Revista Latina de Comunicaci�n Social 61 enero � diciembre de 2006

Edita: LAboratorio de Tecnolog�as de la Informaci�n y Nuevos An�lisis de Comunicaci�n Social
Dep�sito Legal: TF-135-98 / ISSN: 1138-5820
A�o 9 � 2� �poca - Director: Dr. Jos� Manuel de Pablos Coello, catedr�tico de Periodismo
Facultad de Ciencias de la Informaci�n: Pir�mide del Campus de Guajara -

Universidad de La Laguna 38200 La Laguna (Tenerife, Canarias; Espa�a)
Tel�fonos: (34) 922 31 72 31 / 41 - Fax: (34) 922 31 72 54


Investigaci�n *

FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAF�AS, SEG�N LA APA:

Morales, �scar Alberto y Mar�n Altuve, Ernesto Ilich
(2006). La argumentaci�n en la propaganda pol�tica de la campa�a de las elecciones venezolanas de 2005. Revista Latina de Comunicaci�n Social, 61. La Laguna (Tenerife). Recuperado el x de xxxx de 200x, de http://www.ull.es/publicaciones/latina/200619Morales_y_Marin.htm

[Revisor/ra: El trabajo est� basado en un estudio exploratorio muy bien organizado y fundamentalmente, con un soporte te�rico que se muestra en todo el escrito.]


La argumentaci�n en la propaganda pol�tica de la campa�a de las elecciones venezolanas de 2005


Art�culo recibido el 25 de octubre de 2006
Sometido a pre-revisi�n (Comit� de Redacci�n) el
27 de octubre de 2006
Enviado a revisi�n el
30 de octubre de 2006
Aceptado el
5 de diciembre de 2006
Publicado el
9 de diciembre de 2006

MSc. Oscar Alberto Morales � [C.V.]
Profesor
Universidad de Los Andes, ULA, M�rida, Venezuela
Doctorando, Universidad Pompeu Fabra, UPF, Barcelona, Espa�a
oscarula@ula.ve

Lic. Ernesto Ilich Mar�n Altuve � [C.V.]
Profesor
Universidad de Los Andes, ULA, M�rida, Venezuela
Doctorando, Universidad de Granada, UG, Espa�a
eilich@ula.ve

Resumen: Este estudio analiza las estrategias de argumentaci�n utilizadas en la campa�a de las elecciones legislativas venezolanas, 2005. Participaron 2 bloques: �partidos oficialistas� y la oposici�n. La propaganda est� asociada a la continuaci�n de Ch�vez en el poder. Los oficialistas proponen mundos posibles (MP) habitados por hechos, verdades y presuposiciones, conectados mediante estrategias argumentativas de enlace. Ch�vez es el tema central. La oposici�n presenta MP opuestos: el gobierno de Ch�vez como negativo, y proponen un MP futuro sin �l. En conclusi�n, las estrategias de argumentaci�n empleadas presuponen el triunfo de Ch�vez en las elecciones del 2006. Esta contienda electoral estaba sentando las bases legales que permitieran o impidieran la continuidad de Ch�vez en el poder.

Palabras clave: estrategias de argumentaci�n � mundos posibles � discurso pol�tico � Venezuela � campa�a electoral � elecciones legislativas � Punto Fijo � Hugo Chavez Fr�as � propaganda pol�tica � Rep�blica Bolivariana

Abstract: This study analyzes the strategies of argumentation used in the campaign of the legislative Venezuelan elections, 2005. Two blocks participated: �Official parties� and the opposition. The advertising is associated with Chavez�s permanence in the government. �The officialism� proposes possible worlds (PW) inhabited by facts, truths and presuppositions, connected by means of argumentative strategies of link. Ch�vez is the central topic. The opposition presents opposite PW: Chavez�s government as negative, and proposes a future PW without him. In conclusion, the strategies of argumentation used presuppose Chavez�s victory in the elections of 2006. This electoral contest was going to offer the legal bases that would allow Chavez�s staying in power or would impede it.

Key Words: Strategies of argumentation � possible worlds � political discourse � Venezuela � electoral campaign � legislative elections � Punto Fijo � Hugo Chavez Fr�as � political propaganda � Bolivarianic Republic

Sumario: 1. Introducci�n. 2. Objetivo general. 3. Metodolog�a. 4. Resultados. 5. Conclusiones. 6. Referencias biliogr�f�cas. 7. Notas.

Summary: 1. Introduction. 2. Objetive. 3. Metodology. 4. Results. 5. Conclusions. 6. Bibliography. 7. Notes.


1. Introducci�n

Los partidos pol�ticos tradicionales venezolanos, s�lidamente consolidados en los primeros 40 a�os de democracia, en los �ltimos a�os han perdido credibilidad y poder de convocatoria. Los electores han dejado de confiar en ellos y, por lo tanto, han dejado de elegir a sus candidatos. Entre las principales causas que llevaron al descr�dito y al declive de los partidos tradicionales est�n la corrupci�n, el clientelismo pol�tico, las crisis financieras, la burocracia y la ineficiencia e indolencia de los gobiernos (Molero, 2002b: 300).

La revuelta popular [1] de febrero de 1989 y los intentos de golpe de estado de febrero y noviembre de 1992 fueron manifestaciones populares e institucionales de la crisis por la que atravesaba el pa�s (Molero, 2002b: 302). Por sus duras cr�ticas a los gobiernos del per�odo democr�tico, los l�deres de estos intentos de golpe de estado tuvieron una gran simpat�a en el pa�s, especialmente en los sectores de clase baja. Posteriormente, estos l�deres se incorporaron a la vida pol�tica democr�tica; capitalizaron el descontento popular, utilizando la realidad de Venezuela y las expectativas de los venezolanos como estrategia de argumentaci�n en la campa�a pol�tica.

Se han realizado algunas iniciativas jur�dicas para recobrar la confianza de los venezolanos en las instituciones, los poderes p�blicos y principalmente en los partidos. Desde 1989, el sistema electoral venezolano ha sufrido m�ltiples cambios, innovaciones y avances. A partir de ese a�o comenz� a elegirse, mediante el voto directo y secreto, a gobernadores y alcaldes (anteriormente designados por el Presidente de la Rep�blica), y se cambi� el Sistema de Elecci�n de Concejales (de Representaci�n Proporcional a trav�s de Listas Cerradas y bloqueadas a uno Proporcional denominado Sistema Preferencial de Listas Abiertas). As� mismo, para modernizar el sistema electoral venezolano, se han creado leyes, reglamentos e instructivos que regulan los procesos eleccionarios. Entre estos se cuentan: la Constituci�n [2] de la Rep�blica Bolivariana de Venezuela (1999), el Estatuto Electoral del Poder P�blico (2000), la Ley Org�nica del Sufragio y Participaci�n Pol�tica (1997 y 1998) y las normas reglamentarias emanadas por el Consejo Nacional Electoral para elecciones particulares, como por ejemplo, las normativas para referenda consultivos, revocatorios y abrogatorios.

Sin embargo, estos cambios, que ya la sociedad venezolana exig�a desde hac�a mucho tiempo, no han sido suficientes para volver a generar credibilidad y confianza en los partidos ni en el sistema electoral y, por lo tanto, redujeron la participaci�n en las elecciones. Romero (2001: 230-231) considera que la p�rdida de legitimidad de los partidos y la creciente crisis econ�mica elevaron la abstenci�n, la cual super� 39% en las elecciones de 1993.

Adem�s de esto, Romero (2001: 331) considera que el discurso pol�tico, concretado en las campa�as electorales y en las pr�cticas legislativas, tampoco ha favorecido la participaci�n. Han desconocido los intereses populares y han conceptuado err�neamente al electorado. El discurso pol�tico venezolano, como acto social de habla, genera actitudes positivas y negativas que pueden producir, a su vez, adhesi�n y rechazo.

A partir de los acontecimientos antes se�alados, desde 1989 se han incorporado algunos aspectos que han logrado adhesi�n al chavismo y mayor rechazo a la oposici�n; entre �stos cabe mencionar:

� El uso del referente hist�rico bolivariano como factor de cohesi�n sociopol�tica e ideol�gica.
� La reivindicaci�n de la presencia del pueblo pobre como colectivo hist�ricamente explotado, discriminado, burlado y dominado (amplia mayor�a en Venezuela), por los l�deres pol�ticos de los partidos tradicionales.
� La presencia de un l�der mesi�nico con capacidad para comprender al pueblo pobre y resolverles sus problemas.
� El empleo de s�mbolos que se transforman en veh�culos de la dominaci�n.

A �stas [3] habr�a que agregar que se han creado y fomentado, por un lado, ideolog�as xen�fobas (contra los asesores cubanos que trabajan en Venezuela), racistas (contra las personas de rasgos ind�genas, morenas o negras) y discriminatorias (contra los pobres, los comunistas, los analfabetas). Como parte de la campa�a en contra de las pol�ticas del gobierno y a favor de la convocatoria a un referendo revocatorio, en el a�o 2002 se pod�a leer en las calles venezolanas el siguiente enunciado en contra de la campa�a de alfabetizaci�n (Misi�n Robinson), firmado por la coordinadora de la oposici�n �La Coordinadora democr�tica� [4]: �No al Robinson. Bruto es bruto�).

Por otro lado, con base en los principios bolivarianos, se ha potenciado el discurso antiimperialista (fundamentalmente contra los Estados Unidos), de soberan�a, independencia y autodeterminaci�n de Venezuela, como argumento en el discurso pol�tico y en la campa�a electoral. Se ha promovido la creaci�n de un bloque pol�tico, econ�mico, financiero y militar del sur, para hacerle frente a Estados Unidos.

