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Revista
Latina de Comunicaci�n Social 61 enero � diciembre
de 2006 |
Edita: LAboratorio de Tecnolog�as de la Informaci�n
y Nuevos An�lisis de Comunicaci�n Social Tel�fonos: (34) 922 31 72 31 / 41 - Fax: (34) 922 31 72 54 |
FORMA
DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAF�AS, SEG�N LA APA: [Revisor/ra: El trabajo est� basado en un estudio exploratorio muy bien organizado y fundamentalmente, con un soporte te�rico que se muestra en todo el escrito.]
La argumentaci�n en la propaganda pol�tica de la campa�a de las elecciones venezolanas de 2005
MSc.
Oscar Alberto Morales � [C.V.] Lic.
Ernesto Ilich Mar�n Altuve
� [C.V.] Resumen: Este estudio analiza las estrategias de argumentaci�n utilizadas en la campa�a de las elecciones legislativas venezolanas, 2005. Participaron 2 bloques: �partidos oficialistas� y la oposici�n. La propaganda est� asociada a la continuaci�n de Ch�vez en el poder. Los oficialistas proponen mundos posibles (MP) habitados por hechos, verdades y presuposiciones, conectados mediante estrategias argumentativas de enlace. Ch�vez es el tema central. La oposici�n presenta MP opuestos: el gobierno de Ch�vez como negativo, y proponen un MP futuro sin �l. En conclusi�n, las estrategias de argumentaci�n empleadas presuponen el triunfo de Ch�vez en las elecciones del 2006. Esta contienda electoral estaba sentando las bases legales que permitieran o impidieran la continuidad de Ch�vez en el poder. Palabras clave: estrategias de argumentaci�n � mundos posibles � discurso pol�tico � Venezuela � campa�a electoral � elecciones legislativas � Punto Fijo � Hugo Chavez Fr�as � propaganda pol�tica � Rep�blica Bolivariana Abstract: This study analyzes the strategies of argumentation used in the campaign of the legislative Venezuelan elections, 2005. Two blocks participated: �Official parties� and the opposition. The advertising is associated with Chavez�s permanence in the government. �The officialism� proposes possible worlds (PW) inhabited by facts, truths and presuppositions, connected by means of argumentative strategies of link. Ch�vez is the central topic. The opposition presents opposite PW: Chavez�s government as negative, and proposes a future PW without him. In conclusion, the strategies of argumentation used presuppose Chavez�s victory in the elections of 2006. This electoral contest was going to offer the legal bases that would allow Chavez�s staying in power or would impede it. Key Words: Strategies of argumentation � possible worlds � political discourse � Venezuela � electoral campaign � legislative elections � Punto Fijo � Hugo Chavez Fr�as � political propaganda � Bolivarianic Republic Sumario: 1. Introducci�n. 2. Objetivo general. 3. Metodolog�a. 4. Resultados. 5. Conclusiones. 6. Referencias biliogr�f�cas. 7. Notas. Summary: 1. Introduction. 2. Objetive. 3. Metodology. 4. Results. 5. Conclusions. 6.
Bibliography. 7. Notes.
Los partidos pol�ticos tradicionales venezolanos, s�lidamente consolidados en los primeros 40 a�os de democracia, en los �ltimos a�os han perdido credibilidad y poder de convocatoria. Los electores han dejado de confiar en ellos y, por lo tanto, han dejado de elegir a sus candidatos. Entre las principales causas que llevaron al descr�dito y al declive de los partidos tradicionales est�n la corrupci�n, el clientelismo pol�tico, las crisis financieras, la burocracia y la ineficiencia e indolencia de los gobiernos (Molero, 2002b: 300). La revuelta popular [1] de febrero de 1989 y los intentos de golpe de estado de febrero y noviembre de 1992 fueron manifestaciones populares e institucionales de la crisis por la que atravesaba el pa�s (Molero, 2002b: 302). Por sus duras cr�ticas a los gobiernos del per�odo democr�tico, los l�deres de estos intentos de golpe de estado tuvieron una gran simpat�a en el pa�s, especialmente en los sectores de clase baja. Posteriormente, estos l�deres se incorporaron a la vida pol�tica democr�tica; capitalizaron el descontento popular, utilizando la realidad de Venezuela y las expectativas de los venezolanos como estrategia de argumentaci�n en la campa�a pol�tica. Se han realizado algunas iniciativas jur�dicas para recobrar la confianza de los venezolanos en las instituciones, los poderes p�blicos y principalmente en los partidos. Desde 1989, el sistema electoral venezolano ha sufrido m�ltiples cambios, innovaciones y avances. A partir de ese a�o comenz� a elegirse, mediante el voto directo y secreto, a gobernadores y alcaldes (anteriormente designados por el Presidente de la Rep�blica), y se cambi� el Sistema de Elecci�n de Concejales (de Representaci�n Proporcional a trav�s de Listas Cerradas y bloqueadas a uno Proporcional denominado Sistema Preferencial de Listas Abiertas). As� mismo, para modernizar el sistema electoral venezolano, se han creado leyes, reglamentos e instructivos que regulan los procesos eleccionarios. Entre estos se cuentan: la Constituci�n [2] de la Rep�blica Bolivariana de Venezuela (1999), el Estatuto Electoral del Poder P�blico (2000), la Ley Org�nica del Sufragio y Participaci�n Pol�tica (1997 y 1998) y las normas reglamentarias emanadas por el Consejo Nacional Electoral para elecciones particulares, como por ejemplo, las normativas para referenda consultivos, revocatorios y abrogatorios. Sin embargo, estos cambios, que ya la sociedad venezolana exig�a desde hac�a mucho tiempo, no han sido suficientes para volver a generar credibilidad y confianza en los partidos ni en el sistema electoral y, por lo tanto, redujeron la participaci�n en las elecciones. Romero (2001: 230-231) considera que la p�rdida de legitimidad de los partidos y la creciente crisis econ�mica elevaron la abstenci�n, la cual super� 39% en las elecciones de 1993. Adem�s de esto, Romero (2001: 331) considera que el discurso pol�tico, concretado en las campa�as electorales y en las pr�cticas legislativas, tampoco ha favorecido la participaci�n. Han desconocido los intereses populares y han conceptuado err�neamente al electorado. El discurso pol�tico venezolano, como acto social de habla, genera actitudes positivas y negativas que pueden producir, a su vez, adhesi�n y rechazo. A partir de los acontecimientos antes se�alados, desde 1989 se han incorporado algunos aspectos que han logrado adhesi�n al chavismo y mayor rechazo a la oposici�n; entre �stos cabe mencionar:
A �stas [3] habr�a que agregar que se han creado y fomentado, por un lado, ideolog�as xen�fobas (contra los asesores cubanos que trabajan en Venezuela), racistas (contra las personas de rasgos ind�genas, morenas o negras) y discriminatorias (contra los pobres, los comunistas, los analfabetas). Como parte de la campa�a en contra de las pol�ticas del gobierno y a favor de la convocatoria a un referendo revocatorio, en el a�o 2002 se pod�a leer en las calles venezolanas el siguiente enunciado en contra de la campa�a de alfabetizaci�n (Misi�n Robinson), firmado por la coordinadora de la oposici�n �La Coordinadora democr�tica� [4]: �No al Robinson. Bruto es bruto�). Por otro lado, con base en los principios bolivarianos, se ha potenciado el discurso antiimperialista (fundamentalmente contra los Estados Unidos), de soberan�a, independencia y autodeterminaci�n de Venezuela, como argumento en el discurso pol�tico y en la campa�a electoral. Se ha promovido la creaci�n de un bloque pol�tico, econ�mico, financiero y militar del sur, para hacerle frente a Estados Unidos. Las estrategias
empleadas en el discurso pol�tico del chavismo [5]
han sido eficientes, puesto que ha aumentado su popularidad en el transcurso
de los �ltimos 14 a�os, desde el intento de golpe de estado
en el a�o 1992. Luego de casi una decena de elecciones, se mantienen
intocables [6]. Para los partidos de la oposici�n,
en cambio, su discurso pol�tico no ha logrado que recuperen la
