mucho menos en complejo proceso de informaci�n-desinformaci�n en el que se vio implicado el Gobierno. Sin embargo, no podemos pasar por alto que el papel de los medios de comunicaci�n pudo haber determinado la evoluci�n de los acontecimientos tras el atentado y que, sin duda, fueron cruciales para conseguir la movilizaci�n de la opini�n p�blica.

En este contexto, pretendemos realizar un an�lisis de las fotograf�as de prensa empleadas en la cobertura de este atentado. Una noticia ocurrida en Espa�a pero que, debido a su gravedad, tuvo un alcance internacional. Nos centramos en lo visual de la prensa por ser este un elemento que tradicionalmente se obvia en los an�lisis de contenido y que, sin embargo, en muchas situaciones (como esta) puede ser considerado incluso m�s importante que la propia informaci�n escrita, debido a su poder de evocaci�n y de impacto.

De esta forma, el estudio que proponemos permitir� b�sicamente tres cosas: determinar si existi� una l�nea informativa concreta, establecer si existi� alg�n problema de tipo �tico a la hora de informar sobre el dolor y la tragedia y, por �ltimo poder realizar un an�lisis comparativo para establecer similitudes y diferencias entre la im�genes publicadas en la prensa extranjera y en la nacional.

El atentado del 11-M tuvo un balance final de 199 muertos y 1.463 heridos de diversa gravedad. "Con el sonido de la onda expansiva apenas disipado, con las retinas repletas de un horror inconcebible, con la actividad desenfrenada de cientos de brazos y corazones solidarios que r�pidamente llegaron (...) a los escenarios de la masacre, se abr�a una semana de dolor desgarrador para cientos de familias afectadas por la tragedia" (Rodr�guez, 2004:10) El tratamiento de este dolor es quiz� el tema m�s problem�tico desde el punto de vista de la �tica de la informaci�n. Se trata, por lo tanto de plantearnos una primera cuesti�n: �C�mo fue representada la tragedia humana en los medios de comunicaci�n?.

En este contexto, en el an�lisis de las im�genes de la prensa nacional e internacional incidiremos en aquellos aspectos que guardan relaci�n con la representaci�n de violencia en los medios de comunicaci�n y as� pondremos sobre la mesa una segunda pregunta �Donde est�n los l�mites en la reproducci�n de la imagen de una v�ctima del terrorismo en los medios de comunicaci�n?

Por �ltimo, no podemos obviar que el an�lisis comparado de la cobertura informativa de un acontecimiento de magnitud internacional, en los diferentes sistemas medi�ticos, permite trazar l�neas de convergencia o divergencia tanto de las rutinas profesionales period�sticas como sobre la creaci�n de un espacio supranacional de debate a trav�s de los medios de comunicaci�n. De esta forma, como se�ala Teixeira (1999: 117) "el an�lisis comparado no es s�lo una estrategia metodol�gica adecuada sino una forma de asignar un valor relativo a distintos escenarios, de aprender de quienes marcan la tendencia". Por esa raz�n la �ltima cuesti�n que nos plantemos es: �Utiliz� la prensa internacional los mismos referentes gr�ficos que la espa�ola en sus informaciones? [1].

2. Metodolog�a y objeto de estudio

Para la realizaci�n del trabajo propuesto vamos a emplear un sistema de an�lisis de contenido en este caso, fotogr�fico. En el mismo tomamos como referencia cuatro par�metros b�sicos: dos de contenido y dos de forma. En cuanto al contenido se hace referencia a qui�n es el protagonista de la imagen y d�nde est� ubicado, es decir, el escenario en el que se desarrolla la acci�n retratada. En cuanto a la forma, nos referimos al tama�o y ubicaci�n de la imagen en la p�gina del peri�dico y, en segundo lugar, al empleo o no del color.

Este modelo, aparentemente simple, ser�a la compilaci�n de una serie de ideas sobre el an�lisis cualitativo de la fotograf�a de prensa, que ir�an desde las m�s sencillas, como las aportadas por Valle (1999): la aplicaci�n del paradigma de Laswell al an�lisis de lo denotado de la imagen; a ideas mucho m�s complejas en su desarrollo. Ideas que resume con mucha precisi�n Carlos Abreu (2004) en un art�culo sobre este asunto.

En el mismo, Abreu menciona los planteamientos de Manuel Alonso y Luis Matilla, de Luis N��ez Ladeveze y de Terry Barret. Este �ltimo utiliza el m�todo de desglosar la fotograf�a en varios niveles que van desde el descriptivo hasta el interpretativo, pasando por lo explicativo y la conceptualizaci�n te�rica acerca de las fotos. Igualmente, considera el contexto que las rodea. De esta forma, encontramos que el an�lisis del significado de las fotograf�as a trav�s de lo denotado, lo que se muestra en ella, tambi�n debe ser evaluada por lo connotado, lo que sugiere, seg�n el criterio de Roland Barthes (Barret, 1990) e incluso se incide en la necesidad de aplicar un criterio anal�tico distinto en funci�n de cual se la foto a examinar y, sobre todo, las intenciones de quien realice el an�lisis.

En cualquier caso consideramos necesaria la existencia de un doble nivel de an�lisis: el referido al contexto interno, lo evidente de la foto, y un contexto externo, o situaci�n en la cual una fotograf�a es exhibida. Nuestro planteamiento para este caso se centra en el contexto interno, como ya hemos se�alado, pero no obviamos el contexto externo sino que lo fijamos en nuestro objeto de estudio, donde delimitamos donde ha sido exhibida la foto.

En este caso pretendemos centrarnos en la prensa nacional e internacional pero, evidentemente, la necesaria acotaci�n del campo de trabajo nos lleva a elegir las primeras p�ginas de las cabeceras seleccionas, debido a su representatividad e importancia "medi�tica" (debemos recordar que las portadas de los peri�dicos es lo que los informativos televisivos toman como referencia para evaluar cuales ser�n los temas de "actualidad" del d�a siguiente), entre otros muchos factores. Sin embargo, no podemos obviar que, desde la perspectiva espa�ola, la importancia que pudieron tener los medios de comunicaci�n internacionales durante esta tragedia, guarda m�s relaci�n con las posibilidades de acceso a los mismos a trav�s de Internet. Ante esta evidencia, se decidi� realizar un doble an�lisis: las portadas de las ediciones impresas de la prensa nacional y de algunos peri�dicos internacionales y las p�ginas principales de las ediciones digitales de la prensa internacional y de algunas cabeceras nacionales.

Debemos aclarar adem�s que, en concreto, se tomaron como referencia las primeras de la prensa nacional e internacional del 11 y 12 de marzo. En el caso de Espa�a son fundamentales tres cabeceras, de car�cter nacional: El Pa�s, El Mundo y Abc aunque no se pasar�n por alto otros peri�dicos. Adem�s se le presta especial atenci�n a los numerosos medios regionales y locales existentes en nuestro pa�s. En el �mbito internacional, las principales referencias son las de la prensa europea (Francia, Italia y Gran Breta�a sobre todo) y estadounidense, sin pasar por alto algunos ejemplos de la prensa latinoamericana.

3. Hip�tesis planteadas

A partir de este an�lisis intentaremos aportar conclusiones sobre el tratamiento de los atentados terroristas en los medios de comunicaci�n, incidiendo en el respeto a las v�ctimas y las limitaciones a la reproducci�n de im�genes cruentas. Trataremos tambi�n de determinar cu�les son los criterios empleados para la selecci�n este tipo de im�genes en los peri�dicos.

La presencia de fotograf�as sobre los atentados en los medios de comunicaci�n parece incuestionable ya que se trata de un acontecimiento que es una "noticia excepcional e imprevisible" que se impone a la "compleja burocracia informativa" y que, por lo tanto, condicionar�, a partir de ese momento, la agenda informativa (Rodrigo Alsina, 1993: 108). La cuesti�n es, qu� contenidos pueden difundir esas im�genes y, en el caso de que existan l�mites para los mismos, cu�les no.