Las estrategias empleadas en el discurso pol�tico del chavismo [5] han sido eficientes, puesto que ha aumentado su popularidad en el transcurso de los �ltimos 14 a�os, desde el intento de golpe de estado en el a�o 1992. Luego de casi una decena de elecciones, se mantienen intocables [6]. Para los partidos de la oposici�n, en cambio, su discurso pol�tico no ha logrado que recuperen la credibilidad, aceptaci�n y apoyo electoral que tuvieron previo a la �era Ch�vez�.

En vista de esto, el estudio del discurso pol�tico de la propaganda electoral, su naturaleza y las estrategias de argumentaci�n que utilizan, cobra relevancia en la situaci�n actual de Venezuela. Como un acercamiento ret�rico y argumentativo de la propaganda electoral venezolana, el presente trabajo tiene como prop�sito describir y analizar las estrategias comunicativas de la publicidad pol�tica impresa, expl�citamente persuasiva, utilizadas por los partidos pol�ticos participantes en la propaganda de la campa�a electoral de las elecciones legislativas venezolanas del 2005.

1.1 Contexto jur�dico electoral venezolano

El Poder Electoral de Venezuela es un poder aut�nomo, cuyas atribuciones est�n contempladas en la Constituci�n de la Rep�blica Bolivariana de Venezuela (1999) [7]. Es el ente encargado de administrar y normar todo lo relativo a comicios electorales que se realicen en el pa�s, incluidas por su puesto las campa�as electorales. El Poder Electoral se ejerce por �rgano del Consejo Nacional Electoral (CNE), como ente rector, y como �rganos subordinados a �ste, por la Junta Nacional Electoral, la Comisi�n de Registro Civil y Electoral y la Comisi�n de Participaci�n Pol�tica y Financiamiento (Asamblea Nacional, 2002).

El art�culo 293 de la Constituci�n de Venezuela (1999) establece que el Poder Electoral est� facultado para crear las normas y reglamentos necesarios para regular las elecciones y las campa�as electorales de todas las elecciones que se realicen en el pa�s. Se incluyen la financiaci�n de las campa�as electorales.

As� mismo, el art�culo 4 de la Ley Org�nica del Poder Electoral (2002) [8] establece que el Poder Electoral, como ente rector de todos los comicios que se celebren en el pa�s, debe garantizar la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficacia de los procesos electorales, as� como la aplicaci�n de la personalizaci�n del sufragio y la representaci�n proporcional.

Por su parte, el art�culo 30 de la Ley de Partidos Pol�ticos, Reuniones P�blicas y Manifestaciones [9] prev� que las asociaciones pol�ticas tienen el derecho de hacer propaganda por cualquier medio de difusi�n del pensamiento, oral o escrito, con las limitaciones establecidas por la constituci�n y las leyes. No obstante, quien produce la propaganda pol�tica debe responsabilizarse de los contenidos. Por lo tanto, el art�culo 34 de esta ley establece que no se permitir�n las publicaciones pol�ticas an�nimas, ni las que atenten contra la dignidad humana u ofendan la moral p�blica, ni las que tengan por objeto promover la desobediencia de las leyes, sin que por esto pueda coartarse el an�lisis o la cr�tica de los preceptos legales.

Para las elecciones legislativas del 2005, el Consejo Nacional Electoral (2005b) [10] estableci� 34 d�as de campa�a electoral. Seg�n la resoluci�n que regulaba la campa�a electoral, �sta se deb�a regir por los siguientes principios (Consejo Nacional Electoral, 2005a) [11]:

� Libertad de pensamiento, opini�n e informaci�n.
� Comunicaci�n e informaci�n libre, veraz, diversa, plural y oportuna.
� Igualdad de acceso a los medios de comunicaci�n.
� Prohibici�n de la censura previa.
� Soberan�a popular.
� Respeto a la honra, dignidad, privacidad y reputaci�n.
� Regionalizaci�n de las elecciones.
� Responsabilidad social y solidaridad.
� Respeto a las diferencias.
� Soberan�a y seguridad nacional.
� Respeto a los valores patrios.

Adem�s de las elecciones de gremios profesionales, en Venezuela se pueden elegir los siguientes cargos:

� Presidente de la Rep�blica
� Representantes al Parlamento Andino
� Representantes al Parlamento Latinoamericano
� Diputados a la Asamblea Nacional
� Gobernadores de Estado
� Diputados a los Consejos Legislativos Estadales
� Alcalde del Distrito Metropolitano de Caracas
� Miembros del Cabildo Metropolitano
� Alcaldes Municipales
� Miembros de los Concejos Municipales
� Miembros de las Juntas Parroquiales
� Tambi�n est�n contemplados en la constituci�n los referendos consultivos, abrogatorios y revocatorios a todos los cargos antes mencionados.

Estos cargos var�an seg�n la naturaleza, �mbito, n�mero de integrantes (en caso de cuerpos deliberantes), per�odo de mandato, posibilidad de reelecci�n, condiciones de elegibilidad, sistema de votaci�n, sistema de adjudicaci�n, candidaturas (principales y suplentes), entes postulantes y simultaneidad electoral (Consejo Nacional Electoral, 2006b).

El presente trabajo se limita s�lo al estudio de la campa�a electoral de las elecciones legislativas venezolanas del 2005, en las cuales se votaron: Representantes al Parlamento Andino, Representantes al Parlamento Latinoamericano y Diputados a la Asamblea Nacional de la Rep�blica Bolivariana de Venezuela.

1.2 Marco te�rico
1.2.1 Discurso propagand�stico pol�tico

Un discurso es pol�tico cuando transmite un mensaje no s�lo sobre el mundo o sobre una situaci�n social particular, sino sobre todo, donde se revela el poder y la autoridad por parte de quien lo emite. Dicho mensaje puede representar la formulaci�n (a veces impl�cita) de ideales colectivos expresados como tales (Molero, 2002b).

La propaganda es un tipo de discurso pol�tico persuasivo, cuya importancia radica en que por medio de �ste se intenta incesantemente ganar adeptos para un proyecto pol�tico. La propaganda orienta la opini�n p�blica en el sentido de una determinada idea. A trav�s de ella, se persigue persuadir al mayor n�mero posible de votantes (Stark, 2006) [12].

De acuerdo con Abreu (2004), se puede definir como un mensaje planificado y dise�ado con el objetivo de ejercer alg�n tipo de influencia pol�tica e ideol�gica sobre una audiencia o grupo meta. Utilizando una serie de t�cnicas y procedimientos que hacen �nfasis usualmente en el punto de vista de los emisores, se procura afectar a los perceptores en una direcci�n favorable a los objetivos de los propagandistas.

Caracter�sticas:

Capdevila (1997) considera que la propaganda tiene las siguientes caracter�sticas:

� Es expl�citamente propagand�stica, dise�ado exclusivamente para esos fines.
� Es intencionalmente persuasiva, puesto que persigue lograr adherir a la mayor cantidad de personas posible a un determinado grupo, para captar su intenci�n de voto.
� Es estrictamente pol�tica, puesto que a pesar de que sale publicado en medios de comunicaci�n no ha sido mediado ni por los periodistas ni por los medios.
� Se conoce expl�citamente quienes son los responsables de las ideas expuestas. El autor debe aparecer, de alguna manera, en el enunciado del texto.

En el caso venezolano, las personas o los partidos pol�ticos emisores de la propaganda son los responsables de su financiamiento. No obstante, el Consejo Nacional Electoral �fijar� en su presupuesto anual una partida destinada al financiamiento ordinario de los partidos pol�ticos nacionales. En el presupuesto correspondiente al a�o de celebraci�n de elecciones nacionales o regionales, se incluir� tambi�n una partida destinada a contribuir al financiamiento de la propaganda electoral de los partidos. Ambas partidas se distribuir�n en forma proporcional a la votaci�n respectiva nacional obtenida en las elecciones inmediatamente anteriores para la C�mara de Diputados� (Consejo Nacional Electoral, 2006a) [13].

1.2.2 Campa�a electoral

Para efectos de la Ley Org�nica del Sufragio y Participaci�n Pol�tica (Consejo Nacional Electoral, 2006c) [14], se entiende por campa�a electoral toda actividad p�blica que tenga por finalidad estimular al electorado para que sufrague por determinados candidatos de organizaciones pol�ticas o grupos de electores.

La campa�a electoral comprende la propaganda y publicidad emitida a trav�s de los medios de comunicaci�n social y de cualquier otra forma de difusi�n. No se considera como campa�a electoral o propaganda la participaci�n de los candidatos y dirigentes de las organizaciones pol�ticas o electorales, en programas o espacios regulares de opini�n de radio y televisi�n o en los medios de comunicaci�n social impresos.

1.2.3 Mundos posibles

Los mundos posibles son la representaci�n abstracta de un conjunto de individuos dotados de propiedades (no necesariamente personas) o del desarrollo de acontecimientos posibles, cuya existencia depende de las actitudes proposicionales de quien afirma, lo cree, lo acepta, lo reconoce como posible, viable (Capdevila, 2004b; Eco, 1993). Para Pericot (1997; 2002), es un modelo previamente establecido de la realidad que nos permite vivir los mundos como reales aunque no sean ver�dicos; en este sentido, representa un marco sem�ntico que da sentido a una determinada interpretaci�n; es el resultado de la interacci�n cooperativa y creativa entre quien produce el discurso, el enunciador, y quien lo interpreta, el enunciatario.

Cada mundo posible se rige por unos valores de verdad, propios, particulares, e incuestionables, que nos permiten decidir si un enunciado es verdadero o falso. La verdad y la certidumbre son conceptos aplicables s�lo en el contexto del discurso no en el �mundo referencial real� (Pericot, 1997).