credibilidad, aceptaci�n y apoyo electoral que tuvieron previo
a la �era Ch�vez�. 1.1 Contexto jur�dico electoral venezolano El Poder Electoral de Venezuela es un poder aut�nomo, cuyas atribuciones est�n contempladas en la Constituci�n de la Rep�blica Bolivariana de Venezuela (1999) [7]. Es el ente encargado de administrar y normar todo lo relativo a comicios electorales que se realicen en el pa�s, incluidas por su puesto las campa�as electorales. El Poder Electoral se ejerce por �rgano del Consejo Nacional Electoral (CNE), como ente rector, y como �rganos subordinados a �ste, por la Junta Nacional Electoral, la Comisi�n de Registro Civil y Electoral y la Comisi�n de Participaci�n Pol�tica y Financiamiento (Asamblea Nacional, 2002). El art�culo 293 de la Constituci�n de Venezuela (1999) establece que el Poder Electoral est� facultado para crear las normas y reglamentos necesarios para regular las elecciones y las campa�as electorales de todas las elecciones que se realicen en el pa�s. Se incluyen la financiaci�n de las campa�as electorales. As� mismo, el art�culo 4 de la Ley Org�nica del Poder Electoral (2002) [8] establece que el Poder Electoral, como ente rector de todos los comicios que se celebren en el pa�s, debe garantizar la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficacia de los procesos electorales, as� como la aplicaci�n de la personalizaci�n del sufragio y la representaci�n proporcional. Por su parte, el art�culo 30 de la Ley de Partidos Pol�ticos, Reuniones P�blicas y Manifestaciones [9] prev� que las asociaciones pol�ticas tienen el derecho de hacer propaganda por cualquier medio de difusi�n del pensamiento, oral o escrito, con las limitaciones establecidas por la constituci�n y las leyes. No obstante, quien produce la propaganda pol�tica debe responsabilizarse de los contenidos. Por lo tanto, el art�culo 34 de esta ley establece que no se permitir�n las publicaciones pol�ticas an�nimas, ni las que atenten contra la dignidad humana u ofendan la moral p�blica, ni las que tengan por objeto promover la desobediencia de las leyes, sin que por esto pueda coartarse el an�lisis o la cr�tica de los preceptos legales. Para
las elecciones legislativas del 2005, el Consejo Nacional Electoral (2005b)
[10] estableci� 34 d�as de campa�a
electoral. Seg�n la resoluci�n que regulaba la campa�a
electoral, �sta se deb�a regir por los siguientes principios
(Consejo Nacional Electoral, 2005a) [11]: Adem�s
de las elecciones de gremios profesionales, en Venezuela se pueden elegir
los siguientes cargos: Estos cargos var�an seg�n la naturaleza, �mbito, n�mero de integrantes (en caso de cuerpos deliberantes), per�odo de mandato, posibilidad de reelecci�n, condiciones de elegibilidad, sistema de votaci�n, sistema de adjudicaci�n, candidaturas (principales y suplentes), entes postulantes y simultaneidad electoral (Consejo Nacional Electoral, 2006b). El presente trabajo se limita s�lo al estudio de la campa�a electoral de las elecciones legislativas venezolanas del 2005, en las cuales se votaron: Representantes al Parlamento Andino, Representantes al Parlamento Latinoamericano y Diputados a la Asamblea Nacional de la Rep�blica Bolivariana de Venezuela. 1.2
Marco te�rico Un discurso es pol�tico cuando transmite un mensaje no s�lo sobre el mundo o sobre una situaci�n social particular, sino sobre todo, donde se revela el poder y la autoridad por parte de quien lo emite. Dicho mensaje puede representar la formulaci�n (a veces impl�cita) de ideales colectivos expresados como tales (Molero, 2002b). La propaganda es un tipo de discurso pol�tico persuasivo, cuya importancia radica en que por medio de �ste se intenta incesantemente ganar adeptos para un proyecto pol�tico. La propaganda orienta la opini�n p�blica en el sentido de una determinada idea. A trav�s de ella, se persigue persuadir al mayor n�mero posible de votantes (Stark, 2006) [12]. De acuerdo con Abreu (2004), se puede definir como un mensaje planificado y dise�ado con el objetivo de ejercer alg�n tipo de influencia pol�tica e ideol�gica sobre una audiencia o grupo meta. Utilizando una serie de t�cnicas y procedimientos que hacen �nfasis usualmente en el punto de vista de los emisores, se procura afectar a los perceptores en una direcci�n favorable a los objetivos de los propagandistas.
En el caso venezolano, las personas o los partidos pol�ticos emisores de la propaganda son los responsables de su financiamiento. No obstante, el Consejo Nacional Electoral �fijar� en su presupuesto anual una partida destinada al financiamiento ordinario de los partidos pol�ticos nacionales. En el presupuesto correspondiente al a�o de celebraci�n de elecciones nacionales o regionales, se incluir� tambi�n una partida destinada a contribuir al financiamiento de la propaganda electoral de los partidos. Ambas partidas se distribuir�n en forma proporcional a la votaci�n respectiva nacional obtenida en las elecciones inmediatamente anteriores para la C�mara de Diputados� (Consejo Nacional Electoral, 2006a) [13]. 1.2.2 Campa�a electoral Para efectos de la Ley Org�nica del Sufragio y Participaci�n Pol�tica (Consejo Nacional Electoral, 2006c) [14], se entiende por campa�a electoral toda actividad p�blica que tenga por finalidad estimular al electorado para que sufrague por determinados candidatos de organizaciones pol�ticas o grupos de electores. La campa�a electoral comprende la propaganda y publicidad emitida a trav�s de los medios de comunicaci�n social y de cualquier otra forma de difusi�n. No se considera como campa�a electoral o propaganda la participaci�n de los candidatos y dirigentes de las organizaciones pol�ticas o electorales, en programas o espacios regulares de opini�n de radio y televisi�n o en los medios de comunicaci�n social impresos. 1.2.3 Mundos posibles Los mundos posibles son la representaci�n abstracta de un conjunto de individuos dotados de propiedades (no necesariamente personas) o del desarrollo de acontecimientos posibles, cuya existencia depende de las actitudes proposicionales de quien afirma, lo cree, lo acepta, lo reconoce como posible, viable (Capdevila, 2004b; Eco, 1993). Para Pericot (1997; 2002), es un modelo previamente establecido de la realidad que nos permite vivir los mundos como reales aunque no sean ver�dicos; en este sentido, representa un marco sem�ntico que da sentido a una determinada interpretaci�n; es el resultado de la interacci�n cooperativa y creativa entre quien produce el discurso, el enunciador, y quien lo interpreta, el enunciatario. Cada mundo posible se rige por unos valores de verdad, propios, particulares, e incuestionables, que nos permiten decidir si un enunciado es verdadero o falso. La verdad y la certidumbre son conceptos aplicables s�lo en el contexto del discurso no en el �mundo referencial real� (Pericot, 1997). Caracter�sticas del mundo posible
1.2.4
Acuerdos generales Clasificaci�n Capdevila
(1997, 2004a, 2004b) clasifica los acuerdos generales en dos grupos: los
acuerdos basados en la realidad, hechos, verdades y presunciones; y los
basados en las preferencias de la audiencia, valores, jerarqu�as
y lugares de argumentaci�n. Los primeros, en tanto basados en la
realidad, tienen mayor aceptaci�n por parte de la audiencia que
los segundos. Esta clasificaci�n se puede representar esquem�ticamente
de la siguiente manera: 1.2.5 Procedimientos de argumentaci�n Seg�n
Capdevila (2004b), una vez configurados los mundos posibles mediante un
repertorio de individuos y procedimientos, es necesario darle verosimilitud
a estos mundos. Con base en la nueva ret�rica de Perelman (Perelman
y Olbrechts-Tyteca, 1994), se emplean procedimientos de argumentaci�n,
mecanismos que se emplean para procurar que los planteamientos sean aceptados
por la audiencia. Pueden emplearse para unir o separar mundos posibles.