Otra de las hip�tesis que planteamos guarda relaci�n con lo afirmado por Azurmendi: "en cuanto a la funci�n de los medios de comunicaci�n en las situaciones de violencia terrorista (...) es innegable su papel de doble altavoz de dos discursos contrapuestos, elaborados a partir de claves diferentes: por un lado, hacen llegar a la ciudadan�a los diversos planteamientos pol�ticos que exigen el fin de la violencia; por otros, amplifican los efectos de las estrategias terroristas, al ser sus protagonistas involuntarios" (Azurmendi, 2004)

Se trata de un viejo debate que, en el caso de Espa�a, se aplicaba a los actos terroristas de ETA, y que se relaciona con el hecho de que los medios de comunicaci�n podr�an estar haciendo "publicidad" del terrorismo, consiguiendo que este tenga una gran presencia en la sociedad, incrementando la sensaci�n de miedo e inseguridad en la ciudadana, algo que, sin duda, se encuentra entre los objetivos de las organizaciones terroristas de todo el mundo.

Adem�s de estas cuestiones planteamos otras posibilidades, siempre relacionadas con las anteriores. Como se�alamos al comienzo, la principal preocupaci�n que suscit� la cobertura informativa realizada por la prensa durante el 11-M guardaba relaci�n con el respeto a la v�ctimas y sus familiares. Por lo tanto planteamos la posibilidad de que la difusi�n de ciertos contenidos de violencia pueden beneficiar a los terroristas y lesionar los derechos al honor y la intimidad de los afectados. En cualquier caso, lo que pretendemos es analizar contenidos, por lo que no entraremos en cuestiones relacionadas con representaciones ic�nicas ni estil�sticas.


4. La presencia del terrorismo en los medios
4.1. La relaci�n entre el terrorismo y los medios de comunicaci�n


Quiz� la primera cuesti�n que debemos plantearnos es la determinar exactamente qu� es el terrorismo para los medios de comunicaci�n. Llegar a un acuerdo sobre lo que se entiende por terrorismo es muy dif�cil y consideramos que no es el objetivo de este trabajo, por lo que confiamos al imaginario colectivo la determinaci�n del significado de esta expresi�n. Lo que si est� claro es que, en la definici�n social del terrorismo, los mass media son los principales condicionantes.

Pero la relaci�n entre los medios de comunicaci�n y el terrorismo es una relaci�n muy compleja y, adem�s, las teor�as cl�sicas de la comunicaci�n advierten de la existencia de una relaci�n muy estrecha entre ambos. Son muchos los autores que, a la hora de analizarla, han puesto el acento en el elemento propagand�stico que conlleva. B�sicamente lo que se plantean todos los estudiosos del tema es si los medios de comunicaci�n condicionan los acontecimientos terroristas o si son los terroristas los que llegan a condicionar la informaci�n.

En el primer supuesto se plantea que la difusi�n de las acciones terroristas por parte de los medios de comunicaci�n es una suerte de propaganda que beneficia a los grupos terroristas al darle cabida a sus mensajes (aunque estos sean en forma de acto violento) en los media. En el segundo supuesto se plantea que los grupos terroristas suelen ejercer una especial presi�n sobre los medios, tanto de forma directa, amenazando e incluso asesinando a periodistas, como indirecta, condicionando su agenda de informaci�n.

El problema est�, por lo tanto, en c�mo se representa period�sticamente este tipo de violencia denominada terrorismo.

"El tema del terrorismo en general, y el papel de los medios de comunicaci�n ante el mismo es dif�cil no s�lo por la complejidad te�rica, sino tambi�n por las implicaciones emotivas que suelen desencadenar" (Rodrigo, 1991: 11)

La realidad actual de los medios nos hace pensar en un sobredimensionamiento informativo del hecho terrorista. Pero, sobre esto, debemos se�alar que la naturaleza perversa del terrorismo se presta con demasiada facilidad a un nerviosismo emocional que empuja a los periodistas a actuar de manera dubitativa en algunas ocasiones o excesivamente condicionada en otras, convirtiendo la informaci�n sobre acontecimientos terroristas en algo muy complejo.

Por lo que se refiere a nuestro pa�s, el terrorismo no es, sin embargo, un tema nuevo en los medios de comunicaci�n y, por lo tanto, existe una cierta "experiencia" en el manejo de este tipo de tragedias por parte de los periodistas, que conocen perfectamente c�mo reaccionaran sus p�blicos ante una l�nea u otra del tratamiento de la informaci�n.

Aunque el terrorismo de ETA y el de grupos islamistas �ticamente puedan ser comparables, desde el punto de vista de sus actuaciones (Jord�n, 2002: 39) y, sobre todo, de su atenci�n medi�tica, no son iguales. A pesar de esta afirmaci�n, consideramos interesante realizar una comparaci�n entre ambos desde el punto de vista de la cobertura que los medios realizan de ellos.


4.2. Evoluci�n de la informaci�n sobre terrorismo en Espa�a

Efectivamente, la historia reciente de Espa�a est� muy condicionada por la existencia del terrorismo de ETA y la prensa ha tenido una especial relaci�n con este tipo de acontecimientos. Como bien se�ala �ngel Arnedo, director de El Correo, tras la muerte de Franco los atentados terroristas sufr�an un "semiocultamiento" en los medios de comunicaci�n; s� se informaba sobre ellos pero se hac�a de forma escueta y sobre todo sin tener en cuenta a los familiares de los fallecidos. Esta situaci�n se alarg� en el tiempo hasta los a�os noventa. Pero el 18 de octubre de 1991 sucedi� algo que marco un cambio en este tratamiento, ese d�a un equipo de televisi�n tom� im�genes terribles de la ni�a Irene Villa con las piernas destrozadas, v�ctima de una bomba.

Seg�n narra Arnedo, "el impacto de aquellas im�genes emitidas en el telediario de primera hora de la tarde fue horrible porque nunca hasta entonces se hab�a dado nada as�. Quienes tomaron la decisi�n de autorizar aquellas escenas lo hicieron, seg�n comentaron m�s tarde, para mentalizar a los espectadores de la brutalidad intr�nseca de los terroristas, para remover sus conciencias" (VV.AA., 2003: 26)

Desde aquel d�a en otras cadenas de televisi�n y en la prensa comenz� a seguirse la misma pauta de comportamiento y, mientras se ampliaban los tiempos y los espacios dedicados a los hechos terroristas, se profundizaba en otra actitud tan nociva con las v�ctimas y sus familiares como la anterior. Si antes se las ignoraba, o casi, m�s tarde se pasaba por encima de otras consideraciones �ticas, porque si bien es cierto que aquellas im�genes remov�an conciencias, "tambi�n es cierto que no respetaban el dolor ni el decoro de los de los afectados: cuerpos mutilados, cad�veres en mitad de un charco de sangre, heridos desfigurados, v�ctimas en posturas poco dignas, eran fotografiados, filmados, exhibidos, lo que no hac�a sino aumentar su sufrimiento" (VV.AA., 2003: 27)

La tercera fase fue la de la invasi�n de la intimidad de los familiares. Otros profesionales colocan como un hito en este periodo el secuestro y posterior asesinato de Miguel �ngel Blanco por ETA en el a�o 1997. La novia, la hermana y los padres de Blanco aparecieron en todos los medios de comunicaci�n. Durante este periodo hemos conocido a docenas, puede que a centenares de familiares de v�ctimas del terrorismo, las mismas que antes no ten�an cabida en los medios.

Pero el tratamiento dado a las v�ctimas y a las familias en los �ltimos a�os, guarda un dif�cil equilibrio entre evitar el ocultamiento de su dolor y el respeto por ese dolor. Aunque el reconocimiento social de las v�ctimas ha sido una conquista relativamente reciente de gran importancia, ha ido paralelo a la existencia de otro debate relacionado precisamente con la difusi�n de im�genes de esas mismas v�ctimas. �Sirven estas im�genes para concienciar y dejar patente la perversidad del terrorismo?, �Compensa este hecho el dolor y sufrimiento que pueda causar?