Caracter�sticas del mundo posible

Existen una serie de rasgos que, seg�n Capdevila (2004b) y Pericot (1997, 2002), caracterizan a los mundos posibles:

Descriptibles. Son descriptibles en el sentido de que est�n formados por individuos y propiedades que permiten ser definidos y caracterizados.

Sinecd�ticos. La caracterizaci�n total del mundo posible y la descripci�n de todos los elementos que lo habitan ser�a imposible. S�lo deben aparecer aquellos elementos necesarios para que la audiencia infiera la totalidad del mundo posible; en vista de esto, el emisor incluye en el enunciado s�lo aquellos elementos que considera pertinentes y necesarios para que el enunciatario comprenda el discurso. A partir de los elementos indicados expl�citamente en el enunciado, la audiencia puede inferir lo no dicho y construir el significado intentado por el emisor (ya sea porque est� supuesto, porque se vale de sus conocimientos enciclop�dicos o porque los infiere del contexto y del cotexto).

Reales. Forman parte de los mundos que consideramos reales, ya que hacen referencia a un mundo narrativo que es verdadero en la medida de que est� formado por un conjunto de individuos y de acontecimientos que se juzgan como posibles y coherentes. La verdad de un mundo posible es aceptada siempre y cuando sus habitantes tengan una existencia circunstancialmente incuestionable, paralela, an�loga a la que esta vigente en el mundo real de la existencia.

Interpretables. Ofrecen la posibilidad de que el receptor, a trav�s de un proceso cooperativo, utilizando sus conocimientos y experiencias previas, entre en el mundo posible, lo comprenda y lo interprete.

Limitados. Cada mundo posible delimita qu� individuos pertenecen a �l, qu� propiedades tienen y qu� acciones son posibles.

Din�micos. Los mundos posibles est�n en constantes transformaciones, puesto que sus habitantes act�an permanentemente en consonancia con sus propiedades. En este sentido, son una sucesi�n de acontecimientos ordenados temporalmente.

Jerarquizados. No todos los habitantes y acontecimientos tienen la misma importancia. Hay propiedades m�s relevantes que otras, por lo tanto el emisor como la audiencia identifica esta jerarqu�a y la utiliza para interpretar el enunciado.

Particulares. No se dirigen a todo el p�blico en general, sino s�lo a aquellas personas que pueden identificarse con los habitantes y sus propiedades. Su aceptaci�n y �realidad� est�n limitadas a una audiencia y un contexto determinado.

Atractivos. Deben presentarse de modo tal que atraigan, seduzcan a la audiencia. Para ello resaltan las coincidencias, y ocultan las divergencias.

Competitivos. Permanentemente, los mundos posibles distintos est�n compitiendo, intentando lograr la atenci�n de un n�mero mayor de individuos para persuadirlos, seducirlos.

Con base en Pericot (2002), se podr�an agregar:

Transitables. Los mundos posibles no tienen una naturaleza lineal, r�gida; es posible y muy com�n que se transite por distintos mundos sucesivamente. Frente al exceso de informaci�n disponible, y por ende la gran oferta de mundos posibles, el individuo se ve en la necesidad de transitar por el continuum de mundos posibles, para buscar aquellos que cubran sus expectativas.

Vivibles simult�neamente. Un mundo posible no niega ni elimina la existencia de otros, yuxtapuestos. Es posible que un individuo viva simult�neamente, y de forma armoniosa, distintos mundos.

Habitables por otros mundos posibles. Adem�s de sus individuos y acontecimientos, un mundo posible puede contener diversos submundos subordinados.

1.2.4 Acuerdos generales

Los mundos posibles est�n habitados por los acuerdos generales. �stos son una serie de hechos, valores, creencias, suposiciones, verdades, entre otros, compartidos por el emisor y la audiencia (Pericot y Capdevila, 1999, 2003; Pericot, Capdevila, y Pintor, 2001). Representan, seg�n Perelman y Olbrechts-Tyteca (1994), el punto de partida de la argumentaci�n, las bases sobre las que se sustenta el entendimiento entre emisor y auditorio. En el proceso de argumentaci�n, el emisor selecciona los acuerdos m�s apropiados en funci�n de la audiencia, aquellos con los que se podr� identificar m�s f�cilmente, y por lo tanto, que permitir�n la interpretaci�n del discurso.

Clasificaci�n

Capdevila (1997, 2004a, 2004b) clasifica los acuerdos generales en dos grupos: los acuerdos basados en la realidad, hechos, verdades y presunciones; y los basados en las preferencias de la audiencia, valores, jerarqu�as y lugares de argumentaci�n. Los primeros, en tanto basados en la realidad, tienen mayor aceptaci�n por parte de la audiencia que los segundos. Esta clasificaci�n se puede representar esquem�ticamente de la siguiente manera:

basados en la realidad
- Hechos: son acuerdos compartidos por un gran n�mero de personas y, por lo tanto, son datos estables.
- Verdades: son sistemas generales en los que se agrupan hechos configurados como una totalidad desde una perspectiva ideol�gica determinada.
- Presunciones: aunque son acuerdos generales, necesitan elementos externos que las refuercen; est�n relacionados con lo que se considera normal y veros�mil en un momento y lugar determinado.

basados en las preferencias
- Valores: son opiniones muy extendidas y dif�ciles de cambiar, que condicionan la actitud del auditorio hacia la realidad.
- Jerarqu�as: son los mecanismos que coordinan los valores, los dotan de un orden determinado y determinan la relevancia y preferencia entre ellos.
- Lugares de argumentaci�n: son premisas generales que sirven como fundamentos para los valores y las jerarqu�as.

1.2.5 Procedimientos de argumentaci�n

Seg�n Capdevila (2004b), una vez configurados los mundos posibles mediante un repertorio de individuos y procedimientos, es necesario darle verosimilitud a estos mundos. Con base en la nueva ret�rica de Perelman (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1994), se emplean procedimientos de argumentaci�n, mecanismos que se emplean para procurar que los planteamientos sean aceptados por la audiencia. Pueden emplearse para unir o separar mundos posibles. Perelman 1997) y Perelman y Olbrechts-Tyteca (1994) los clasifican en dos grupos: procedimientos de enlace y procedimientos de desasociaci�n; �stos �ltimos, a su vez, se subdividen en binomio filos�fico y definici�n desasociativa:

� Procedimientos de enlace. Son esquemas que unen elementos distintos y permiten establecer entre �stos una relaci�n de solidaridad ya sea para dar juicios de valor positivos o negativos.
o Estructura cuasi-l�gica
- estructuras l�gicas
- relaciones matem�ticas
o Estructuras basadas en la realidad
- sucesi�n.
- coexistencia.
o Estructuras que parten de acuerdos: el caso particular.
- ejemplos
- ilustraciones
- modelos

� Procedimientos de desasociaci�n. Son esquemas que persiguen separar o disociar elementos considerados componentes de una unidad. Generalmente, se oponen mundos posibles para resaltar los aspectos positivos de uno y los negativos de otros. Entre estos se encuentran dos grupos:
o El binomio filos�fico
o Definici�n desasociativa

1.2.6 Antecedentes de la investigaci�n

Existen algunos estudios del discurso pol�tico venezolano contempor�neo. Son menos numerosas las investigaciones sobre la propaganda pol�tica. Entre estos, se ha utilizado, predominantemente, la perspectiva del an�lisis del discurso (AD) y del an�lisis cr�tico del discurso (ACD). Se cuentan en la Universidad Central de Venezuela, Caracas, los estudios realizados por Adriana Bol�var y su equipo (Bol�var, 1992, 2001; Shiro, 2000) y por Abreu (2004); en la Universidad del Zulia, la l�nea desarrollada por el grupo de Lourdes Molero (Romero, 2001; Molero, 1999, 2000, 2001, 2002a, 2002b) y por Molina (2002). Desde la perspectiva de la nueva ret�rica, sin embargo, la revisi�n de la literatura muestra que no se han desarrollado estudios sobre la propaganda pol�tica en Venezuela.

En Espa�a, en cambio, son numerosos los estudios sobre las propagandas pol�ticas empleadas en las elecciones de Gobierno y Auton�micas. Francesc Pallar�s, Joseph Gifreu y V�ctor Sampedro han estudiado las elecciones, las campa�as electorales, la comunicaci�n pol�tica y el comportamiento electoral en Espa�a y en algunas de las comunidades aut�nomas que lo integran (tienen una amplia bibliograf�a, entre la que destacan: Gifreu y Pallar�s, 1998; 2001; Pallar�s, 2000; Sampedro, 2003).

Entre los estudios sobre las estrategias de argumentaci�n, tomando como referencia los principios de la nueva ret�rica de Perelman y la teor�a de los mundos posibles, resaltan los trabajos de Pericot y su equipo: Pericot (1997, 2002), Capdevila (1997, 2002, 2004a, 2004b), Pericot y Capdevila (1999, 2000, 2003), Pericot, Ruiz Collantes, Prats y Capdevila (1998), Pericot, Capdevila, y Pintor (2001). En estos estudios se han caracterizado los mundos posibles que han presentado los partidos pol�ticos catalanes y espa�oles y las estrategias argumentativas que han empleado en las propagandas electorales de las campa�as de las elecciones parlamentarias, presidenciales y de gobierno para lograr sus prop�sitos.

2. Objetivo general

Describir y analizar las estrategias comunicativas de la propaganda pol�tica impresa, expl�citamente persuasiva, utilizadas por los sectores pol�ticos participantes en la campa�a electoral de las elecciones legislativas venezolanas de 2005.