Perelman 1997) y Perelman y Olbrechts-Tyteca (1994) los clasifican en dos
grupos: procedimientos de enlace y procedimientos de desasociaci�n;
�stos �ltimos, a su vez, se subdividen en binomio
filos�fico y definici�n desasociativa: 1.2.6 Antecedentes de la investigaci�n Existen algunos estudios del discurso pol�tico venezolano contempor�neo. Son menos numerosas las investigaciones sobre la propaganda pol�tica. Entre estos, se ha utilizado, predominantemente, la perspectiva del an�lisis del discurso (AD) y del an�lisis cr�tico del discurso (ACD). Se cuentan en la Universidad Central de Venezuela, Caracas, los estudios realizados por Adriana Bol�var y su equipo (Bol�var, 1992, 2001; Shiro, 2000) y por Abreu (2004); en la Universidad del Zulia, la l�nea desarrollada por el grupo de Lourdes Molero (Romero, 2001; Molero, 1999, 2000, 2001, 2002a, 2002b) y por Molina (2002). Desde la perspectiva de la nueva ret�rica, sin embargo, la revisi�n de la literatura muestra que no se han desarrollado estudios sobre la propaganda pol�tica en Venezuela. En Espa�a, en cambio, son numerosos los estudios sobre las propagandas pol�ticas empleadas en las elecciones de Gobierno y Auton�micas. Francesc Pallar�s, Joseph Gifreu y V�ctor Sampedro han estudiado las elecciones, las campa�as electorales, la comunicaci�n pol�tica y el comportamiento electoral en Espa�a y en algunas de las comunidades aut�nomas que lo integran (tienen una amplia bibliograf�a, entre la que destacan: Gifreu y Pallar�s, 1998; 2001; Pallar�s, 2000; Sampedro, 2003). Entre los estudios sobre las estrategias de argumentaci�n, tomando como referencia los principios de la nueva ret�rica de Perelman y la teor�a de los mundos posibles, resaltan los trabajos de Pericot y su equipo: Pericot (1997, 2002), Capdevila (1997, 2002, 2004a, 2004b), Pericot y Capdevila (1999, 2000, 2003), Pericot, Ruiz Collantes, Prats y Capdevila (1998), Pericot, Capdevila, y Pintor (2001). En estos estudios se han caracterizado los mundos posibles que han presentado los partidos pol�ticos catalanes y espa�oles y las estrategias argumentativas que han empleado en las propagandas electorales de las campa�as de las elecciones parlamentarias, presidenciales y de gobierno para lograr sus prop�sitos. 2. Objetivo general Describir y analizar las estrategias comunicativas de la propaganda pol�tica impresa, expl�citamente persuasiva, utilizadas por los sectores pol�ticos participantes en la campa�a electoral de las elecciones legislativas venezolanas de 2005. 3. Metodolog�a Este es un estudio cualitativo, exploratorio. Consiste en un an�lisis ret�rico y argumentativo de la propaganda pol�tica electoral. Para el an�lisis se tom� como referencia �el modelo de an�lisis argumentativo ret�rico del discurso publicitario audiovisual� de Pericot y Capdevila (Pericot, 1997, 2002; Capdevila, 1997, 2002). 3.1 Corpus El corpus
est� constituido por 40 textos propagand�sticos pol�ticos,
publicados en dos de los principales peri�dicos venezolanos de
circulaci�n nacional, y dos de circulaci�n regional (que
se distribuyen solo en el Estado M�rida), emitidos por los dos
bloques participantes en la campa�a de las elecciones legislativas
venezolanas de diciembre del 2005. Los peri�dicos fueron los siguientes: 3.1.1 Criterios de inclusi�n Para la selecci�n de las propagandas se consider� que:
3.1.2 Grupos pol�ticos participantes Aunque particip� la mayor�a de los partidos pol�ticos, colectivos y grupos de opini�n activos en Venezuela, en las elecciones parlamentarias del 2005 se agruparon en dos grandes bloques: por un lado, el sector del gobierno integrado por los partidos y grupos que apoyan al presidente Hugo Ch�vez, autodefinidos como el Bloque del Cambio, Polo Patri�tico o Revolucionarios; y por el otro, el sector de la oposici�n, constituido por los partidos que se oponen al presidente Ch�vez, autodefinidos como el Polo Democr�tico o la Coordinadora Democr�tica. 3.2 Unidades de an�lisis
3.3 Procedimiento Una vez seleccionado el corpus, se realiz� el siguiente proceso:
4. Resultados Los resultados
se presentar�n en dos partes: en la primera se presenta un an�lisis
contextual global de las elecciones, lo cual incluye: qui�n emite
el mensaje, a qui�n, con qu� prop�sito, por medio
de qu�. Seguidamente, se presentar� los resultados del an�lisis
ret�rico de cada grupo por separado. 4.1
An�lisis del contexto En la
campa�a electoral de las elecciones legislativas del 2005 participaron
s�lo dos grupos: el bloque del cambio y el grupo de oposici�n. Los candidatos aparecen expl�citamente en las propagandas acompa�ados por el presidente Ch�vez. Igualmente, por lo general incluyen una concentraci�n pol�tica numerosa en la que los participantes muestran los iconos de la revoluci�n bolivariana (fotograf�as del Libertador, Sim�n Bol�var, la Bandera Nacional, el pu�o en alto, y la fotograf�a de Hugo Ch�vez y los s�mbolos de los partidos). Grupo de oposici�n. En este sector se agrupan los partidos pol�ticos tradicionales de derecha, social-dem�cratas y dem�crata-cristianos, que coexisten en Venezuela desde el Pacto de Punto Fijo [15]. Adem�s, forman parte de este grupo, sectores reaccionarios de izquierda. Los une su oposici�n y rechazo al presidente Ch�vez y a sus �pol�ticas izquierdistas, socialistas, sociales, populistas y autoritarias�; los motivan sus deseos de sacarlo del poder. Entre �stos se incluyen: Acci�n Democr�tica (AD), de la divisi�n de �ste Alianza Bravo Pueblo; Comit� de Organizaci�n Pol�tica Electoral Independiente (COPEI), derivados de este �ltimo, Primero Justicia y Proyecto Venezuela; La Causa Radical -Causa R- (partido izquierdista inclinado a la derecha, separado de la coalici�n chavista), Movimiento al Socialismo -MAS- (partido izquierdista inclinado a la derecha), Bandera Roja (partido �izquierdista� que particip� en las guerrillas hasta entrados los a�os 90), Un Solo Pueblo, constituido por dirigentes excluidos del chavismo, entre otros. En el caso de la oposici�n, aparecen los l�deres pol�ticos de los distintos partidos y los candidatos (en algunos casos son los mismos) en manifestaciones p�blicas multitudinarias [16]. Se muestra la cohesi�n al mostrar distintas banderas de los partidos pol�ticos. 