No podemos negar que la larga lista de atentados registrados en Espa�a durante demasiados a�os oblig� a los medios de comunicaci�n a facilitar una informaci�n constante del fen�meno. Esto supon�a el riesgo de que se produjera una "normalizaci�n" del terrorismo al considerarlo como algo que se va repitiendo y poco a poco "cansa" a los lectores y que el dolor y sufrimiento de las v�ctimas no tuviera el grado de consideraci�n adecuado.

Es evidente que la cobertura medi�tica de los atentados terroristas de ETA en Espa�a ten�a ciertas particularidades que los hace muy diferentes a los actos cometidos por el terrorismo internacional en Nueva York, Madrid y Londres. En un amplio dossier realizado en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicaci�n (dentro de la materia Documentaci�n Informativa) sobre ETA, centrado en los atentados y las v�ctimas en el periodo entre 1995 y 1997, se apreci� como la informaci�n de car�cter pol�tico estaba muy presente en estas noticias. Pero, sin duda, el dato principal que extraemos del dossier, guarda relaci�n con aspectos visuales de esa cobertura informativa. En ning�n caso encontramos im�genes de las v�ctimas y la crueldad de los atentados semejantes a las que se publicaron en el caso del 11-M, tan s�lo se deja notar en los desperfectos materiales y nunca encontramos fotograf�as de heridos o cad�veres. No sucede lo mismo con los familiares de las v�ctimas que est�n especialmente presente, sobre todo a partir del asesinato de Miguel �ngel Blanco.


5. La imagen en los medios de comunicaci�n impresos
5.1. El poder de la imagen


"La autocomprensi�n que hoy el hombre tiene de si mismo no proviene de historiadores, soci�logos, o fil�sofos, sino principalmente de los agentes de comunicaci�n audiovisual. A lo largo de la historia los mensajes que han moldeado la mentalidad de los hombres de cada �poca proven�an de la propia experiencia visual inmediata, de la tradici�n oral y de la tradici�n escrita [en la actualidad] las im�genes que se difunden por la televisi�n y el cine impactan muy por encima de nuestro entorno que visualizamos diariamente. Lo que creemos, pensamos y afirmamos de la realidad y de nosotros mismos est� condicionado por aquello que se oye, se escribe y se ve a trav�s de los medios de comunicaci�n" (Bonete, 2000: 16-17)

Podemos hablar de la "galaxia visual" en la que la mayor parte de la informaci�n tiene forma de imagen, sea est�tica o en movimiento. En el caso que nos ocupa estamos hablando de imagen fotogr�fica que, efectivamente, a diferencia de las im�genes de televisi�n, es est�tica; sin embargo, lejos de convertirse en un impedimento, la posibilidad de congelar y fijar una imagen facilita que quede grabada en la memoria, con lo que la efectividad a largo plazo es mayor. De hecho, una de las funciones que se atribuye a la fotograf�a es, precisamente, la de servir de recuerdo o memoria hist�rica.

La fotograf�a permite captar y detener un instante concreto, una expresi�n o un gesto de dolor determinados; y permite, asimismo, seleccionar y ampliar detalles que de otro modo incluso podr�an pasar desapercibidos para el receptor. El poder comunicador de la imagen fotogr�fica es incuestionable y la capacidad de lectura de esas im�genes por parte de la opini�n p�blica va m�s all� que otros sistemas de comunicaci�n, ya que nos habla de una amplia capacidad de interpretaci�n subjetiva. Como se�ala Baeza (2001: 158)

"Es sabido que la imagen en general y la fotograf�a en particular no es un tipo de mensaje objetivo, ni universal y ni siquiera evidente en su apreciaci�n. Ya se ha dicho que, en mayor o menor grado, la fotograf�a es polis�mica, es decir, que puede adoptar diferentes sentidos y que �stos dependen, hay que repetirlo, de la finalidad a la que la fotograf�a se destina y del contexto que tiene, as� como del que la rodea".

Cuando vemos una imagen no percibimos solamente su estructura visual sino que tambi�n la interpretamos como si se tratara de un texto no escrito. Con la diferencia de que esa interpretaci�n es mucho m�s abierta. Este hecho, junto a la mencionada capacidad de recuerdo que provoca la imagen, nos lleva a plantearnos �Puede controlarse el impacto que puede provocar en el p�blico receptor una imagen?


6.2. La importancia actual de la fotograf�a de prensa

La anterior quiz� sea una de las dudas que se plantean los peri�dicos a la hora de seleccionar sus im�genes. En la prensa se utilizan las fotograf�as para ilustrar historias, como art�culos de inter�s en si mismas y tambi�n por su valor en dise�o (Keene, 1995:195). La fotograf�a de prensa es fundamental como elemento transmisor de informaci�n por muchas razones. La primera de ellas es la capacidad comunicativa de la imagen. El receptor puede captar el contenido de una imagen con mayor rapidez que si tiene que leer o escuchar una noticia. Y adem�s la imagen fotogr�fica puede ser entendida con facilidad por todos los receptores, en el sentido de que se puede reconocer lo que se est� viendo; otra cosa es que se entienda, que se conozca o no su significado, lo que depender�, entre otras cosas, del contexto que reciba, del mensaje escrito que lo acompa�e y del nivel educativo del receptor. (L�pez, 1998: 159).

De esta forma, lo transmitido por el texto puede ser f�cilmente resumido en una imagen.

En segundo lugar, debemos apuntar la capacidad de la fotograf�a para captar la atenci�n del lector. Las fotograf�as, como los titulares, los gr�ficos, las �reas de texto tipo bold y la publicidad atraen la atenci�n de los lectores (Keene, 1995: 195).

Podemos apuntar una tercera y pol�mica raz�n para determinar la importancia de la fotograf�a en la prensa, su capacidad para transmitir objetividad. Vilches (1993: 19) se�alab:

"La foto de prensa en mayor grado que el texto escrito aparece con una tremenda fuerza de objetividad. Si una informaci�n escrita puede omitir o deformar la verdad de un hecho, la foto aparece como el testimonio fidedigno y transparente del acontecimiento o del gesto de un personaje p�blico. Demostraremos que esto no es as� por m�ltiples razones".

Entre estas razones est�n la multiplicidad de interpretaciones que permite la imagen, aunque es innegable que la fotograf�a produce una "impresi�n de realidad" que, en el contexto de la prensa, se traduce en una "impresi�n de verdad".
Nos encontramos, por lo tanto, en un punto en el que la prensa intenta valerse de la capacidad comunicativa de la imagen para intentar captar la atenci�n de lector, buscando transmitirle un mensaje te�ricamente veraz. Pero, la implicaci�n de la audiencia con el contenido de las im�genes informativas es indistinta del tipo de noticia. De tal manera que la implicaci�n puede ser igualmente alta con noticias duras que con noticias blandas (Arroyo, 2000: 103)

"Las informaciones truculentas ilustradas con im�genes impresionantes, se cotizan muy bien de cara al p�blico. (...) Al parecer las audiencias de los medios encuentran un atractivo especial en el suceso sangriento (...) Ese tremendismo gr�fico ha dado lugar en ocasiones a fotograf�as absolutamente inolvidables que han dado vuelta al mundo". (Soria, 1997: 216)

Podemos poner ejemplos. Esta claro que la mayor parte de los espa�oles recuerdan el cuerpo destrozado de Irene Villa, el militar de Salamanca que, con el cuerpo desgarrado, dec�a a los que quer�an auxiliarle que atendieran antes a los dem�s; y tampoco olvidamos a aquel guardia civil que llevaba en brazos el cad�ver de su hija muerta por el coche bomba contra la casa cuartel de Vic.

Fuera de Espa�a, la publicaci�n de la foto del cad�ver del l�der de Democracia Cristiana Italiana, Aldo Moro, metido en el maletero de un coche tras cincuenta y cinco d�as de secuestro en manos de los terroristas de las Brigadas Rojas dio a los ciudadanos de aquel pa�s la verdadera dimensi�n del desaf�o al que se enfrentaban. En Sarajevo, las im�genes de muertos y heridos mientras hac�an cola para comprar alimentos fueron el detonante para que la comunidad internacional, que hasta entonces hab�a ignorado el conflicto bosnio, se implicara en la b�squeda de una soluci�n.