3. Metodolog�a

Este es un estudio cualitativo, exploratorio. Consiste en un an�lisis ret�rico y argumentativo de la propaganda pol�tica electoral. Para el an�lisis se tom� como referencia �el modelo de an�lisis argumentativo ret�rico del discurso publicitario audiovisual� de Pericot y Capdevila (Pericot, 1997, 2002; Capdevila, 1997, 2002).

3.1 Corpus

El corpus est� constituido por 40 textos propagand�sticos pol�ticos, publicados en dos de los principales peri�dicos venezolanos de circulaci�n nacional, y dos de circulaci�n regional (que se distribuyen solo en el Estado M�rida), emitidos por los dos bloques participantes en la campa�a de las elecciones legislativas venezolanas de diciembre del 2005. Los peri�dicos fueron los siguientes:

� Diario El Nacional, de circulaci�n nacional, editado en Caracas. Se ha declarado abiertamente opositor al gobierno de Ch�vez.
� Diario El Universal, de circulaci�n nacional, editado en Caracas. Se ha declarado abiertamente opositor al gobierno de Ch�vez.
� Diario Pico Bol�var, de circulaci�n regional, editado en el estado M�rida. Se ha declarado abiertamente a favor del gobierno de Ch�vez.
� Diario Frontera, de circulaci�n regional, editado en el estado M�rida. Se ha declarado abiertamente opositor al gobierno de Ch�vez.

3.1.1 Criterios de inclusi�n

Para la selecci�n de las propagandas se consider� que:

1. fuera propaganda expl�cita e intencionalmente persuasiva.
2. estuviera dirigida a la participaci�n en las elecciones.
3. un partido o grupo de electores asumiera la autor�a de la propaganda.
4. hubiera sido publicada entre el 1 de octubre y el 3 de diciembre de 2005.

3.1.2 Grupos pol�ticos participantes

Aunque particip� la mayor�a de los partidos pol�ticos, colectivos y grupos de opini�n activos en Venezuela, en las elecciones parlamentarias del 2005 se agruparon en dos grandes bloques: por un lado, el sector del gobierno integrado por los partidos y grupos que apoyan al presidente Hugo Ch�vez, autodefinidos como el Bloque del Cambio, Polo Patri�tico o Revolucionarios; y por el otro, el sector de la oposici�n, constituido por los partidos que se oponen al presidente Ch�vez, autodefinidos como el Polo Democr�tico o la Coordinadora Democr�tica.

3.2 Unidades de an�lisis

Respecto de la enunciaci�n se tom� como referencia, de manera general, los siguientes aspectos, referidos al concepto tradicional de contexto:

Enunciador y enunciatario
Lugar y momento de emisi�n
Prop�sito
Macroestructura sem�ntica


De forma m�s detallada, se analizaron los siguientes aspectos ret�ricos argumentativos:

Los mundos posibles (MP)
Las estrategias de argumentaci�n empleadas
Las figuras ret�ricas

3.3 Procedimiento

Una vez seleccionado el corpus, se realiz� el siguiente proceso:

1. Se leyeron todas las propagandas que constituyen el corpus para:
a. Caracterizar el contexto (en el sentido tradicional, se intent� responder a las preguntas qui�n, a qui�n, d�nde, cu�ndo, para qu� y qu�) de la enunciaci�n: enunciador, enunciatario, lugar, momento, prop�sito y macroestructura sem�ntica.
b. Identificar la macroestructura sem�ntica.

2. Seguidamente, se leyeron nuevamente todas las propagandas que constituyen el corpus para identificar y caracterizar los mundos posibles (los MP1, MP12, MP2 y MP3) de los dos grupos participantes.

3. Posteriormente, a partir de esta primera aproximaci�n se procedi� a identificar y caracterizar los individuos que habitan los mundos posibles: los acuerdos generales.

4. Finalmente, luego de haber identificado y caracterizado los mundos posibles de ambos grupos, se identificaron y analizaron los procedimientos argumentativos empleados por cada grupo.

4. Resultados

Los resultados se presentar�n en dos partes: en la primera se presenta un an�lisis contextual global de las elecciones, lo cual incluye: qui�n emite el mensaje, a qui�n, con qu� prop�sito, por medio de qu�. Seguidamente, se presentar� los resultados del an�lisis ret�rico de cada grupo por separado.

4.1 An�lisis del contexto
4.1.1 Enunciador de la propagand
a

En la campa�a electoral de las elecciones legislativas del 2005 participaron s�lo dos grupos: el bloque del cambio y el grupo de oposici�n.

Bloque del cambio. En sus inicios, esta alianza se denomin� Polo patri�tico. Tambi�n se le ha denominado Grupo oficialista o las Fuerzas de la Revoluci�n Bolivariana. Est� constituido por un n�mero importante de agrupaciones pol�ticas de izquierda radical, izquierda moderada, centro izquierda y oportunistas de derecha, que se han conglomerado en torno a la figura de Ch�vez como l�der pol�tico, referente ideol�gico y, principalmente, como presidente de la rep�blica. Entre los partidos que lo integran se cuentan: Movimiento V Rep�blica -MVR- (fundado por Ch�vez), Partido Comunista de Venezuela (PCV), Por la Democracia Social -PODEMOS- (grupo de izquierda producto de la divisi�n del Movimiento al Socialismo-MAS-), Unidad Popular Venezolana (UPV), Patria Para Todos -PPT- (grupo de izquierda radical que se cre� producto de la divisi�n del partido La Causa Radical -Causa R-), Movimiento Electoral del Pueblo (MEP), La Liga Socialista, Comisi�n Nacional Ind�gena de Venezuela (CONIVE) y un gran n�mero de colectivos y grupos de opini�n de izquierda.

Los candidatos aparecen expl�citamente en las propagandas acompa�ados por el presidente Ch�vez. Igualmente, por lo general incluyen una concentraci�n pol�tica numerosa en la que los participantes muestran los iconos de la revoluci�n bolivariana (fotograf�as del Libertador, Sim�n Bol�var, la Bandera Nacional, el pu�o en alto, y la fotograf�a de Hugo Ch�vez y los s�mbolos de los partidos).

Grupo de oposici�n. En este sector se agrupan los partidos pol�ticos tradicionales de derecha, social-dem�cratas y dem�crata-cristianos, que coexisten en Venezuela desde el Pacto de Punto Fijo [15]. Adem�s, forman parte de este grupo, sectores reaccionarios de izquierda. Los une su oposici�n y rechazo al presidente Ch�vez y a sus �pol�ticas izquierdistas, socialistas, sociales, populistas y autoritarias�; los motivan sus deseos de sacarlo del poder. Entre �stos se incluyen: Acci�n Democr�tica (AD), de la divisi�n de �ste Alianza Bravo Pueblo; Comit� de Organizaci�n Pol�tica Electoral Independiente (COPEI), derivados de este �ltimo, Primero Justicia y Proyecto Venezuela; La Causa Radical -Causa R- (partido izquierdista inclinado a la derecha, separado de la coalici�n chavista), Movimiento al Socialismo -MAS- (partido izquierdista inclinado a la derecha), Bandera Roja (partido �izquierdista� que particip� en las guerrillas hasta entrados los a�os 90), Un Solo Pueblo, constituido por dirigentes excluidos del chavismo, entre otros.

En el caso de la oposici�n, aparecen los l�deres pol�ticos de los distintos partidos y los candidatos (en algunos casos son los mismos) en manifestaciones p�blicas multitudinarias [16]. Se muestra la cohesi�n al mostrar distintas banderas de los partidos pol�ticos.

4.1.2 La situaci�n pol�tica y electoral de Venezuela en la �Era Ch�vez�

Es importante se�alar que la historia electoral contempor�nea de Venezuela se ha caracterizado por la bipolaridad, el bipartidismo. Desde el a�o 1958, tres partidos pactaron un acuerdo cuyo objetivo era conseguir sustentar la reci�n instaurada democracia, mediante la participaci�n equitativa de todos los partidos en el gobierno del partido triunfador, en la C�mara de Diputados y en el Senado. Luego, cuando se termin� formalmente este pacto, se plante� la alternabilidad de los mandatos entre los dos grandes partidos: AD y COPEI, lo que se mantuvo hasta 1998, fecha en que fue electo Hugo Ch�vez [17] (Camero, 2000 [18]; Bol�var, 2001; Molina, 2002).

No obstante, desde la campa�a electoral de 1998, cuando Hugo Ch�vez particip� por primera vez en las elecciones, la bipolaridad en la participaci�n pol�tica y electoral en Venezuela se fue profundizando, hasta el punto de dividirse, en cada contienda electoral, en dos grandes bloques: quienes apoyan a Ch�vez y quienes se oponen a �l. Desde entonces, las elecciones giran en torno a la permanencia o no de Ch�vez en el poder. Aunque haya habido varios candidatos frente a la candidatura de Ch�vez, como en el caso de las elecciones presidenciales del 1998, finalmente han optado por unirse en un solo bloque opositor (Molina, 2002).

Posteriormente, luego de dos referenda y m�ltiples elecciones: Asamblea Nacional Constituyente, presidenciales, legislativas nacionales, regionales y locales, gobernadores y alcaldes, se consolid� la bipolaridad pol�tica y electoral en Venezuela. A este proceso, se ha a�adido, recientemente, la tendencia de la oposici�n a retirarse de la contienda electoral en el transcurso o al final de la campa�a, alegando fraude, falta de �condiciones electorales� o de un �rbitro confiable. El gobierno, en cambio, atribuye esta pr�ctica a que la oposici�n est� conciente de que ser� derrotada, por lo que prefiere retirarse antes de que se concrete este hecho. Adem�s, los voceros del gobierno, manifiestan que es una campa�a orquestada, desde el gobierno de los Estados Unidos, con la finalidad de derrocar al presidente Ch�vez.