4.1.2 La situaci�n pol�tica y electoral de Venezuela en la �Era Ch�vez� Es importante se�alar que la historia electoral contempor�nea de Venezuela se ha caracterizado por la bipolaridad, el bipartidismo. Desde el a�o 1958, tres partidos pactaron un acuerdo cuyo objetivo era conseguir sustentar la reci�n instaurada democracia, mediante la participaci�n equitativa de todos los partidos en el gobierno del partido triunfador, en la C�mara de Diputados y en el Senado. Luego, cuando se termin� formalmente este pacto, se plante� la alternabilidad de los mandatos entre los dos grandes partidos: AD y COPEI, lo que se mantuvo hasta 1998, fecha en que fue electo Hugo Ch�vez [17] (Camero, 2000 [18]; Bol�var, 2001; Molina, 2002). No obstante, desde la campa�a electoral de 1998, cuando Hugo Ch�vez particip� por primera vez en las elecciones, la bipolaridad en la participaci�n pol�tica y electoral en Venezuela se fue profundizando, hasta el punto de dividirse, en cada contienda electoral, en dos grandes bloques: quienes apoyan a Ch�vez y quienes se oponen a �l. Desde entonces, las elecciones giran en torno a la permanencia o no de Ch�vez en el poder. Aunque haya habido varios candidatos frente a la candidatura de Ch�vez, como en el caso de las elecciones presidenciales del 1998, finalmente han optado por unirse en un solo bloque opositor (Molina, 2002). Posteriormente, luego de dos referenda y m�ltiples elecciones: Asamblea Nacional Constituyente, presidenciales, legislativas nacionales, regionales y locales, gobernadores y alcaldes, se consolid� la bipolaridad pol�tica y electoral en Venezuela. A este proceso, se ha a�adido, recientemente, la tendencia de la oposici�n a retirarse de la contienda electoral en el transcurso o al final de la campa�a, alegando fraude, falta de �condiciones electorales� o de un �rbitro confiable. El gobierno, en cambio, atribuye esta pr�ctica a que la oposici�n est� conciente de que ser� derrotada, por lo que prefiere retirarse antes de que se concrete este hecho. Adem�s, los voceros del gobierno, manifiestan que es una campa�a orquestada, desde el gobierno de los Estados Unidos, con la finalidad de derrocar al presidente Ch�vez. As� mismo, tambi�n ha habido intentos fracasados no democr�ticos para remover a Ch�vez del poder: el golpe de estado del 11 de abril del 2002, el paro petrolero del 2002-2003, atentados terroristas y las guarimbas [19]. 4.1.3 La campa�a electoral La campa�a tuvo una duraci�n de 34 d�as, aproximadamente. Previo a su inicio, el Consejo Nacional Electoral dictamin� las normas que regularon la campa�a electoral, la publicidad, la propaganda y la financiaci�n de los partidos y de la campa�a. La autor�a de la propaganda deb�a aparecer expl�citamente, ya sea una persona o un partido promotor. La publicidad y la propaganda s�lo fueron permitidas en los lapsos de la campa�a. Faltando 5 d�as para las elecciones, de las 5.516 candidaturas, se retiraron 556 candidatos lo cual representa cerca del 10% de los candidatos, mayoritariamente de la oposici�n, con el alegato de que no hab�a garant�as de que las elecciones se realizaran limpiamente. A pesar de esto, las elecciones se realizaron con normalidad. Cada candidato a diputado a la Asamblea Nacional pod�a contratar hasta 2 minutos diarios en cada canal de televisi�n y en emisoras de radio regionales; los candidatos a los parlamentos Andino y Latinoamericano pod�an contratar hasta 2 minutos diarios en cada canal de televisi�n y en emisoras de radio regionales y nacionales. En la prensa, los candidatos a la Asamblea Nacional y los candidatos a los parlamentos Andino y Latinoamericano pod�an contratar hasta una p�gina diaria en peri�dicos nacionales, regionales y locales. 4.1.4 Enunciatario de la propaganda La audiencia de cada campa�a propagand�stica est� claramente delimitada. La propaganda oficialista est� dirigida, por un lado, a militantes y simpatizantes de los partidos del bloque del cambio, a los seguidores independientes del presidente Ch�vez y a los beneficiarios de sus proyectos (las misiones, fundamentalmente), y por otro, a los indecisos denominados los �Ni Ni�, grupo significativo de electores, generalmente abstencionistas, que en elecciones recientes no han apoyado ni al gobierno ni a la oposici�n. En ese sector, se dirige m�s a quienes simpatizan con los proyectos sociales o se benefician de ellos (Mercal, Barrio Adentro, Vuelvan Caras, etc.). Por su parte, la propaganda de la oposici�n se dirige, por un lado, a los simpatizantes y militantes de los partidos de oposici�n, a opositores radicales que abiertamente desean que Ch�vez salga del poder, y por el otro, a los �Ni Ni�, contrarios a las pol�ticas de Ch�vez, sus proyectos y, especialmente, a sus dirigentes. 4.1.5 Prop�sitos En cuanto a los prop�sitos que persiguen, �stos est�n dirigidos a lo cuantitativo. El bloque oficialista persigue aumentar o, al menos, mantener el nivel de aceptaci�n que el presidente Ch�vez ha tenido en las distintas elecciones en las que ha participado directamente como candidato o apoyando a los candidatos de su partido, en elecciones legislativas y regionales. Predomina la propaganda de adoctrinamiento y de convencimiento (Abreu, 2004). Por su parte, el bloque opositor persigue, fundamentalmente, recuperar la aceptaci�n que tuvieron en la segunda mitad del siglo XX. Predomina la propaganda de divisi�n, de desmoralizaci�n y de desprestigio, dirigida a desmovilizar al adversario. Incluye la propaganda de ataque al adversario, o mensajes dirigidos espec�ficamente a descalificarlo o a atacarlo en sus puntos d�biles (Abreu, 2004). En ambos casos, la imagen de Ch�vez es fundamental: para unos, sus candidatos, Ch�vez es un �portaviones�. En vista de su gran aceptaci�n y ascendencia entre las clases medias bajas y populares, estar respaldado por Ch�vez es garant�a de �xito electoral. La oposici�n, en cambio, capitaliza su odio, descontento y oposici�n hacia el presidente y todo lo que �ste supone. Aunque Ch�vez tiene un enorme apoyo entre las clases populares, tiene gran rechazo en las clases medias y altas. Independientemente de ideolog�as pol�ticas, el rechazo a Ch�vez es lo que cohesiona a la oposici�n. 4.1.5 Macroestructura sem�ntica de la propaganda pol�tica El tema fundamental de la propaganda pol�tica de la campa�a electoral de las elecciones legislativas del 2005 es �la revoluci�n bolivariana liderada por Ch�vez�. Por un lado, uno de los t�picos centrales derivados de este tema utilizado por el �oficialismo� es la continuidad y fortalecimiento de los proyectos pol�ticos, econ�micos, sociales, culturales y deportivos de Ch�vez. Por ejemplo: el �Parlamentarismo de calle�, prometido como una manera de profundizar el poder para el pueblo: �las comunidades organizadas las que promover�an las leyes m�s acordes a sus intereses�. A continuaci�n se muestran algunos ejemplos en los que aparece expl�citamente Ch�vez, empleado positivamente, a favor de �l:
Por otro lado, la oposici�n aborda la necesidad de hacer frente, desde el parlamento, a la perpetuaci�n de Ch�vez en el poder, el adoctrinamiento de los venezolanos a su proyecto pol�tico comunista y sus pr�cticas autoritarias. Como parlamentarios evitar�n que se creen leyes que lo hagan posible. Los siguientes enunciados muestran c�mo se emplea Ch�vez para argumentar en su contra:
4.2
Las estrategias electorales empleadas: los mundos posibles (MP) y los