La imagen fotogr�fica es uno de los lenguajes de comunicaci�n m�s apto para reflejar la expresividad y comunicabilidad del sufrimiento y del dolor y los medios de comunicaci�n lo saben. Pero este tipo de im�genes, �son sensacionalismo gr�fico o son m�s bien, puro y duro periodismo, pura y dura informaci�n?. La publicaci�n o no de im�genes de violencia o de dolor intenso, o dramatismo extremo, plantea problemas �ticos, a veces muy graves, que afectan a los fot�grafos y a sus directores. (Soria, 1997: 216).

En el caso de cat�strofes como la del 11-M la importancia de la imagen es indiscutible. Rodr�guez C�rcela destaca, en su an�lisis sobre la cobertura informativa del 11-S en Nueva York, que el primer elemento de consideraci�n en las informaciones sobre este atentado es el visual, la fotograf�a y la imagen en general. Las fotograf�as de grandes dimensiones que abrieron las portadas de ese d�a funcionaban como noticias y testimonios para ver o mirar la magnitud del hecho y comprobar la veracidad de los mismos (Rodr�guez C�rcela, 2002). La importancia de estos elementos queda tambi�n demostrada en el trabajo que McMeel que analiz� m�s de 150 portadas de peri�dicos de todo el mundo.

Adem�s de todo lo anterior, y como venimos comentando, la pol�mica sobre la adecuaci�n o no de publicar ciertas im�genes violentas o duras surge enseguida. En el caso del 11 de septiembre en Nueva York, la mayor�a de los diarios estadounidenses evitaron, al menos en las portadas, las escenas m�s duras como las de las personas lanz�ndose por las ventanas, en cuanto a los atentados de Londres, tales im�genes no s�lo no fueron difundidas sino que no fueron realizadas.

De cualquier forma, en todos los contextos, la pol�mica en torno a la publicaci�n de fotograf�as de contenido violento es tan antigua como el fotoperiodismo: "ya en la primera guerra fotografiada, la de Crimea, las im�genes tomadas por Fenton fueron censuradas para no asustar a las familias de los soldados, aunque fue en este mismo conflicto b�lico en el que otro fot�grafo, James Robertson, fotografi� por primera vez muertos en combate" (Sousa, 2003: 44-45)

Dada la importancia pues, de la fotograf�a, analizaremos, en primer lugar los contenidos de las im�genes publicadas por la prensa el 11 y el 12 de marzo, para despu�s realizar las correspondientes consideraciones �ticas sobre el asunto. Lo principal que debemos tener en cuenta es que las ediciones especiales de los diarios espa�oles del 11 de marzo mostraron claramente el protagonismo de la fotograf�a, con la publicaci�n de m�s y mayores fotos de lo que es habitual en el dise�o de los peri�dicos espa�oles.


6. La imagen en los atentados terroristas del 11-M
6.1. La prensa nacional

a) Las primeras del 11 y el 12-M


El especial de El Mundo en Internet sobre los atentados inclu�a un resumen de los diarios se�alando que "Las palabras que utilizan los peri�dicos para definir los atentados terroristas que ayer sembraron el caos en Madrid dan idea de la magnitud de la tragedia. Pero nada como las fotograf�as de las portadas. Cuerpos de j�venes destrozados entre los restos de los vagones y personal de emergencias atendiendo a los heridos en las v�as del tren ilustran las primeras p�ginas de la prensa espa�ola y europea en uno de los d�as m�s tristes de nuestra historia".

Nos encontramos por lo tanto en un escenario real de extrema crudeza. Los atentados del 11-M en Madrid fueron unos atentados muy directos, a diferencia de lo que sucediera en el 11-S en Nueva York en Madrid los cuerpos salieron despedidos del tren y llegaron a la calle, al lado de la gente. Los bomberos no recogieron cenizas, recogieron restos humanos. Ante esta realidad los medios de comunicaci�n debieron plantearse c�mo comunicarla.

Pr�cticamente todos los peri�dicos de tirada nacional pusieron en los quioscos una edici�n especial en el mediod�a del 11 de marzo. Estas ediciones coincidieron en colocar en sus primeras las im�genes del amasijo de hierros en que quedaron convertidos los trenes. En el caso de Abc la imagen se acerca a los bomberos que estaban trabajando en sacar a las v�ctimas del interior de los trenes sin que podamos ver de forma directa ning�n cuerpo aunque la existencia de este se sugiera en la manta que est�n colocando en la esquina izquierda de la imagen.

El Mundo tambi�n elige una imagen semejante en la primera de su edici�n especial aunque en este caso es un plano m�s general en el que se pueden ver esparcidos por el suelo algunos rastros de sangre. Y todav�a m�s general es el plano desde el que se toma la imagen de El Pa�s publicada en 11 de marzo, y aqu� si pueden verse lo que se supone que son cuerpos tapados con mantas.

En los tres casos anteriores estamos hablando de im�genes en color a cinco columnas en la parte superior de la p�gina, dejando un peque�o espacio de texto bajo la misma. No es as� en el caso de La Raz�n que llev� a su primera en la edici�n especial una imagen a toda p�gina de un joven con la cara ensangrentada sentado en el suelo en una fotograf�a firmada por Jos� Huesca, que ser�a muy repetida en las distintas cabeceras.

Pero estas primeras im�genes seleccionadas pudieron ser fruto de la premura de publicar una segunda edici�n del peri�dico que sali� a la calle en un tiempo record. Debemos suponer que la selecci�n de las im�genes fue m�s reflexiva en la edici�n del d�a 12. Sin embargo, nos encontramos con que El Pa�s, que el d�a anterior hab�a escogido una imagen general del tren, cuando las fuerzas de seguridad ya estaban trabajando y los cuerpos se agachaban bajo mantas, eligi� para el d�a 12 una imagen de instantes despu�s de la explosi�n en la que pod�an verse un gran n�mero de heridos sobre las v�as e incluso, en primer t�rmino algo que pod�a ser identificado como restos humanos. El interior de este peri�dico no era menos impactante. La imagen que abr�a la secci�n de Espa�a ense�aba en tren destrozado pero con las v�ctimas a�n en su interior, en este caso la imagen se reproduc�a en blanco y negro al igual que otras diez im�genes (una por p�gina) que ilustraban todas las informaciones. De entre todas ellas, en dos ocasiones se pudieron ver restos humanos de forma directa, una de estas era del interior de uno de los trenes, en otras muchas ofrec�an primeros planos de personas heridas y las restantes mostraban a los fallecidos pero tapados por mantas o bolsas.

Abc eligi� otra imagen que tambi�n ser�a muy repetida, la del personal del SAMUR alineando los cad�veres metidos en bolsas negras. Una imagen a cinco columnas que era mucho menos impactante que la que llev� El Mundo a su primera, donde se pod�an ver claramente los cad�veres destrozados de dos j�venes. Por su parte, La Raz�n realiz� un foto-montaje con las letras "11-M" colocando en el interior de las mismas im�genes de heridos ensangrentados e incluso una mujer fallecida a la que, en este caso borr� los ojos para evitar su posible reconocimiento.

Pero podemos ir m�s all� de esta simple descripci�n de im�genes y realizar una clasificaci�n de los diarios regionales y nacionales seg�n el contenido de la fotograf�a que eligieron para su portada del 12 de marzo. As�, nos encontramos con cinco categor�as b�sicas para clasificar las primeras de los peri�dicos: a) cad�veres ocultos; b) heridos; c) cad�veres; d) otros contenidos y e) sin fotograf�a (Cuadro 1)

Del cuadro deducimos que las im�genes que se transmitieron tuvieron un protagonista fundamental, los fallecidos. Tanto de forma indirecta, tapados bajo una s�bana, como directa, con primeros planos de cad�veres. Aunque los heridos parecen non tener tanta presencia, debemos matizar que si eran mayoritarios en las p�ginas interiores, por lo menos de los principales diarios.