As� mismo, tambi�n ha habido intentos fracasados no democr�ticos para remover a Ch�vez del poder: el golpe de estado del 11 de abril del 2002, el paro petrolero del 2002-2003, atentados terroristas y las guarimbas [19].

4.1.3 La campa�a electoral

La campa�a tuvo una duraci�n de 34 d�as, aproximadamente. Previo a su inicio, el Consejo Nacional Electoral dictamin� las normas que regularon la campa�a electoral, la publicidad, la propaganda y la financiaci�n de los partidos y de la campa�a.

La autor�a de la propaganda deb�a aparecer expl�citamente, ya sea una persona o un partido promotor. La publicidad y la propaganda s�lo fueron permitidas en los lapsos de la campa�a.

Faltando 5 d�as para las elecciones, de las 5.516 candidaturas, se retiraron 556 candidatos lo cual representa cerca del 10% de los candidatos, mayoritariamente de la oposici�n, con el alegato de que no hab�a garant�as de que las elecciones se realizaran limpiamente. A pesar de esto, las elecciones se realizaron con normalidad.

Cada candidato a diputado a la Asamblea Nacional pod�a contratar hasta 2 minutos diarios en cada canal de televisi�n y en emisoras de radio regionales; los candidatos a los parlamentos Andino y Latinoamericano pod�an contratar hasta 2 minutos diarios en cada canal de televisi�n y en emisoras de radio regionales y nacionales.

En la prensa, los candidatos a la Asamblea Nacional y los candidatos a los parlamentos Andino y Latinoamericano pod�an contratar hasta una p�gina diaria en peri�dicos nacionales, regionales y locales.

4.1.4 Enunciatario de la propaganda

La audiencia de cada campa�a propagand�stica est� claramente delimitada. La propaganda oficialista est� dirigida, por un lado, a militantes y simpatizantes de los partidos del bloque del cambio, a los seguidores independientes del presidente Ch�vez y a los beneficiarios de sus proyectos (las misiones, fundamentalmente), y por otro, a los indecisos denominados los �Ni Ni�, grupo significativo de electores, generalmente abstencionistas, que en elecciones recientes no han apoyado ni al gobierno ni a la oposici�n. En ese sector, se dirige m�s a quienes simpatizan con los proyectos sociales o se benefician de ellos (Mercal, Barrio Adentro, Vuelvan Caras, etc.).

Por su parte, la propaganda de la oposici�n se dirige, por un lado, a los simpatizantes y militantes de los partidos de oposici�n, a opositores radicales que abiertamente desean que Ch�vez salga del poder, y por el otro, a los �Ni Ni�, contrarios a las pol�ticas de Ch�vez, sus proyectos y, especialmente, a sus dirigentes.

4.1.5 Prop�sitos

En cuanto a los prop�sitos que persiguen, �stos est�n dirigidos a lo cuantitativo. El bloque oficialista persigue aumentar o, al menos, mantener el nivel de aceptaci�n que el presidente Ch�vez ha tenido en las distintas elecciones en las que ha participado directamente como candidato o apoyando a los candidatos de su partido, en elecciones legislativas y regionales. Predomina la propaganda de adoctrinamiento y de convencimiento (Abreu, 2004).

Por su parte, el bloque opositor persigue, fundamentalmente, recuperar la aceptaci�n que tuvieron en la segunda mitad del siglo XX. Predomina la propaganda de divisi�n, de desmoralizaci�n y de desprestigio, dirigida a desmovilizar al adversario. Incluye la propaganda de ataque al adversario, o mensajes dirigidos espec�ficamente a descalificarlo o a atacarlo en sus puntos d�biles (Abreu, 2004).

En ambos casos, la imagen de Ch�vez es fundamental: para unos, sus candidatos, Ch�vez es un �portaviones�. En vista de su gran aceptaci�n y ascendencia entre las clases medias bajas y populares, estar respaldado por Ch�vez es garant�a de �xito electoral.

La oposici�n, en cambio, capitaliza su odio, descontento y oposici�n hacia el presidente y todo lo que �ste supone. Aunque Ch�vez tiene un enorme apoyo entre las clases populares, tiene gran rechazo en las clases medias y altas. Independientemente de ideolog�as pol�ticas, el rechazo a Ch�vez es lo que cohesiona a la oposici�n.

4.1.5 Macroestructura sem�ntica de la propaganda pol�tica

El tema fundamental de la propaganda pol�tica de la campa�a electoral de las elecciones legislativas del 2005 es �la revoluci�n bolivariana liderada por Ch�vez�. Por un lado, uno de los t�picos centrales derivados de este tema utilizado por el �oficialismo� es la continuidad y fortalecimiento de los proyectos pol�ticos, econ�micos, sociales, culturales y deportivos de Ch�vez. Por ejemplo: el �Parlamentarismo de calle�, prometido como una manera de profundizar el poder para el pueblo: �las comunidades organizadas las que promover�an las leyes m�s acordes a sus intereses�.

A continuaci�n se muestran algunos ejemplos en los que aparece expl�citamente Ch�vez, empleado positivamente, a favor de �l:

a) Con Ch�vez manda el pueblo.
b) Con Ch�vez sigue mandando el pueblo.
c) Cumpliremos las metas chavistas en el pr�ximo periodo legislativo.
d) Yo voto por los candidatos de Ch�vez.

Por otro lado, la oposici�n aborda la necesidad de hacer frente, desde el parlamento, a la perpetuaci�n de Ch�vez en el poder, el adoctrinamiento de los venezolanos a su proyecto pol�tico comunista y sus pr�cticas autoritarias. Como parlamentarios evitar�n que se creen leyes que lo hagan posible.

Los siguientes enunciados muestran c�mo se emplea Ch�vez para argumentar en su contra:

a) Opong�monos a los planes totalitarios de Ch�vez
b) No le entreguemos a Ch�vez el pa�s en bandeja de plata.
c) Unidos en contra de la dictadura de Ch�vez
d) Por la independencia de los poderes.

4.2 Las estrategias electorales empleadas: los mundos posibles (MP) y los procedimientos de argumentaci�n
En primer lugar, se intentar� representar los mundos posibles de los dos grupos participantes, la imagen que intentaron dar de Venezuela, para sustentar sus argumentos y promesas de futuro y, con ello, lograr que los electores potenciales se identifiquen y voten por ellos (Pericot y Capdevila, 2003). Como ya se mencion�, los mundos posibles (en adelante, MP) son las representaciones del diagn�stico del mundo presente y del mundo futuro que se promete.

En segundo lugar, se analizar�n los procedimientos de argumentaci�n empleados por ambos grupos para conectar o desasociar los mundos posibles que proponen.

4.2.1 Mundos posibles del grupo oficialista: la revoluci�n bolivariana avanza

La coalici�n oficialista presenta en sus propagandas dos mundos posibles. Como partido de gobierno, sus representaciones se diferencian notablemente de las de la oposici�n, lo cual determina los mundos posibles, sus habitantes y las estrategias empleadas (Pericot y Capdevila, 2003). Valora el mundo presente como positivo, pero inacabado; quedan cosas por hacer; por lo tanto, para poder llevarlas a cabo, para poder consolidar el proyecto, deben ser electos. Expl�citamente, se puede identificar en las propagadas:

� Venezuela est� positiva, pero a�n queda mucho por hacer.
� Debemos seguir avanzando en el proceso revolucionario.
� Debemos profundizar la democracia participativa.
� Por m�s poder para el pueblo.
� La participaci�n y la organizaci�n de la comunidad debe profundizarse en todos los sectores.
� Profundizar la revoluci�n bolivariana.

Se presenta, en este sentido, como un MP macro que est� en evoluci�n, que requiere ser alimentado, apoyado, impulsado para lograr su desarrollo. Dentro de este macro MP, se pueden diferenciar dos mundos posibles: un mundo posible de partida (MP1) y un mundo posible futuro (MP2).

MP1+: la revoluci�n muestra hechos concretos
El MP1 de partida es descrito como muy positivo; est� habitado principalmente por hechos experimentales, valores generales, presunciones, verdades y lugares de argumentaci�n.

Entre los hechos experimentales positivos asociados a Ch�vez, ya sea en el ejecutivo o en la Asamblea Nacional, se cuentan: la aprobaci�n de numerosas leyes revolucionarias populares y federales, el logro y mantenimiento de precios justos del petr�leo, la declaraci�n de Venezuela como territorio libre de analfabetismo (ONU, 21/1/2005), el crecimiento econ�mico superior a 5% sostenido desde el a�o 2003, 84% de aceptaci�n del gobierno de Ch�vez (seg�n la encuestadora Datos), la apertura de miles de escuelas bolivarianas y los triunfos electorales de agosto y octubre del 2004, y agosto del 2005.

Adem�s, se enumeran una serie de hechos concretos del gobierno nacional, de los gobiernos regionales bolivarianos o de la gesti�n parlamentaria que finalizaba:

� Se han otorgado m�s de 500 millardos en cr�ditos agropecuarios.
� Se han destinado m�s de 10 millardos en recursos econ�micos para medio centenar de comit�s de riego en los estados andinos.
� Se han entregado m�s de 100 cartas agrarias a fundos zamoranos y n�cleos de desarrollo end�geno.