procedimientos de argumentaci�n En segundo lugar, se analizar�n los procedimientos de argumentaci�n empleados por ambos grupos para conectar o desasociar los mundos posibles que proponen. 4.2.1 Mundos posibles del grupo oficialista: la revoluci�n bolivariana avanza La coalici�n oficialista presenta en sus propagandas dos mundos posibles. Como partido de gobierno, sus representaciones se diferencian notablemente de las de la oposici�n, lo cual determina los mundos posibles, sus habitantes y las estrategias empleadas (Pericot y Capdevila, 2003). Valora el mundo presente como positivo, pero inacabado; quedan cosas por hacer; por lo tanto, para poder llevarlas a cabo, para poder consolidar el proyecto, deben ser electos. Expl�citamente, se puede identificar en las propagadas:
Se presenta, en este sentido, como un MP macro que est� en evoluci�n, que requiere ser alimentado, apoyado, impulsado para lograr su desarrollo. Dentro de este macro MP, se pueden diferenciar dos mundos posibles: un mundo posible de partida (MP1) y un mundo posible futuro (MP2). MP1+:
la revoluci�n muestra hechos concretos Entre los hechos experimentales positivos asociados a Ch�vez, ya sea en el ejecutivo o en la Asamblea Nacional, se cuentan: la aprobaci�n de numerosas leyes revolucionarias populares y federales, el logro y mantenimiento de precios justos del petr�leo, la declaraci�n de Venezuela como territorio libre de analfabetismo (ONU, 21/1/2005), el crecimiento econ�mico superior a 5% sostenido desde el a�o 2003, 84% de aceptaci�n del gobierno de Ch�vez (seg�n la encuestadora Datos), la apertura de miles de escuelas bolivarianas y los triunfos electorales de agosto y octubre del 2004, y agosto del 2005. Adem�s, se enumeran una serie de hechos concretos del gobierno nacional, de los gobiernos regionales bolivarianos o de la gesti�n parlamentaria que finalizaba:
Como
hechos experimentales negativos asociados a los legisladores de la oposici�n
en el per�odo 2000-2005, se resaltan los retrasos legislativos
anteriores. Es interesante mencionar que no se utiliz� como argumento
el golpe de estado de 2002 ni el paro petrolero del 2002-2003. No recurrieron
a estos hechos, probablemente porque ya hab�an sido ampliamente
utilizados en campa�as anteriores y porque no eran hechos muy recientes.
Su empleo pudo haber generado rechazo. Optaron, en cambio, por hechos
de mayor proximidad que estaban frescos en la memoria a corto plazo del
electorado. No obstante, algunos de estos valores son empleados por la oposici�n negativamente, como se describe m�s adelante en el MP1-. Entre las presunciones, resaltan las siguientes: �Por m�s poder para el pueblo� presupone que en el gobierno de Ch�vez y con sus diputados, el pueblo ha ostentado el poder. Les prometen, en consecuencia, m�s poder. As� mismo, al indicar, �Venezuela, ahora es de todos� se supone que antes, en gobiernos anteriores, no era as�, era de unos pocos. Finalmente, al afirmar que �Ch�vez mantiene niveles de aceptaci�n sobre 80%� se supone que antes ya los ten�a. As� mismo, se emplean distintas verdades, hechos consensuados, en la representaci�n del MP1. Entre �stas cabe se�alar: las misiones han sido un �xito (Robinson I, Robinson II, Sucre, Ribas, Vuelvan Caras, Habitat, Barrio Adentro, entre otras) [20]; la misi�n Mercal [21] garantiza la alimentaci�n a m�s de 14 millones de venezolanos; en Venezuela hay libertad de opini�n e informaci�n, mejor distribuci�n de las riquezas, hemos llevado a sectores marginados los beneficios de la renta petrolera del pa�s. Entre los lugares de argumentaci�n, predominan los de cantidad, es decir, se otorga valor a las cosas en funci�n de criterios cuantitativos. Esto se evidencia, por ejemplo, cuando sustentan la efectividad de los programas en que �stos han beneficiado a millones de venezolanos, o cuando resaltan el n�mero de leyes revolucionarias que se aprobaron en el ejercicio legislativo anterior. No obstante, tambi�n se emplean los lugares de calidad, tal como se describe en los siguientes ejemplos: �Legislaremos para devolverle la sonrisa a los venezolanos�; �Vamos a cancelar la deuda social de m�s de 40 a�os de olvido, ofreci�ndoles condiciones para una mejor vida: mejor salud, educaci�n, cultura, alimentaci�n�. MP2+: hacia la consolidaci�n de la �revoluci�n bonita� El MP2 futuro, como se ha dicho, supone la continuidad de las actuales pol�ticas, pero potenciadas, mejoradas, superadoras. Est� habitado principalmente por los mismos acuerdos positivos del MP1, pero con un mayor nivel de desarrollo. Se destacan los hechos probables, valores generales y lugares de argumentaci�n. Los hechos probables son un elemento esencial en la presentaci�n del MP2. Se proponen las siguientes acciones: en primer lugar, el �Parlamentarismo de calle�, seg�n el cual ser�an las comunidades organizadas las que promover�an las leyes m�s acordes a sus intereses. Aunque caracterizan el gobierno de Ch�vez como democr�tico y presuponen que el pueblo ha tenido poder para decidir, proponen para el pr�ximo ejercicio legislativo la instauraci�n de un modelo de democracia participativa y protag�nica como instrumento pol�tico de empoderamiento del poder popular por parte del pueblo soberano. As� mismo, proponen la concreci�n de la Agenda Bolivariana Alternativa, expresada en los polos estrat�gicos de desarrollo: econom�a productiva, equidad social, recuperaci�n de la gobernabilidad, nuevo modelo de democracia, de car�cter participativo y protag�nica en un Estado Federal descentralizado, justicia social, legitimidad, eficacia y desarrollo end�geno. Prometen, adem�s, la aprobaci�n de �un conjunto de leyes revolucionarias populares�, entre las cuales resalta la Ley del Consejo Federal de Gobierno. Con esta ley prometen �corregir los desequilibrios financieros que hay en algunos estados mineros y petroleros dominados por la oposici�n�. En el �mbito latinoamericano proponen, por un lado, impulsar la concreci�n de un modelo multipolar y fortalecer el liderazgo internacional del presiente Ch�vez, y por otro, reforzar la defensa de la independencia y la soberan�a nacional frente a las constantes agresiones de los Estados Unidos, y blindar la revoluci�n bolivariana de amenazas extranjeras. Evidentemente, el sentimiento anti Estados Unidos es una constante en el sentimiento de muchos venezolanos. Es, en este sentido, una estrategia coherente con la cosmovisi�n del electorado; por lo tanto, m�s f�cil de creer (Weston, 2005). En s�ntesis, los hechos probables que se plantear� el grupo oficialista en la nueva etapa legislativa son:
Estos hechos son totalmente coherentes con los intereses del electorado a quienes dirige el gobierno su propaganda electoral; por lo tanto, est�n m�s relacionados con los intereses y necesidades de �stos que con la realidad. Los valores generales del MP2 coinciden, de forma general, con los del MP1. Resaltan: el progreso, la libertad, la solidaridad, la lealtad, la soberan�a, la autodeterminaci�n, el poder popular, el trabajo, la honestidad. Entre los lugares de argumentaci�n, se pueden mencionar los de cantidad. Ejemplos: han indicado que se plantean como meta sumar los 10 millones de votos, para demostrar el respaldo un�nime con que cuenta el presidente Ch�vez; as� mismo, han prometido que las misiones beneficiar�n a la mayor�a de los venezolanos, no solo a los pobres. Finalmente, se representa a Venezuela junto con sus aliados pol�ticos y referentes ideol�gicos, Cuba, Libia, Siria, China, Ir�n, gobiernos de ideolog�a socialista, o enfrentados, de alguna manera, con los Estados Unidos. As� mismo, se expresa abiertamente que la lucha antiimperialista seguir�: �Haremos frente a las amenazas del gigante del norte�. 4.2.2 Procedimientos de argumentaci�n empleados por el bloque del cambio Las estrategias
de argumentaci�n consisten en establecer un v�nculo de solidaridad
entre los dos mundos posibles que presentan. Para ello, emplea procedimientos
de enlace para ofrecer una imagen de relaci�n l�gica evidente,
imposible de cuestionar (Pericot, Capdevila y Pintor, 2001). Presenta
un balance positivo de la gesti�n de gobierno, resaltando los aspectos
positivos, los logros, y obviando las debilidades y aspectos negativos,
para proponer la necesidad de su continuidad. A pesar de que la imagen medi�tica de la campa�a es Ch�vez, en la propaganda se incluyen los nombres y las fotograf�as de los candidatos. Con esto se intenta contener las constantes cr�ticas de los l�deres de la oposici�n, quienes sostienen que los candidatos son s�lo instrumentos de Ch�vez, por lo que no tienen imagen propia. As� mismo, presenta sus propuestas, sus argumentos como verdades, como hechos, aceptados por el colectivo, no como opiniones de un grupo pol�tico. Recurre, fundamentalmente, a un proceso de razonamiento deductivo, de lo general a lo particular. Por ejemplo, �Con Ch�vez manda el pueblo�; por lo tanto, el pueblo seguir� mandando en el Estado M�rida si son electos sus candidatos a la Asamblea Nacional. Por otro lado, aunque Ch�vez era una parte del proceso, la argumentaci�n se circunscrib�a a �l a trav�s de un esquema sinecd�tico: si est� asociado a Ch�vez, se supone que es apoyado por �l o que es coherente con su ideolog�a, con sus principios pol�ticos. No es necesario decirlo expl�citamente. Se da por sentado que la audiencia llegar� a tal interpretaci�n. Como Ch�vez es la imagen medi�tica de la campa�a electoral, el bloque oficialista recurre al procedimiento de argumentaci�n persona-acto para legitimar su propuesta. Se muestra a Ch�vez como el promotor del desarrollo, el responsable del bienestar, el transmisor de poder para el pueblo. Ch�vez es, en este sentido, sin�nimo de desarrollo, bienestar y democracia. As� mismo, para establecer la solidaridad entre los mundos posibles el bloque del cambio recurre a las estructuras cuasi-l�gicas de frecuencia y transitividad. En relaci�n con la estructura de frecuencia, hacen referencia a que como en el gobierno de Ch�vez se han hecho las cosas bien, beneficiando al pueblo, en el futuro, cuando sus candidatos hayan sido elegidos, las cosas se seguir�n haciendo bien. En cuanto a la transitividad, se refiere a la certidumbre de que las cualidades positivas del MP1 ser�n transmitidas al MP2. Adicionalmente, se emplea el silogismo hipot�tico: si Ch�vez representa el poder y el bienestar para el pueblo, y Ch�vez conf�a en sus candidatos, entonces votando por los candidatos de Ch�vez, estar�an garantizando el poder popular y su bienestar. Finalmente, como coalici�n de gobierno, el bloque del cambio emplea procedimientos de sucesi�n de proximidad. Incluye en la propaganda los hechos concretos que el gobierno ha realizado m�s recientemente para que genere cercan�a con las propuestas que hace, se vean como inminentes. La concreci�n de las propuestas electorales es un hecho; solo dependen del voto favorable. 4.2.3
Los mundos posibles del grupo de oposici�n: frenar el autoritarismo
de Ch�vez MP1-:
Ch�vez ha sumido al pa�s en el caos Hacen referencia a la divisi�n manique�sta del pa�s que ha generado Ch�vez con sus �pol�ticas de odio y resentimiento�, y a la �violaci�n de los derechos humanos y la libertad de expresi�n�, la �agresi�n a los medios de comunicaci�n y la falta de equilibrio informativo�. El MP1, lo habitan los siguientes anti-valores del chavismo: autoritarismo, retraso, antidemocracia, fomento del odio, corrupci�n, ineficiencia, acumulaci�n de poderes, dictadura e ingerencia del poder ejecutivo sobre los dem�s poderes, especialmente el legislativo, nefasta pol�tica internacional, caracterizada por la intromisi�n en los asuntos de otros pa�ses. En este sentido, Ch�vez es representado como un antih�roe, un l�der que encarna valores negativos, por lo que no puede beneficiar al pueblo. Finalmente, a pesar de que reconocen los beneficios de las misiones, la asocian con la cubanizaci�n de Venezuela, es decir, una pr�ctica dirigida a adoctrinar a los venezolanos para reproducir el modelo cubano por medio de la participaci�n de personas, asesores �especialistas�, de ese pa�s. MP1
2
+: hemos sido la excepci�n MP2+:
devolveremos la institucionalidad a Venezuela Los hechos probables son los m�s numerosos. Los siguientes son ejemplos protot�picos: prometen que cuando est�n en la Asamblea Nacional cumplir�n y har�n cumplir las leyes, discutir�n las nuevas leyes con todas las fuerzas pol�ticas y buscar�n el consenso, aprobar�n una Ley de Educaci�n verdaderamente democr�tica, se opondr�n a la reforma constitucional que puede dar piso constitucional a la perpetuaci�n de Ch�vez en el poder, se opondr�n a la cubanizaci�n del pa�s, impulsar�n proyectos sociales permanentes que beneficien verdaderamente a todos los venezolanos (en oposici�n a los proyectos sociales chavistas, transitorios y sectarios) y, fundamentalmente, retomar�n los proyectos de fortalecimiento de la descentralizaci�n (�abandonados por el chavismo�). El MP2 est� habitado por numerosos valores generales que caracterizan a la oposici�n y sus proyectos pol�ticos: llevar a cabo una gesti�n legislativa plural, es decir, en la que se respeten y se tomen en cuenta las opiniones de los distintos grupos parlamentarios; luchar por la independencia y autonom�a de los poderes, ya que �los poderes p�blicos hacen lo que manda Ch�vez�; consolidar la unidad del pa�s, conformar en un solo frente contra el totalitario chavista; velar por que se garanticen los derechos humanos, la libertad de expresi�n e informaci�n y el respeto a los medios de comunicaci�n; fortalecer la democracia y; buscar la reconciliaci�n del pa�s (dividido gracias al ambiente de odio que ha instaurado Ch�vez en el pa�s). Entre las verdades que habitan el MP2, se pueden citar: la gesti�n parlamentaria de la oposici�n se centrar� en oponerse a las iniciativas totalitarias, dictatoriales de Ch�vez, y a las leyes que pretendan legalizar el adoctrinamiento del pa�s a favor del proyecto pol�tico de Ch�vez y su perpetuaci�n en el poder [22]. MP3+:
Hacia la Venezuela que queremos, libre de Ch�vez En el contexto internacional, se representa a Venezuela integrada armoniosamente al mundo democr�tico y neoliberal, teniendo como aliados pol�ticos y socios comerciales a Estados Unidos, Colombia, M�xico, �estados modelos de democracia�, en vez de Cuba, Bolivia, China, Ir�n, �gobiernos dictatoriales, totalitarios�. 4.2.4 Procedimientos de argumentaci�n empleados por la oposici�n La oposici�n utiliza, predominantemente, discurso verbal. Emplea tanto procedimientos de enlace como de desasociaci�n. A trav�s de los procedimientos de enlace persigue solidarizar el MP12 con el MP2 y el MP3. As� mismo, emplea procedimientos de desasociaci�n, como el binomio filos�fico, para separar los mundos posibles, resaltar los aspectos negativos del grupo oficialista, descritos en el MP1, y los aspectos positivos de ellos como oposici�n, en el presente y en el futuro, MP12, MP2, MP3. Se persigue que el electorado se identifique con sus mundos posibles (Pericot y Capdevila, 1999, 2000 y 2003). La oposici�n emplea procedimientos de enlace de frecuencia y transitividad para solidarizar sus mundos posibles. Se representa como un grupo pol�tico integrado por dirigentes honestos, buenos gerentes, dem�cratas, que han practicado esos valores en el pasado, que han sabido gobernar; por lo tanto, lo har�n de la misma manera en el futuro, pero desde la Asamblea Nacional. Tambi�n recurre al procedimiento de enlace de frecuencia, pero empleado negativamente. Representar la gesti�n de Ch�vez y sus diputados como negativa supone que los �chavistas� gobiernan y legislan mal; por lo tanto, en el futuro lo har�n de la misma manera. Entre los binomios filos�ficos empleados se encuentran: concentraci�n de poderes/pluralidad, totalitarismo/democracia, retroceso/progreso. La pluralidad, la democracia y el progreso de Venezuela est�n condicionados a que los diputados de la oposici�n sean electos. Entre las figuras ret�ricas m�s empeladas por la oposici�n se encuentra la hip�rbole. Recurriendo al lugar de argumentaci�n de cantidad, exagera la cantidad de personas que respaldar�n su opci�n con el voto: a continuaci�n se presenta un ejemplo t�pico: �El 4 de diciembre M�rida vota as� (un dedo se�ala la opci�n de AD para la Asamblea Nacional, el Parlamento Andino y el Parlamento Latinoamericano)�. Con esto se supone que todos los electores de M�rida votar�n esa opci�n. Esta frase podr�a reflejar la realidad electoral de principios de los 90, cuando AD ten�a una ampl�a aceptaci�n en M�rida, cerca del 60%. En el a�o 2005, es inferior al 10%; junto con la coalici�n de la oposici�n tienen cerca del 25%. 5. Conclusiones El prop�sito de este estudio era describir y analizar las estrategias comunicativas de la propaganda pol�tica impresa, expl�citamente persuasiva, utilizadas en la campa�a electoral de las elecciones legislativas venezolanas del 2005 por los dos sectores pol�ticos participantes. En este sentido, los resultados indican que tanto el bloque del cambio como la oposici�n emplean distintas estrategias para persuadir a los electores y buscar su voto. En cada caso, son claramente diferenciadas en virtud de su participaci�n o no en el gobierno. Aunque se usan procedimientos de desasociaci�n y de enlace, fueron m�s frecuentes los de enlace, tanto en el grupo oficialista como en el de oposici�n. La propaganda oficialista, coincidiendo con resultados de estudios previos, procura conectar sus mundos posibles. Como el MP1 es positivo, proponen a trav�s de una serie de estrategias darle continuidad a esa prosperidad y bienestar en el MP2, igualmente positivo. En el caso de la oposici�n, a trav�s del binomio filos�fico intenta establecer una ruptura con el modelo chavista vigente. Representa el mundo presente (MP1-) como negativo; su opci�n es la posibilidad de mejorar, de cambiar en el futuro, de manera transitoria en el MP2+ y m�s permanente en el MP3+. A pesar de esto, utilizan la representaci�n positiva del mundo presente y pasado en el que los dirigentes de la oposici�n han gobernado regiones, el pa�s o han participado en la Asamblea Nacional (MP1 2+), como garant�a de bienestar y honestidad del MP2+ que proponen. Los mundos posibles del bloque del cambio est�n ampliamente poblados con hechos experimentales, valores generales, verdades, presunciones y lugares de argumentaci�n. Todos muy vinculados con la realidad, lo que supone un aprovechamiento de la gesti�n de gobierno. En la oposici�n, en cambio, hay una tendencia al despoblamiento de sus mundos posibles. Esto implica una propaganda pol�tica desvinculada de la realidad. Es interesante resaltar que aunque la oposici�n representa el mundo presente (MP1) como negativo, ca�tico, no refuta ni ataca la mayor�a de los hechos experimentales y verdades empleadas en las propagandas del gobierno. Esta tendencia sugiere que la oposici�n acepta muchas de las propuestas y acciones del gobierno; al no criticarlas deja abierta la posibilidad de su continuidad. Con esto se busca cautivar a aquellos votantes que aunque no son simpatizantes del gobierno se han beneficiado de sus pol�ticas. Otro
aspecto resaltante es el hecho de que el bloque del cambio haya empleado
pocas propagandas con im�genes o textos con valores negativos sobre
la oposici�n. Por el contrario, resaltaron los valores positivos
de la gesti�n y de la presencia de Ch�vez y de sus candidatos
en el futuro del pa�s. La oposici�n, en cambio, recurri�
a algunas valoraciones negativas, propias de la propaganda electoral de
los partidos de oposici�n. Esto sugiere que el gobierno ten�a
confianza en sus hechos, verdades y propuestas, por lo que no vieron la
necesidad de fundamentar su campa�a en atacar al bloque opositor.
Desde
el punto de vista macroestructural, Ch�vez y sus pol�ticas
es el tema fundamental, presente impl�cita o expl�citamente
en la mayor�a de las propagandas. No obstante, las connotaciones
son contradictorias, como habr�a de esperarse: h�roe y antih�roe.
Por un lado, el bloque del gobierno representa a Ch�vez como el
h�roe responsable de la prosperidad y el bienestar presente que
disfrutan los venezolanos; por lo tanto, es la garant�a de que
el estado de bienestar se mantenga en el futuro. La oposici�n,
por el contrario, lo representa como un antih�roe y le atribuye,
entre otras cosas, la destrucci�n de la democracia y la armon�a
del pa�s. Se comprometen a gestionar su salida del gobierno a mediano
plazo, por v�as democr�ticas, si sus candidatos son electos. Los resultados de este estudio podr�an servir como punto de partida para realizar otras investigaciones en las futuras contiendas electorales venezolanas, especialmente las presidenciales que involucren a Hugo Ch�vez Fr�as como candidato.