CUADRO 1. CLASIFICACI�N PRENSA NACIONAL SEG�N LA IMAGEN DE LA PRIMERA P�GINA

 

 

a

Abc Diari de Girona Diari de Tarragona Diario de Burgos
Diario de Mallorca Diario de Navarra Diario de Noticias Diario Monta��s
El Norte de Castilla El Progreso de Lugo El Punt Heraldo de Arag�n
La Gaceta de Salamanca La Opini�n de A Coru�a La Opini�n de M�laga La Opini�n de Tenerife
La Opini�n de Zamora La Rioja La Vanguardia Levante
�ltima Hora

b

El Comercio El Correo El Pa�s  

 

c

Avui Diario Vasco El Correo de Andaluc�a El Correo Gallego
El Mundo Faro de Vigo Hoy La Nueva Espa�a
La Voz de Galicia      

d

Diario de Sevilla El Peri�dico Granada, Hoy La Raz�n

e

El D�a Deia

b) Prensa nacional en Internet

En este punto debemos destacar los especiales que los medios de comunicaci�n colgaron en Internet. Todos ellos ten�an como un elemento b�sico de su contenido galer�as de im�genes sobre la tragedia. En El Mundo [2] el link se�alaba "Las im�genes m�s impactantes" ofreciendo un amplio cat�logo clasificando las fotos en atentados, v�ctimas, caos en la capital, Espa�a grita no, portadas, reacciones, el d�a despu�s y Espa�a en la calle. En las im�genes no se pueden ver fallecidos (excepto en una ocasi�n) ya que est�n adecuadamente tapados, pero si muchos heridos f�cilmente reconocibles.

El especial 11-M de la versi�n digital de El Pa�s (conjunto con la Cadena Ser y CNN+) [3] es un compendio de distintas "Fotogaler�as" que van acompa�ados de algunos multimedias, v�deos, gr�ficos y grabaciones de los testimonios que se recogieron en la Cadena SER. La galer�a m�s amplia es la que lleva el t�tulo de "Atentado Terrorista en Madrid" que clasifica las im�genes en los atentados, testimonios, manifestaciones, impacto en el mundo (portadas de prensa) y vidas rotas. Este �ltimo es muy destacable ya que se incluyen las fotograf�as de los fallecidos en los atentados, incluyendo la anotaci�n de que 26 familiares no quisieron que la imagen de sus seres queridos se publicaran, algo que no evita sin embargo que aparezcan sus nombres. En el caso de El Pa�s se repite lo sucedido con El Mundo no podemos ver a fallecidos pero si a numeroso heridos.

Estos especiales fueron elaborados d�as despu�s, aunque sirven para darnos una idea de la importancia que ten�a la imagen para estos peri�dicos. Sin embargo, durante el 11 y el 12 de marzo la prensa on-line tuvo un papel primordial. Las ediciones digitales de los peri�dicos redujeron sus portadas y aumentaron la capacidad ante la avalancha de consultas. Los principales peri�dicos nacionales se vieron obligados optar medidas excepci�n para poder mantener los webs operativos en la Red ante el aumento de visitas de internautas durante toda la ma�ana. El Pa�s.es tom� la decisi�n de abrir el peri�dico a todos los navegantes, ya que habitualmente es de acceso restringido. Adem�s, redujo la portada a la mitad, eliminando muchos contenidos sobre otros temas, quit�ndolo peso. Mientras, t�cnicos de El Mundo.es se�alaban que hab�an tenido que quintuplicar el ancho de banda ante el incremento del n�mero de visitas y optimizaban sus recursos por si fuera necesario seguir ampliarla. Al igual que El Pa�s.es dispon�an de una portada corta, con contenidos exclusivamente dedicados al atentado.

En cuanto a la edici�n digital de Abc, tuvieron alg�n problema debido a que el tr�fico habitual se hab�a multiplicado por seis o siete veces. Por eso, a primeras horas de la ma�ana se tom� la decisi�n de prescindir de la publicidad y de algunas im�genes para aligerar la p�gina.

Todo ello deriv� en que se redujeran las fotograf�as incluidas, pero en ning�n caso se eliminaran ya que, desde los comienzos de la prensa digital, la imagen es uno de los elementos fundamentales.
c) La repetici�n de im�genes
A pesar de tratarse de un suceso que aconteci� en el centro de Madrid, por lo que los medios de comunicaci�n tuvieron relativamente f�cil acercarse al lugar de los hechos, podemos se�alar que no nos hemos encontrado con una ingente cantidad de material gr�fico en los peri�dicos. De hecho, llama especialmente la atenci�n el nivel de repetici�n de im�genes que se ha producido tanto en medios nacionales como internacionales. Algunos peri�dicos incluso coincidieron con su fotograf�a de portada, como recogemos en el siguiente cuadro (Cuadro 2):

CUADRO 2: PRENSA AGRUPADA POR REPETICI�N IMAGEN PRIMERA

1

Diari de Tarragona, Diario de Noticias, La Opini�n de M�laga, �ltima Hora

2

Diario de Mallorca, Diario de Burgos

3

Diario Vasco, Faro de Vigo, El Correo de Andaluc�a, La Nueva Espa�a, Hoy, La Voz de Galicia

4

El Correo, El Comercio

5

Diario de Sevilla, Granada Hoy

6

La Opini�n de A Coru�a, La Opini�n de Tenerife

7

La Opini�n de Zamora, El Progreso de Lugo

8

Diari de Girona, Levante

Siendo las fotograf�as las siguientes

1) Bomberos, m�dicos, jueces y personal del Samur rodeando un cad�ver tapado con una manta que sostienen lo bomberos. Delante del tren destrozado.

2) Restos del tren desde un plano medio. Pueden verse escombros mezclados con restos humanos.

3) Dos bomberos con s�banas van tapando los cad�veres, en medio el cuerpo destrozado de una mujer.

4) Varios j�venes heridos en el polideportivo donde estaban siendo atendidos.

5) Primer plano de una mujer llorando.

6) Personal del SAMUR va alineando los cad�veres metidos en bolsas negras.

7) Boquete del tren con mantas y s�banas que tapan su interior.

8) Plano general del tren con hospital de campa�a y cad�veres alineados.


En muchos casos esta repetici�n puede venir dada por el hecho de lo varias cabeceras pertenezcan a un mismo grupo period�stico que, por cuestiones de rentabilidad, publica las mismas im�genes (Diario de Sevilla; Granada, Hoy). En otros las razones no est�n tan claras y se puede hablar de coincidencia en los criterios de selecci�n de las im�genes.

El caso es que la repetici�n produce un efecto de fijaci�n de la imagen en la memoria del receptor. Si consideramos el factor de que "en los puestos de peri�dicos, en los que est�n compitiendo con otros, los potenciales compradores s�lo pueden ver la mitad superior del peri�dico" (Keene, 1995: 195) en la que, en muchos casos, se encontrar�an una imagen com�n. Si tenemos en cuenta, adem�s, que la mayor�a de im�genes en las que hay coincidencia pueden considerarse de "impacto", ya que en todas ellas estaban presentes lo fallecidos, nos encontramos ante el hecho de que la simple visi�n del quiosco transmite una sensaci�n clara de tragedia y desastre.


d) Im�genes paradigm�ticas

"Todav�a est�n muy recientes en el recuerdo de todos nosotros, y a�n lo estar�n durante mucho tiempo, las terribles im�genes del 11-M. Son realmente tr�gicas y brutales, algo que nunca hab�a pasado y de una magnitud inimaginable hasta el momento en nuestro pa�s. Es imposible no sentirse conmovido ante la visi�n de algunas escenas realmente terribles" (Pacheco, 2004: 125)

Relacionado con lo anterior, podemos se�alar una serie de im�genes que han tenido una particular difusi�n en los medios de comunicaci�n. Fotograf�as que "dieron la vuelta al mundo" de la mano de los peri�dicos que las repitieron en innumerables ocasiones tanto en su primera como en p�ginas interiores y tanto en su edici�n digital como en la empresa. Podemos poner dos ejemplos fundamentales, una de un herido y otro de un fallecido.