Como hechos experimentales negativos asociados a los legisladores de la oposici�n en el per�odo 2000-2005, se resaltan los retrasos legislativos anteriores. Es interesante mencionar que no se utiliz� como argumento el golpe de estado de 2002 ni el paro petrolero del 2002-2003. No recurrieron a estos hechos, probablemente porque ya hab�an sido ampliamente utilizados en campa�as anteriores y porque no eran hechos muy recientes. Su empleo pudo haber generado rechazo. Optaron, en cambio, por hechos de mayor proximidad que estaban frescos en la memoria a corto plazo del electorado.

Por su parte, los valores generales predominantes son: lealtad hacia Ch�vez y hacia el pensamiento bolivariano, solidaridad con los sectores pobres tanto de Venezuela como del resto de Latinoam�rica, respeto a los derechos humanos (libertad de expresi�n, seguridad social, trabajo, alimentaci�n), autodeterminaci�n, independencia y soberan�a nacional, democracia participativa, hermandad, paz, progreso y proyecci�n internacional.

No obstante, algunos de estos valores son empleados por la oposici�n negativamente, como se describe m�s adelante en el MP1-.

Entre las presunciones, resaltan las siguientes: �Por m�s poder para el pueblo� presupone que en el gobierno de Ch�vez y con sus diputados, el pueblo ha ostentado el poder. Les prometen, en consecuencia, m�s poder. As� mismo, al indicar, �Venezuela, ahora es de todos� se supone que antes, en gobiernos anteriores, no era as�, era de unos pocos. Finalmente, al afirmar que �Ch�vez mantiene niveles de aceptaci�n sobre 80%� se supone que antes ya los ten�a.

As� mismo, se emplean distintas verdades, hechos consensuados, en la representaci�n del MP1. Entre �stas cabe se�alar: las misiones han sido un �xito (Robinson I, Robinson II, Sucre, Ribas, Vuelvan Caras, Habitat, Barrio Adentro, entre otras) [20]; la misi�n Mercal [21] garantiza la alimentaci�n a m�s de 14 millones de venezolanos; en Venezuela hay libertad de opini�n e informaci�n, mejor distribuci�n de las riquezas, hemos llevado a sectores marginados los beneficios de la renta petrolera del pa�s.

Entre los lugares de argumentaci�n, predominan los de cantidad, es decir, se otorga valor a las cosas en funci�n de criterios cuantitativos. Esto se evidencia, por ejemplo, cuando sustentan la efectividad de los programas en que �stos han beneficiado a millones de venezolanos, o cuando resaltan el n�mero de leyes revolucionarias que se aprobaron en el ejercicio legislativo anterior.

No obstante, tambi�n se emplean los lugares de calidad, tal como se describe en los siguientes ejemplos: �Legislaremos para devolverle la sonrisa a los venezolanos�; �Vamos a cancelar la deuda social de m�s de 40 a�os de olvido, ofreci�ndoles condiciones para una mejor vida: mejor salud, educaci�n, cultura, alimentaci�n�.

MP2+: hacia la consolidaci�n de la �revoluci�n bonita�

El MP2 futuro, como se ha dicho, supone la continuidad de las actuales pol�ticas, pero potenciadas, mejoradas, superadoras. Est� habitado principalmente por los mismos acuerdos positivos del MP1, pero con un mayor nivel de desarrollo. Se destacan los hechos probables, valores generales y lugares de argumentaci�n.

Los hechos probables son un elemento esencial en la presentaci�n del MP2. Se proponen las siguientes acciones: en primer lugar, el �Parlamentarismo de calle�, seg�n el cual ser�an las comunidades organizadas las que promover�an las leyes m�s acordes a sus intereses.

Aunque caracterizan el gobierno de Ch�vez como democr�tico y presuponen que el pueblo ha tenido poder para decidir, proponen para el pr�ximo ejercicio legislativo la instauraci�n de un modelo de democracia participativa y protag�nica como instrumento pol�tico de empoderamiento del poder popular por parte del pueblo soberano.

As� mismo, proponen la concreci�n de la Agenda Bolivariana Alternativa, expresada en los polos estrat�gicos de desarrollo: econom�a productiva, equidad social, recuperaci�n de la gobernabilidad, nuevo modelo de democracia, de car�cter participativo y protag�nica en un Estado Federal descentralizado, justicia social, legitimidad, eficacia y desarrollo end�geno.

Prometen, adem�s, la aprobaci�n de �un conjunto de leyes revolucionarias populares�, entre las cuales resalta la Ley del Consejo Federal de Gobierno. Con esta ley prometen �corregir los desequilibrios financieros que hay en algunos estados mineros y petroleros dominados por la oposici�n�.

En el �mbito latinoamericano proponen, por un lado, impulsar la concreci�n de un modelo multipolar y fortalecer el liderazgo internacional del presiente Ch�vez, y por otro, reforzar la defensa de la independencia y la soberan�a nacional frente a las constantes agresiones de los Estados Unidos, y blindar la revoluci�n bolivariana de amenazas extranjeras. Evidentemente, el sentimiento anti Estados Unidos es una constante en el sentimiento de muchos venezolanos. Es, en este sentido, una estrategia coherente con la cosmovisi�n del electorado; por lo tanto, m�s f�cil de creer (Weston, 2005).

En s�ntesis, los hechos probables que se plantear� el grupo oficialista en la nueva etapa legislativa son:

1. Hacer una gesti�n eficiente que cumpla con las expectativas ciudadanas;
2. Profundizar en el desarrollo de la democracia participativa y protag�nica desde los espacios locales;
3. Construir canales y mecanismos expeditos para la elaboraci�n de los consensos necesarios para la formulaci�n de pol�ticas p�blicas revolucionarias;
4. La definitiva derrota de la exclusi�n social, pol�tica y econ�mica;
5. La elevaci�n del nivel t�cnico y pol�tico de los cuadros revolucionarios bolivarianos.

Estos hechos son totalmente coherentes con los intereses del electorado a quienes dirige el gobierno su propaganda electoral; por lo tanto, est�n m�s relacionados con los intereses y necesidades de �stos que con la realidad.

Los valores generales del MP2 coinciden, de forma general, con los del MP1. Resaltan: el progreso, la libertad, la solidaridad, la lealtad, la soberan�a, la autodeterminaci�n, el poder popular, el trabajo, la honestidad.

Entre los lugares de argumentaci�n, se pueden mencionar los de cantidad. Ejemplos: han indicado que se plantean como meta sumar los 10 millones de votos, para demostrar el respaldo un�nime con que cuenta el presidente Ch�vez; as� mismo, han prometido que las misiones beneficiar�n a la mayor�a de los venezolanos, no solo a los pobres.

Finalmente, se representa a Venezuela junto con sus aliados pol�ticos y referentes ideol�gicos, Cuba, Libia, Siria, China, Ir�n, gobiernos de ideolog�a socialista, o enfrentados, de alguna manera, con los Estados Unidos. As� mismo, se expresa abiertamente que la lucha antiimperialista seguir�: �Haremos frente a las amenazas del gigante del norte�.

4.2.2 Procedimientos de argumentaci�n empleados por el bloque del cambio

Las estrategias de argumentaci�n consisten en establecer un v�nculo de solidaridad entre los dos mundos posibles que presentan. Para ello, emplea procedimientos de enlace para ofrecer una imagen de relaci�n l�gica evidente, imposible de cuestionar (Pericot, Capdevila y Pintor, 2001). Presenta un balance positivo de la gesti�n de gobierno, resaltando los aspectos positivos, los logros, y obviando las debilidades y aspectos negativos, para proponer la necesidad de su continuidad.

Emplea discurso verbal junto con im�genes. Entre �stas cabe se�alar: manifestaciones multitudinarias en las que hay gente humilde con rostro de felicidad, con el pu�o en alto, representando poder y lucha, s�mbolo de la izquierda. En otra manifestaci�n con las mismas caracter�sticas, personas vestidas con camisetas de las misiones del gobierno llevan los s�mbolos de los partidos y la fotograf�a de Ch�vez.

A pesar de que la imagen medi�tica de la campa�a es Ch�vez, en la propaganda se incluyen los nombres y las fotograf�as de los candidatos. Con esto se intenta contener las constantes cr�ticas de los l�deres de la oposici�n, quienes sostienen que los candidatos son s�lo instrumentos de Ch�vez, por lo que no tienen imagen propia.

As� mismo, presenta sus propuestas, sus argumentos como verdades, como hechos, aceptados por el colectivo, no como opiniones de un grupo pol�tico. Recurre, fundamentalmente, a un proceso de razonamiento deductivo, de lo general a lo particular. Por ejemplo, �Con Ch�vez manda el pueblo�; por lo tanto, el pueblo seguir� mandando en el Estado M�rida si son electos sus candidatos a la Asamblea Nacional.

Por otro lado, aunque Ch�vez era una parte del proceso, la argumentaci�n se circunscrib�a a �l a trav�s de un esquema sinecd�tico: si est� asociado a Ch�vez, se supone que es apoyado por �l o que es coherente con su ideolog�a, con sus principios pol�ticos. No es necesario decirlo expl�citamente. Se da por sentado que la audiencia llegar� a tal interpretaci�n.

Como Ch�vez es la imagen medi�tica de la campa�a electoral, el bloque oficialista recurre al procedimiento de argumentaci�n persona-acto para legitimar su propuesta. Se muestra a Ch�vez como el promotor del desarrollo, el responsable del bienestar, el transmisor de poder para el pueblo. Ch�vez es, en este sentido, sin�nimo de desarrollo, bienestar y democracia.