Abreu
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Notas [3] Aprobada en refer�ndum nacional por el 71,78% de los electores el 15 de diciembre de 1999. Consejo Nacional Electoral, 2005c. Consulta el 21/11/2005. [3] Hist�ricamente, la mayor�a de los venezolanos han mostrado una actitud solidaria y comprensiva hacia el Gobierno cubano. A partir de la incursi�n de Ch�vez en el escenario pol�tico y su posterior victoria en las elecciones presidenciales, se han desarrollado programas de cooperaci�n binacional. Venezuela ayuda econ�micamente a Cuba y este pa�s, a cambio, ofrece asesoramiento t�cnico en las �reas de salud, educaci�n y deportes, entre otras. La oposici�n ha catalogado estos acuerdos como �un intento de cubanizar a Venezuela� y se han opuesto rotundamente. Como muestra de ello, han promovido un sentimiento xen�fobo en contra de los cubanos que est�n trabajando como asesores en Venezuela. El tope de estas hostilidades ocurri� entre el 11 y el 13 de abril del 2002, cuando la Embajada cubana en Caracas, Venezuela, fue atacada por grupos de la oposici�n: recurriendo a la violencia, les cortaron los servicios b�sicos, agua, electricidad y tel�fono, impidieron el acceso o la salida de cualquier persona a la embajada, destruyeron los veh�culos de la embajada, entre otros. [4] Durante las confrontaciones de los a�os 2002 y 2003, los partidos opositores conformaron un bloque denominado �Coordinadora Democr�tica�, la cual se encargaba de coordinar todas las acciones contra el gobierno, democr�ticas y no democr�ticas. [5] Para efectos de esta investigaci�n, se entiende por Chavismo al pensamiento pol�tico integrado por el conjunto de iniciativas pol�ticas y electorales que tienen como punto de referencia, como elemento com�n, el liderazgo de Hugo Ch�vez Fr�as. Surge, en ese sentido, a partir del intento de golpe de estado de 1992. [6] Hugo Ch�vez gana las elecciones presidenciales en diciembre de 1998 con el 56,2% del total de los votos. El 02 de febrero de 1999 Ch�vez asume la Presidencia de la Rep�blica y firma el decreto N.� 3 convocando un refer�ndum para la elecci�n de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Esta se aprob� con el 87,75% de los votos, en abril de 1999. En la elecci�n de los miembros de la ANC, las fuerzas que apoyan a Ch�vez, obtienen 126 de los 131 puestos (96,18%) y as� se redacta el nuevo texto constitucional. La ANC establece la necesidad de relegitimar los poderes y se convocan elecciones para el 30 de julio del 2000. En estas nuevamente triunfa Ch�vez con el 59,76% de los votos. Con base en el art�culo 72 de la Constituci�n de 1999, la oposici�n convoca un refer�ndum revocatorio del mandato del Presidente Ch�vez en agosto del a�o 2004. Pero una vez m�s triunfaron, con 59,10% de los votos, quienes desean que Ch�vez se mantenga en el poder. En las elecciones regionales de octubre de este mismo a�o, las fuerzas revolucionarias logran ganar 22 de las 24 gobernaciones del pa�s. Consejo Nacional Electoral, 2005d. Consulta el 21/11/2005. [7] Asamblea Nacional Constituyente, 1999. Consulta el 21/11/2005. [8] Asamblea Nacional, 2002. Consulta el 26/04/2006. [9] Consejo Nacional Electoral, 2006b. Consulta en marzo del 2006. [10] Consejo Nacional Electoral, 2005b. Consulta en noviembre del 2005. [11] Consejo Nacional Electoral, 2005a. Consulta en noviembre del 2005. [12] Stara, 2006. Consulta en febrero del 2006. [13] Consulta en febrero del 2006. [14] Consulta en febrero del 2006. [15] El Pacto de Punto Fijo fue un acuerdo entre los partidos pol�ticos venezolanos Acci�n Democr�tica (AD), COPEI y Uni�n Republicana Democr�tica (URD). Fue firmado el 31 de octubre de 1958, pocos meses despu�s del derrocamiento de Marcos P�rez Jim�nez y antes de las elecciones de diciembre de ese mismo a�o, para mantener la gobernabilidad en el pa�s por medio de un gobierno de unidad (Pacto de Punto Fijo, 2006). Consulta el 25/07/2006. [16] Tanto la oposici�n como el gobierno utilizan las im�genes de las manifestaciones p�blicas que se han realzado a favor y en contra de Ch�vez en a�os anteriores. No representan una reuni�n a prop�sito de estas elecciones. [17] Entre 1958 y 1998, los 8 presidentes electos por elecciones democr�ticas fueron de Acci�n Democr�tica (5) � de COPEI (3). Molina (2002) presenta una exposici�n completa de este periodo. [19] Las guarimbas son una modalidad de lucha contra el Gobierno constitucional del Presidente Ch�vez. Tiene como prop�sito llevar a cabo acciones de violencia callejera para crear condiciones ca�ticas y de desestabilizaci�n pol�tica en el pa�s. Organizan peque�os focos de violencia, queman basura y neum�ticos en las calles y avenidas, bloquean el tr�nsito vehicular, etc., sobre todo en las urbanizaciones de clase media y alta del Este de Caracas, activados por dirigentes de los partidos pol�ticos opositores, vecinos anarquizados y en muchos casos por la propia polic�a metropolitana y militares retirados. Estos hechos son presentados al pa�s y al mundo, por los medios de comunicaci�n privados, como si se tratara de una suerte de estado de sitio al que el pa�s estaba expuesto (Bonilla-Molina y El Troudi, 2006). Consulta el 23/06/2006. [20]
Las misiones Robinson I (programa de alfabetizaci�n I), Robinson
II (programa de alfabetizaci�n II), Sucre (educaci�n primaria)
y Ribas (Educaci�n secundaria, hasta culminar el bachillerato)
son programas educativos alternativos que proporcionan la oportunidad
de realizar estudios desde el proceso de alfabetizaci�n hasta el
bachillerato, mediante un r�gimen andrag�gico adaptado a
las exigencias de responsabilidad, autonom�a, ritmo de desarrollo
y necesidades personales de superaci�n con visi�n social
en el colectivo al cual pertenecen sus participantes. [21] La misi�n Mercal tiene la responsabilidad, por un lado, de dise�ar y desarrollar programas de alimentaci�n para las comunidades pobres de Venezuela. Se encarga de crear bodegas y mercados en donde los alimentos se venden a precios significativamente menores a los de otras empresas y, por otro, de suministrar los alimentos a los comedores populares (Gobierno de la Rep�blica Bolivariana de Venezuela, 2006). Consulta el 26/07/2006. [22] El art�culo 230 de la constituci�n nacional vigente establece que el presidente de la rep�blica podr� ser reelecto s�lo en una oportunidad; no obstante, Ch�vez ha mencionado su inter�s de permanecer en el poder hasta el 2021. Esto supone necesariamente una reforma constitucional, puesto que el presidente Ch�vez cumple en el a�o 2007 su primer mandato; de ser reelecto, s�lo podr�a gobernar hasta el 2013.
Agradecimientos: Queremos expresar nuestro agradecimiento al Lic. William Gonz�lez, dirigente regional del partido COPEI de M�rida, Venezuela, y al Lic. Luis Hern�ndez, funcionario de la Direcci�n de Educaci�n del Estado M�rida, Venezuela, por su participaci�n en la selecci�n del corpus de esta investigaci�n.
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