En el primer caso debemos hablar de la fotograf�a de un joven vestido con cazadora azul y sentado en el suelo con la cabeza ensangrentada y un ojo amoratado, imagen que en muchas ocasiones aparece firmada por Jos� Huesca y en otras por Efe. Esta imagen incluso es portada de uno de los muchos libros que se han publicado sobre el atentado (De Diego, 2003) pero previamente la encontramos en la portada de La Raz�n y en la edici�n especial del 11 de marzo. Al d�a siguiente era imagen de primera en Liberation (Francia) y estaba en las p�ginas interiores de El Pa�s, el Faro de Vigo, La Voz de Galicia, El Mundo... y en la portada de las ediciones digitales de El Universal (M�xico) y The Times (Gran Breta�a) adem�s de formar parte de las galer�as de im�genes de El Pa�s y El Mundo tambi�n en sus ediciones digitales. Incluso yendo m�s all�, llama la atenci�n que este mismo joven sea el protagonista de una imagen distinta que tambi�n estaba presente en m�s de un peri�dico, concretamente en dos medios tan alejados como Los Angeles Times (USA) y Die Welt (Alemania).

La segunda de las im�genes "paradigm�tica" es la de una mujer fallecida entre los escombros del interior del tren. Puede verse su cara con toda claridad aunque esta est� desfigurada por la explosi�n. Es una imagen muy impactante que sin embargo ocup� numerosas primeras en Espa�a (Diario Vasco, Faro de Vigo, El Correo de Andaluc�a, La Nueva Espa�a, Hoy, La Voz de Galicia) y fuera de Espa�a (El Correo de Cuba, El Nuevo Herald) pero que no est� presente en Internet. En todos los casos fue reproducida en color, incrementando as� su impacto. Ambas im�genes son perfectamente identificables a pesar de no incluir referencias directas al tren o al lugar del atentado.

Podr�amos mencionar otros muchos ejemplos de fotograf�as que, sin duda, han pasado al imaginario colectivo, como la de los cad�veres metidos en bolsas negras alineados junto al tren, o la del propio tren en Atocha. Pero lo importante en este caso es determinar �Qu� es lo que provoca que una imagen consiga tanto nivel de reconocimiento?

Durante el 11-S la imagen de las torres gemelas fueron las elegidas por los peri�dicos norteamericanos y de todo el mundo para abrir sus ediciones, concretamente "aquellas en las que se evidenciaba de un modo m�s claro la ca�da del icono capitalista por excelencia. En cierto modo, para el lector norteamericano no era necesario contextualizar el significado conceptual ni la ubicaci�n geogr�fica de las estructuras arquitect�nicas y por eso no fue preciso ofrecer grandes perspectivas fotogr�ficas de la ciudad neoyorquina envuelta bajo el manto gris del polvo y humareda" (Lens, 2005: 150). Una elecci�n que parec�a incuestionable y que, adem�s respond�a a una l�nea precisa de la prensa estadounidense. La selecci�n de las im�genes no era por lo tanto tan sencilla en el caso de Madrid, donde el atentado se produjo en las v�as.


6.2. Prensa internacional

La repercusi�n internacional de los atentados de Madrid record� al impacto que caus� el 11 de septiembre. Muchos medios mantienen en sus webs especiales sobre el ataque. La tarde del 11 de marzo todos los peri�dicos y televisiones con Internet llevaron a sus portadas las im�genes de lo sucedido en Atocha. Las primeras p�ginas del d�a 12 reflejaron, en su mayor�a, el pesar de la comunidad internacional. Muchas de las im�genes empleadas por la prensa internacional en sus ediciones digitales ya hab�an sido publicadas en Espa�a aunque, por regla general, se escogieron aquellas que parec�an tener menor impacto, es decir, se evitaron los cuerpos mutilados que en Espa�a si fueron publicados.

Podemos intentar hacer un repaso por las principales cabeceras del mundo, con especial referencia a las europeas, para intentar describir cuales fueron las fotograf�as que eligieron para ilustrar las informaciones sobre el atentado. Aunque muchos de los peri�dicos, al igual que en Espa�a actualizaron sus p�ginas web el propio d�a 11, vamos a centrarnos en el 12 puesto que fue el d�a en que todos coincidieron en abrir con esa informaci�n.

o Clar�n (Argentina) Dos polic�as inspeccionando las v�as con el tren explotado al fondo.

o El Correo de Cuba (Cuba) El cad�ver de una mujer entre los escombros.

o El Universal (M�xico) Un joven con la cabeza ensangrentada sentado en el suelo (imagen de Jos� Huesca)

o Financial Times (Gran Breta�a) Bomberos sacan los cad�veres del interior del tren mientras los servicios m�dicos colocan mantas para taparlos.

o The Times (Gran Breta�a) Un joven con la cabeza ensangrentada sentado en el suelo (imagen de Jos� Huesca)

o Frankfurter Allgemaine Zeitung (Alemania) Plano general del tren.

o Il Corriere de la Sera (Italia) Un hombre con la cabeza ensangrentada tapado con una manta.

o La Repubblica (Italia) Bomberos sacando un cad�ver del interior del tren.

o Le Figaro (Francia) Bomberos sacan los cad�veres del interior del tren mientras los servicios m�dicos colocan mantas para taparlos.

o Le Monde (Francia) Plano general del tren con hospital de campa�a.

o Liberation (Francia) Plano detalle del boquete abierto por la bomba en el tren con varios cuerpos tapados con s�banas.

o The New York Times (USA) Servicios m�dicos trasladando a un herido con la cabeza ensangrentada.

o USA Today (USA) Plano detalle del boquete abierto por la bomba en el tren con varios cuerpos tapados con s�banas.

o El Nuevo Herald (USA) El cad�ver de una mujer entre los escombros.

Tambi�n podemos acercarnos a alguna de las ediciones impresas. As� nos encontramos con que The Washington Post abri� edici�n con la misma fotograf�a que publicaba El Pa�s a cuatro columnas, a�adiendo una fotograf�a de menor tama�o en la que se pod�a ver el traslado de un herido, imagen que era la misma que ten�a en la portada de su edici�n digital The New York Times.

Este mismo esquema de dos im�genes fue el empleado por Los Angeles Times que inclu�a en su primera una fotograf�a principal a 3 columnas de los restos del tren con unos cad�veres tapados por s�banas, similar a la que se encuentra en la portada de las ediciones digitales de Liberation y La Repubblica y una secundaria de menor tama�o en la que se puede ver a un joven herido que, a pesar de no ser la misma imagen de Jos� Huesca, es f�cilmente identificable como la misma persona. Esta misma imagen es la que emplea el peri�dico alem�n Die Welt en su edici�n digital.

La prensa internacional tuvo una repercusi�n muy especial en nuestro pa�s. Estamos hablando, por supuesto, da prensa a trav�s de Internet. La ma�ana del 11 de marzo se produjeron dos millones de conexiones a la red para ampliar informaci�n sobre el atentado. Seg�n datos del Observatorio Espa�ol de Internet (OEI), la b�squeda de informaci�n sobre el atentado multiplic� por ocho el tr�fico de Internet en Madrid. Probablemente este hecho guarde m�s relaci�n con la falta de informaci�n por parte de las autoridades espa�olas y la confusi�n creada respecto a la autor�a del atentado que a cuestiones relacionadas con la calidad y veracidad informaciones de la prensa nacional.