As� mismo, para establecer la solidaridad entre los mundos posibles el bloque del cambio recurre a las estructuras cuasi-l�gicas de frecuencia y transitividad. En relaci�n con la estructura de frecuencia, hacen referencia a que como en el gobierno de Ch�vez se han hecho las cosas bien, beneficiando al pueblo, en el futuro, cuando sus candidatos hayan sido elegidos, las cosas se seguir�n haciendo bien. En cuanto a la transitividad, se refiere a la certidumbre de que las cualidades positivas del MP1 ser�n transmitidas al MP2.

Adicionalmente, se emplea el silogismo hipot�tico: si Ch�vez representa el poder y el bienestar para el pueblo, y Ch�vez conf�a en sus candidatos, entonces votando por los candidatos de Ch�vez, estar�an garantizando el poder popular y su bienestar.

Finalmente, como coalici�n de gobierno, el bloque del cambio emplea procedimientos de sucesi�n de proximidad. Incluye en la propaganda los hechos concretos que el gobierno ha realizado m�s recientemente para que genere cercan�a con las propuestas que hace, se vean como inminentes. La concreci�n de las propuestas electorales es un hecho; solo dependen del voto favorable.

4.2.3 Los mundos posibles del grupo de oposici�n: frenar el autoritarismo de Ch�vez

La oposici�n presenta en sus propagandas tres mundos posibles (MP1-, MP2 y MP3) y un sub-mundo derivado del mundo posible de partida (MP1), pero representado en positivo (MP12). En el MP1, Venezuela es caracterizada como negativa, pr�ctica muy com�n de los partidos de oposici�n, seg�n Pericot y Capdevila (2003). El rasgo negativo se debe a la presencia de Ch�vez. En el MP12 se describe el mundo presente y pasado de la oposici�n como positivo. En el primer mundo posible que proponen (MP2) expl�citamente est� incluido Ch�vez como presidente. No obstante, �ste funciona como un mundo de transici�n para el MP3, caracterizado por la salida de Ch�vez del poder.

MP1-: Ch�vez ha sumido al pa�s en el caos
El MP1 est� habitado principalmente por hechos experimentales, verdades, valores (anti-valores) y suposiciones negativas. Los hechos experimentales que habitan el MP1, tienen que ver principalmente con las �iniciativas autoritarias, antidemocr�ticas, totalitarias� del gobierno de Ch�vez. Destacan la falta de autonom�a de los poderes p�blicos y la concentraci�n de poderes de Ch�vez, quien �toma todas las decisiones del pa�s�.

Hacen referencia a la divisi�n manique�sta del pa�s que ha generado Ch�vez con sus �pol�ticas de odio y resentimiento�, y a la �violaci�n de los derechos humanos y la libertad de expresi�n�, la �agresi�n a los medios de comunicaci�n y la falta de equilibrio informativo�.

El MP1, lo habitan los siguientes anti-valores del chavismo: autoritarismo, retraso, antidemocracia, fomento del odio, corrupci�n, ineficiencia, acumulaci�n de poderes, dictadura e ingerencia del poder ejecutivo sobre los dem�s poderes, especialmente el legislativo, nefasta pol�tica internacional, caracterizada por la intromisi�n en los asuntos de otros pa�ses. En este sentido, Ch�vez es representado como un antih�roe, un l�der que encarna valores negativos, por lo que no puede beneficiar al pueblo.

Finalmente, a pesar de que reconocen los beneficios de las misiones, la asocian con la cubanizaci�n de Venezuela, es decir, una pr�ctica dirigida a adoctrinar a los venezolanos para reproducir el modelo cubano por medio de la participaci�n de personas, asesores �especialistas�, de ese pa�s.

MP1 2 +: hemos sido la excepci�n
Junto con la representaci�n negativa de la gesti�n del gobierno de Ch�vez (incluidos gobiernos locales y legisladores), ponen como modelo una serie de verdades generales asociadas a la oposici�n, la gesti�n de sus gobiernos regionales y legislaciones anteriores (MP12)2 BBBBAJO y su postura frente a la realidad nacional: desarrollo de proyectos sociales, fomento del empleo, construcci�n de viviendas, legislaci�n por consenso, mejoras educativas. Frente a la situaci�n del pa�s, representan un mundo dotado de valores de unidad, consenso, sacrifico, solidaridad y compromiso con Venezuela, que la oposici�n ha construido a pesar de Ch�vez.

MP2+: devolveremos la institucionalidad a Venezuela
El MP2 se supedita al contexto legislativo, al �mbito espec�fico de las elecciones. Est� habitado principalmente por hechos probables, valores generales, y verdades.

Los hechos probables son los m�s numerosos. Los siguientes son ejemplos protot�picos: prometen que cuando est�n en la Asamblea Nacional cumplir�n y har�n cumplir las leyes, discutir�n las nuevas leyes con todas las fuerzas pol�ticas y buscar�n el consenso, aprobar�n una Ley de Educaci�n verdaderamente democr�tica, se opondr�n a la reforma constitucional que puede dar piso constitucional a la perpetuaci�n de Ch�vez en el poder, se opondr�n a la cubanizaci�n del pa�s, impulsar�n proyectos sociales permanentes que beneficien verdaderamente a todos los venezolanos (en oposici�n a los proyectos sociales chavistas, transitorios y sectarios) y, fundamentalmente, retomar�n los proyectos de fortalecimiento de la descentralizaci�n (�abandonados por el chavismo�).

El MP2 est� habitado por numerosos valores generales que caracterizan a la oposici�n y sus proyectos pol�ticos: llevar a cabo una gesti�n legislativa plural, es decir, en la que se respeten y se tomen en cuenta las opiniones de los distintos grupos parlamentarios; luchar por la independencia y autonom�a de los poderes, ya que �los poderes p�blicos hacen lo que manda Ch�vez�; consolidar la unidad del pa�s, conformar en un solo frente contra el totalitario chavista; velar por que se garanticen los derechos humanos, la libertad de expresi�n e informaci�n y el respeto a los medios de comunicaci�n; fortalecer la democracia y; buscar la reconciliaci�n del pa�s (dividido gracias al ambiente de odio que ha instaurado Ch�vez en el pa�s).

Entre las verdades que habitan el MP2, se pueden citar: la gesti�n parlamentaria de la oposici�n se centrar� en oponerse a las iniciativas totalitarias, dictatoriales de Ch�vez, y a las leyes que pretendan legalizar el adoctrinamiento del pa�s a favor del proyecto pol�tico de Ch�vez y su perpetuaci�n en el poder [22].

MP3+: Hacia la Venezuela que queremos, libre de Ch�vez
En la propaganda electoral de la oposici�n se presupone un mundo futuro positivo a mediano plazo, caracterizado, principalmente por la salida de Ch�vez del poder. Presuponen una inminente victoria de Ch�vez en las elecciones presidenciales de diciembre del 2006. La gesti�n legislativa estar�a dirigida a impedir la continuidad, sentando bases jur�dicas que puedan producir los cambios necesarios. Entre estas se cuentan: impedir que haya una reforma constitucional que permita una segunda reelecci�n de Ch�vez; elegir un Consejo Nacional Electoral independiente, honesto, aut�nomo, que no beneficie a Ch�vez y; que se concrete la unidad de la oposici�n en un solo bloque para enfrentar a Ch�vez (si puede ser candidato) o al candidato que tenga para que lo sustituya en el poder.

En el contexto internacional, se representa a Venezuela integrada armoniosamente al mundo democr�tico y neoliberal, teniendo como aliados pol�ticos y socios comerciales a Estados Unidos, Colombia, M�xico, �estados modelos de democracia�, en vez de Cuba, Bolivia, China, Ir�n, �gobiernos dictatoriales, totalitarios�.

4.2.4 Procedimientos de argumentaci�n empleados por la oposici�n

La oposici�n utiliza, predominantemente, discurso verbal. Emplea tanto procedimientos de enlace como de desasociaci�n. A trav�s de los procedimientos de enlace persigue solidarizar el MP12 con el MP2 y el MP3. As� mismo, emplea procedimientos de desasociaci�n, como el binomio filos�fico, para separar los mundos posibles, resaltar los aspectos negativos del grupo oficialista, descritos en el MP1, y los aspectos positivos de ellos como oposici�n, en el presente y en el futuro, MP12, MP2, MP3. Se persigue que el electorado se identifique con sus mundos posibles (Pericot y Capdevila, 1999, 2000 y 2003).

La oposici�n emplea procedimientos de enlace de frecuencia y transitividad para solidarizar sus mundos posibles. Se representa como un grupo pol�tico integrado por dirigentes honestos, buenos gerentes, dem�cratas, que han practicado esos valores en el pasado, que han sabido gobernar; por lo tanto, lo har�n de la misma manera en el futuro, pero desde la Asamblea Nacional.

Tambi�n recurre al procedimiento de enlace de frecuencia, pero empleado negativamente. Representar la gesti�n de Ch�vez y sus diputados como negativa supone que los �chavistas� gobiernan y legislan mal; por lo tanto, en el futuro lo har�n de la misma manera.

Entre los binomios filos�ficos empleados se encuentran: concentraci�n de poderes/pluralidad, totalitarismo/democracia, retroceso/progreso. La pluralidad, la democracia y el progreso de Venezuela est�n condicionados a que los diputados de la oposici�n sean electos.

Entre las figuras ret�ricas m�s empeladas por la oposici�n se encuentra la hip�rbole. Recurriendo al lugar de argumentaci�n de cantidad, exagera la cantidad de personas que respaldar�n su opci�n con el voto: a continuaci�n se presenta un ejemplo t�pico: �El 4 de diciembre M�rida vota as� (un dedo se�ala la opci�n de AD para la Asamblea Nacional, el Parlamento Andino y el Parlamento Latinoamericano)�. Con esto se supone que todos los electores de M�rida votar�n esa opci�n. Esta frase podr�a reflejar la realidad electoral de principios de los 90, cuando AD ten�a una ampl�a aceptaci�n en M�rida, cerca del 60%. En el a�o 2005, es inferior al 10%; junto con la coalici�n de la oposici�n tienen cerca del 25%.