Pero lo m�s llamativo de todo esto es la diferencia existente entre el tratamiento informativo otorgado al 11-M y el que se le dio posteriormente al 7-J. En el caso de los atentados de Londres el 7 de julio, se volvi� a abrir el debate sobre la �tica period�stica en el tratamiento de las v�ctimas. Sin embargo, se trato de un debate que aport� nuevos elementos. El 7-J marca para mucho el d�a de la decadencia del periodismo oficial y el inicio de la era del periodismo c�vico o espont�neo. Los atentados de Londres se caracterizaron por una sobredosis de informaci�n en la cadena global permanente de medios, dejando al p�blico con la sensaci�n clara de que algo grave hab�a pasado pero, al mismo tiempo, fue un acontecimiento sin a penas im�genes, existiendo un vac�o (planificado) de informaci�n visual en una tendencia informativa que se bautiz� "cobertura blanca". La televisi�n brit�nica, por ejemplo, manej� con extremo cuidado el tratamiento visual de los hechos: no hubo planos cercanos de heridos o muertos ni gestos descontrolados. Lo que tambi�n sucedi� en la prensa.

Seg�n las informaciones de aquellos d�as, el periodismo oficial brit�nico, encabezado por la BBC, ya hab�a pactado con el gobierno (en la organizaci�n previa de un posible atentado) no mostrar heridos, ni muertos, ni im�genes que perturbaran a la opini�n p�blica (VV.AA. 1984: 161). Ante esta situaci�n los testigos directos de la tragedia fueron los que se encargaron de aportar im�genes del atentados a trav�s de fotograf�as tomadas con sus tel�fonos m�viles. Tal fue la denominada "revoluci�n del periodismo c�vico" que la mayor�a de las portadas de los principales peri�dicos del mundo emplearon esa im�genes captadas por ciudadanos.

Vemos, por lo tanto, que el debate suscitado en torno al 11-M por la utilizaci�n de fotograf�as realizadas por profesionales que mostraban toda la crudeza del atentado, no se repiti� en el caso de Londres, donde las cr�ticas se plantearon por la ausencia de informaci�n visual y textual sobre lo ocurrido. Ser�a dos formas de abordar la informaci�n sobre una tragedia que ser�an totalmente opuestas.


7. Consideraciones �ticas sobre la difusi�n de im�genes de las v�ctimas del terrorismo

"En virtud del principio de generalidad que rige los mensajes informativos, no toda la realidad es difundible, �tica y deontol�gicamente hablando" (L�pez, 1998: 32-32) e incluso podr�amos decir que t�cnicamente hablando tampoco, ya que la din�mica de trabajo de los medios de comunicaci�n y su limitaci�n en cuanto a espacios impide que todas las informaciones sean difundidas. Por lo tanto, el periodista o informador debe efectuar un continuo proceso de selecci�n para determinar qu� materias van a poner en forma de mensaje y van a difundir, qu� es lo que considera importante y lo que considera prescindible. Los criterios �ticos tambi�n deber�an ser empleados en este punto y si tenemos en cuenta que esta selecci�n se realiza tanto para los contenidos informativos textuales como los fotogr�ficos, debemos hablar de una �tica de la informaci�n gr�fica.

Soria (1997: 213) se�ala que esta �tica de la informaci�n gr�fica se enfrenta a tres principales �mbitos de conflicto: a) La falsificaci�n de fotograf�as; b) Im�genes duras y c) Los ataques al honor o a la intimidad. En el caso que nos ocupa el problema sen plantea sobre todo con la crudeza de las im�genes.

Probablemente la fotograf�a sea el medio que m�s discusiones �ticas ha causado acerca del tratamiento informativo del sufrimiento y del dolor, tanto entre los profesionales de la informaci�n en general, como por las respuestas de los receptores ante la publicaci�n de determinadas im�genes. Las reacciones han sido en algunos casos incluso m�s frecuentes y airadas que cuando la misma imagen se hab�a difundido en televisi�n. Esta pol�mica est� muy abierta ya que se pueden encontrar opiniones contrapuestas.

Pilar Cernuda, se�ala que "ciertas im�genes no pueden recibir el mismo tratamiento que los delitos que prescriben despu�s de esa fecha seg�n la ley. Hay que aplicar otras normas, otros planteamientos, dejarse llevar por el coraz�n por una vez y dejar que la cabeza pierda protagonismo ante una situaci�n que supera y rebasa los l�mites de lo que se pueda aguantar" (VV.AA., 2003: 80)

Sin embargo existen opiniones contrarias que se�ala que "La fotograf�a period�stica carece de valor si no produce impacto. El periodismo no se hace para dejar igual al lector a la hora del desayuno. Se trata de conmover, conmocionar, hacer reflexionar. Producir indiferencia es el gran pecado que puede cometer una publicaci�n" (Gonz�lez, 1994: 82)

Dos justificaciones frecuentes que sostienen los medios para seleccionar este tipo de fotograf�as son, por un lado, que tales noticias y tales im�genes tienen valor informativo, que el sufrimiento y el dolor forman parte de una informaci�n al igual que lo hacen otros factores, y que no publicarlos o no incluirlos en una noticia ser�a una omisi�n hacia el derecho del p�blico a recibir informaci�n de forma completa, adem�s de que podr�a conllevar falta de credibilidad hacia el medio; por otro lado, un segundo argumento, tambi�n repetido con frecuencia, es que el conocimiento de las desgracias ajenas puede contribuir tanto a advertir de la peligrosidad de ciertas actividades y a evitar que se repitan sucesos similares, como a crear un sentimiento de empat�a con los dolientes que resultar�a imposible de conseguir si no se informara y no se mostrara el sufrimiento y el dolor concretos.

Para que el receptor se interese en una informaci�n �sta ha de tener relevancia en su persona o comunidad. De acuerdo con ello, y tambi�n en t�rminos globales, el dolor y el sufrimiento, dado su car�cter universal y por afectar a los fines de todo hombre, son realidades que a priori y de forma gen�rica, gozan de inter�s informativo. Pero, al mismo tiempo, el sufrimiento y dolor experimentados en situaciones concretas son experiencias muy personales, a veces incluso �ntimas, y, por lo tanto, aunque el receptor pueda estar interesado en ellas desde un punto de vista subjetivo y humano, su informaci�n no siempre pertenece el �mbito p�blico, por lo que los miembros de la audiencia no siempre tienen derecho a exigirla. (L�pez, 1998: 36-37)

El problema es que no siempre es f�cil decidir en qu� momento se pasa de lo que se podr�a llamar leg�timo impacto al sensacionalismo. Se abre, como es natural, un abanico de soluciones. Puede ser perfectamente �tico no publicar esas im�genes, pero tambi�n lo contrario: no ser �tica la omisi�n. O puede ser perfectamente �tica su publicaci�n. (Soria, 1997: 217) Cuando se trata de atentados terroristas, este debate se complica.

Sin embargo, existe constancia que, en algunas de las im�genes publicadas en la prensa espa�ola e internacional el 11-M, la seguridad de que algunos elementos eran inadecuados o poco correctos para su publicaci�n les llev� a "retocar" las fotos antes de su publicaci�n (Varela, 2004).

La emisi�n de im�genes macabras puede llegar a ser condenable desde el punto de vista moral, pero es una realidad. Cuando se produce un atentado, normalmente todos sabemos que, m�s en televisi�n que en prensa, lo que impacta son las im�genes de ese atentado. Es evidente que �stas nunca son im�genes que puedan pasar sin herir la sensibilidad de otros, entonces s� se plantea un debate, porque las im�genes suelen ser de un dramatismo la mayor�a de veces innegable. Muchos profesionales coinciden en defender la transmisi�n de la realidad, si el terrorismo provoca muerte, los medios de comunicaci�n transmitir�n muerte.

La idea general es que, cuando se informa sobre actos terroristas, el amarillismo y el sensacionalismo deben evitarse siempre. Ante la publicaci�n de algunas im�genes o declaraciones hay que analizar previamente si responden al inter�s del p�blico o no. Las im�genes emitidas con exclusiva intenci�n informativa pueden ser percibidas de distinta forma por diferentes grupos o personas, por cercan�a al hecho, por ideolog�a, por variadas razones. Esto hay que considerarlo, pero las decisiones hay que tomarlas teniendo en cuenta el inter�s general.

Y son precisamente los beneficiarios de ese inter�s general los que deben ser m�s cr�ticos con la informaci�n visual que se difunde en la prensa, sin perder de vista la importancia de la misma: "ejercer la cr�tica y el control sobre los contenidos visuales no s�lo es deseable, sino imprescindible. Pero condenar la funci�n testimonial y movilizadora de las im�genes en la prensa supone ceder una parte important�sima del desarrollo del lenguaje visual y sus aplicaciones espectaculares y/o persuasivas" (Teixeira, 1999: 160).


8. Conclusiones

Despu�s del an�lisis realizado podemos llegar a unas conclusiones m�s concretas sobre el tratamiento que recibieron las im�genes del 11-M en la prensa. Sobre este �ltimo punto, podemos incidir en el hecho de que las fotograf�as que ilustraron las primeras de casi toda la prensa nacional e internacional contaban con la presencia de fallecidos, la mayor parte de las veces tapados pero, en muchas ocasiones, perfectamente reconocibles.

Nos encontramos aqu� ante la primera cuesti�n, �es leg�tima esta representaci�n de los fallecidos o es simplemente sensacionalismo? Para contestar a esta pregunta debemos tener en cuenta una serie de factores. El primero de ellos es que el periodismo debe encargarse de transmitir la realidad y la realidad en este caso es que nos enfrent�bamos al atentado m�s sangriento de la historia de Espa�a. En segundo lugar, el periodismo puede ejercer un papel de movilizador de las conciencias, y la mejor forma para conseguirlo es mediante la representaci�n de la realidad m�s cruda. En el lado contrario, podemos alegar que esta concienciaci�n de la sociedad puede conseguirse sin llegar a representar a los fallecidos de forma tan directa. Adem�s, esta representaci�n chocar�a con el respeto al dolor, no tanto de las v�ctimas, sino de los familiares de las v�ctimas. Podr�amos plantear que el derecho a la propia imagen debe ser ejercido por la persona incluso m�s all� de su propia muerte.

Lo que si est� claro es que las fotograf�as de la prensa se han fijado en la retina de todos los espa�oles. Algunas de ellas debido, entre otras cosas, a su incesante repetici�n ya forman parte del imaginario colectivo. No podemos establecer cuales son los factores que hacen que una imagen consiga un alto nivel de reconocimiento ya que esto depende de innumerables factores. De todas formas, hay algunos aspectos de la fotograf�a que, usados en un sentido o en otro pueden contribuir a ello. Fundamentalmente son la utilizaci�n o no del color, de forma especial en escenas y cuerpos sangrientos; el �ngulo empleado; la distancia a la que se tome; el abundamiento o no en detalles; el tama�o de la imagen (y en especial en referencia con el texto al que acompa�e); el lugar que ocupa en la publicaci�n; y el propio contenido de la fotograf�a y el del texto que la explique. (L�pez, 1998: 161) En cualquier caso nos estamos moviendo en una delgada l�nea entre lo que es informaci�n y lo que es sensacionalismo gr�fico. As� pues, en este tipo de informaciones, el periodista ha de ser muy severo en el proceso de criba del material gr�fico que se haya recogido; para eso ha de tener muy claro qu� es lo que pretende con su mensaje, cu�l es la finalidad de la informaci�n y cu�les las partes que se pueden ver afectadas por su difusi�n. Sabemos que es casi imposible predecir el impacto que va a provocar una imagen, pero podemos aproximarnos.

La coincidencia en la publicaci�n de im�genes entre diversas cabeceras, nos hace pensar, sin tener en cuenta factores de car�cter econ�mico o empresarial que tambi�n podr�an haber influido, en que existen una serie de rutinas period�sticas comunes a diversos medios de comunicaci�n tanto a nivel nacional como internacional para la selecci�n de las im�genes. Si vamos m�s all� y consideramos el hecho de que las coincidencias se produjeron m�s en las aquellas fotograf�as con un contenido m�s cruento, podemos empezarnos a plantear si realmente se est� aplicando la m�xima de "m�s sangre, m�s peri�dicos".

Est� claro que la tirada de los peri�dicos aument� el 12 de marzo, pero no podemos creer que aumentara por el morbo de los espa�oles en encontrar im�genes duras sobre el atentado sino que exist�a una necesidad de informaci�n y an�lisis sobre lo que hab�a sucedido. Si la informaci�n ya era importante �por qu� aumentar su gravedad con im�genes de tanta crudeza?. Podemos tambi�n plantearnos �Si los bomberos no hubieran cubierto los cuerpos, la imagen hubiera sido publicada de igual modo?

Tambi�n debemos tener en cuenta que por la inmediatez de su percepci�n y por el impacto que son capaces de generar, en el caso de determinadas im�genes excesivamente sobrecogedoras se puede dar el efecto inverso al deseado, es decir, que el impacto que crea en el receptor la visi�n de la fotograf�a sea tan violento o le resulte tan desagradable y de mal gusto que, o bien abandone la informaci�n, o bien quede psicol�gicamente bloqueado, de modo que ninguno de los dos supuestos planteados le permita la reflexi�n. Por esta raz�n no se puede justificar la difusi�n de este tipo de im�genes en la b�squeda de una concienciaci�n de la sociedad porque, adem�s de llegar a provocar un efecto inverso, produce otros efectos igualmente nocivos, en este caso de insensibilizaci�n y trivializaci�n que se puede generar cuando las im�genes se exponen repetidamente. Entramos as� en un c�rculo en el que cada vez hay que difundir im�genes de mayor dureza para poder llegar a la sensibilidad del p�blico.

Pero no podemos hacer este an�lisis sin tener en cuenta el contexto en que nos est�bamos moviendo, la televisi�n llevaba horas informando en directo cuando los peri�dicos salieron a la calle. Con la justificaci�n del directo, en un primer momento no hubo l�mites para las im�genes que llegaron al p�blico. �La prensa se subi� entonces al carro de la televisi�n siguiendo su misma l�nea de contenidos? Parece muy probable que as� fuera.

Desde un punto de vista m�s general, el 11-M se ha convertido en un paradigma de la colisi�n que a veces se produce entre la libertad de expresi�n y el derecho a la propia imagen y, este caso, al propio dolor. La prensa tuvo un dif�cil papel como difusora de una realidad muy dura que el p�blico quer�a conocer, la �nica pega que puede pon�rsele est� en si era esa la forma adecuada de hacerlo. Lo que si est� claro es que, en los �ltimos a�os, y amparados por la libertad de prensa, los medios han entrado en una din�mica de difusi�n de im�genes cargadas de violencia y crudeza que est�n incurriendo en una cierta "insensibilizaci�n" de los ciudadanos. No se trata de poner l�mites ni establecer censuras, se trata de considerar la necesidad o no de caminar en este tipo de informaci�n.

En resumen, los ciudadanos tienen todo e derecho a ser informados y a serlo con objetividad. Las v�ctimas del terrorismo tienen el derecho a su intimidad. Y el nexo entre todo esto es que los medios tienen la obligaci�n de ser responsables.


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10. Notas

[1] Es destacable el amplio trabajo comparativo realizado por el Grupo de Estudios Avanzados de Comunicaci�n (GEAC) de la Universidad Rey Juan Carlos, que ha realizado diversos informes acerca de los discursos de la prensa internacional de referencia sobre la participaci�n espa�ola en la guerra de Irak y los acontecimientos del 11-M.

[2]

http://www.el-mundo.es/elmundo/hemeroteca/2004/03/13/t/ (07-11-05)

[3] http://www.elpais.es/comunes/2004/11m/portada.html (07-11-05)




FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAF�AS, SEG�N LA APA:

Torres Romay, Emma, 2006: El tratamiento de la imagen en los atentados del 11-M. Terrorismo y violencia en la prensa. Revista Latina de Comunicaci�n Social, 61 . Revista Latina de Comunicaci�n Social, 61.La Laguna (Tenerife). Recuperado el x de xxxx de 200x de: http://www.ull.es/publicaciones/latina/200603torres.htm