5. Conclusiones

El prop�sito de este estudio era describir y analizar las estrategias comunicativas de la propaganda pol�tica impresa, expl�citamente persuasiva, utilizadas en la campa�a electoral de las elecciones legislativas venezolanas del 2005 por los dos sectores pol�ticos participantes. En este sentido, los resultados indican que tanto el bloque del cambio como la oposici�n emplean distintas estrategias para persuadir a los electores y buscar su voto. En cada caso, son claramente diferenciadas en virtud de su participaci�n o no en el gobierno.

Aunque se usan procedimientos de desasociaci�n y de enlace, fueron m�s frecuentes los de enlace, tanto en el grupo oficialista como en el de oposici�n. La propaganda oficialista, coincidiendo con resultados de estudios previos, procura conectar sus mundos posibles. Como el MP1 es positivo, proponen a trav�s de una serie de estrategias darle continuidad a esa prosperidad y bienestar en el MP2, igualmente positivo.

En el caso de la oposici�n, a trav�s del binomio filos�fico intenta establecer una ruptura con el modelo chavista vigente. Representa el mundo presente (MP1-) como negativo; su opci�n es la posibilidad de mejorar, de cambiar en el futuro, de manera transitoria en el MP2+ y m�s permanente en el MP3+. A pesar de esto, utilizan la representaci�n positiva del mundo presente y pasado en el que los dirigentes de la oposici�n han gobernado regiones, el pa�s o han participado en la Asamblea Nacional (MP1 2+), como garant�a de bienestar y honestidad del MP2+ que proponen.

Los mundos posibles del bloque del cambio est�n ampliamente poblados con hechos experimentales, valores generales, verdades, presunciones y lugares de argumentaci�n. Todos muy vinculados con la realidad, lo que supone un aprovechamiento de la gesti�n de gobierno. En la oposici�n, en cambio, hay una tendencia al despoblamiento de sus mundos posibles. Esto implica una propaganda pol�tica desvinculada de la realidad.

Es interesante resaltar que aunque la oposici�n representa el mundo presente (MP1) como negativo, ca�tico, no refuta ni ataca la mayor�a de los hechos experimentales y verdades empleadas en las propagandas del gobierno. Esta tendencia sugiere que la oposici�n acepta muchas de las propuestas y acciones del gobierno; al no criticarlas deja abierta la posibilidad de su continuidad. Con esto se busca cautivar a aquellos votantes que aunque no son simpatizantes del gobierno se han beneficiado de sus pol�ticas.

Otro aspecto resaltante es el hecho de que el bloque del cambio haya empleado pocas propagandas con im�genes o textos con valores negativos sobre la oposici�n. Por el contrario, resaltaron los valores positivos de la gesti�n y de la presencia de Ch�vez y de sus candidatos en el futuro del pa�s. La oposici�n, en cambio, recurri� a algunas valoraciones negativas, propias de la propaganda electoral de los partidos de oposici�n. Esto sugiere que el gobierno ten�a confianza en sus hechos, verdades y propuestas, por lo que no vieron la necesidad de fundamentar su campa�a en atacar al bloque opositor.

Los habitantes de los mundos posibles de ambos sectores se representan predominantemente por medio de discurso verbal; las propagandas incluyen muy pocas im�genes visuales. El discurso escrito reduce la potencial ambig�edad que puede generar la imagen presentada aisladamente. En ambos casos, muestran, dicen, suponen, confirman y refuerzan a trav�s de sus propagandas.

Desde el punto de vista macroestructural, Ch�vez y sus pol�ticas es el tema fundamental, presente impl�cita o expl�citamente en la mayor�a de las propagandas. No obstante, las connotaciones son contradictorias, como habr�a de esperarse: h�roe y antih�roe. Por un lado, el bloque del gobierno representa a Ch�vez como el h�roe responsable de la prosperidad y el bienestar presente que disfrutan los venezolanos; por lo tanto, es la garant�a de que el estado de bienestar se mantenga en el futuro. La oposici�n, por el contrario, lo representa como un antih�roe y le atribuye, entre otras cosas, la destrucci�n de la democracia y la armon�a del pa�s. Se comprometen a gestionar su salida del gobierno a mediano plazo, por v�as democr�ticas, si sus candidatos son electos.

Las estrategias de argumentaci�n de ambos grupos presuponen un potencial triunfo de Ch�vez en las elecciones presidenciales de diciembre 2006. Por medio de la elecci�n de los cargos legislativos est� en juego la construcci�n de una plataforma legal que permita o impida su continuidad en el poder, puesto que Ch�vez ha prometido reformar la constituci�n para reelegirse en el 2012. All� radica la importancia de estos comicios tanto para el gobierno como para la oposici�n.

Los resultados de este estudio podr�an servir como punto de partida para realizar otras investigaciones en las futuras contiendas electorales venezolanas, especialmente las presidenciales que involucren a Hugo Ch�vez Fr�as como candidato.


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7. Notas

[1] Un paquete de medidas econ�micas a ser aplicado durante el gobierno del presidente Carlos Andr�s P�rez, motiv� la ir� de las clases populares, las cuales salieron a protestar en las calles de varias ciudades venezolanas, pero fundamentalmente en la ciudad de Caracas, lo que se conoci� con el nombre de �El Caracazo�. El presidente P�rez ordena la represi�n de los manifestantes con todos los cuerpos de seguridad del Estado, entre ellos el Ej�rcito venezolano. Es as� como, durante los d�as 27 y 28 mueren hombres, mujeres y ni�os, enlutando a miles de familias.

[3] Aprobada en refer�ndum nacional por el 71,78% de los electores el 15 de diciembre de 1999. Consejo Nacional Electoral, 2005c. Consulta el 21/11/2005.

[3] Hist�ricamente, la mayor�a de los venezolanos han mostrado una actitud solidaria y comprensiva hacia el Gobierno cubano. A partir de la incursi�n de Ch�vez en el escenario pol�tico y su posterior victoria en las elecciones presidenciales, se han desarrollado programas de cooperaci�n binacional. Venezuela ayuda econ�micamente a Cuba y este pa�s, a cambio, ofrece asesoramiento t�cnico en las �reas de salud, educaci�n y deportes, entre otras. La oposici�n ha catalogado estos acuerdos como �un intento de cubanizar a Venezuela� y se han opuesto rotundamente. Como muestra de ello, han promovido un sentimiento xen�fobo en contra de los cubanos que est�n trabajando como asesores en Venezuela. El tope de estas hostilidades ocurri� entre el 11 y el 13 de abril del 2002, cuando la Embajada cubana en Caracas, Venezuela, fue atacada por grupos de la oposici�n: recurriendo a la violencia, les cortaron los servicios b�sicos, agua, electricidad y tel�fono, impidieron el acceso o la salida de cualquier persona a la embajada, destruyeron los veh�culos de la embajada, entre otros.

[4] Durante las confrontaciones de los a�os 2002 y 2003, los partidos opositores conformaron un bloque denominado �Coordinadora Democr�tica�, la cual se encargaba de coordinar todas las acciones contra el gobierno, democr�ticas y no democr�ticas.

[5] Para efectos de esta investigaci�n, se entiende por Chavismo al pensamiento pol�tico integrado por el conjunto de iniciativas pol�ticas y electorales que tienen como punto de referencia, como elemento com�n, el liderazgo de Hugo Ch�vez Fr�as. Surge, en ese sentido, a partir del intento de golpe de estado de 1992.

[6] Hugo Ch�vez gana las elecciones presidenciales en diciembre de 1998 con el 56,2% del total de los votos. El 02 de febrero de 1999 Ch�vez asume la Presidencia de la Rep�blica y firma el decreto N.� 3 convocando un refer�ndum para la elecci�n de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Esta se aprob� con el 87,75% de los votos, en abril de 1999. En la elecci�n de los miembros de la ANC, las fuerzas que apoyan a Ch�vez, obtienen 126 de los 131 puestos (96,18%) y as� se redacta el nuevo texto constitucional. La ANC establece la necesidad de relegitimar los poderes y se convocan elecciones para el 30 de julio del 2000. En estas nuevamente triunfa Ch�vez con el 59,76% de los votos. Con base en el art�culo 72 de la Constituci�n de 1999, la oposici�n convoca un refer�ndum revocatorio del mandato del Presidente Ch�vez en agosto del a�o 2004. Pero una vez m�s triunfaron, con 59,10% de los votos, quienes desean que Ch�vez se mantenga en el poder. En las elecciones regionales de octubre de este mismo a�o, las fuerzas revolucionarias logran ganar 22 de las 24 gobernaciones del pa�s. Consejo Nacional Electoral, 2005d. Consulta el 21/11/2005.

[7] Asamblea Nacional Constituyente, 1999. Consulta el 21/11/2005.

[8] Asamblea Nacional, 2002. Consulta el 26/04/2006.

[9] Consejo Nacional Electoral, 2006b. Consulta en marzo del 2006.

[10] Consejo Nacional Electoral, 2005b. Consulta en noviembre del 2005.

[11] Consejo Nacional Electoral, 2005a. Consulta en noviembre del 2005.

[12] Stara, 2006. Consulta en febrero del 2006.

[13] Consulta en febrero del 2006.

[14] Consulta en febrero del 2006.

[15] El Pacto de Punto Fijo fue un acuerdo entre los partidos pol�ticos venezolanos Acci�n Democr�tica (AD), COPEI y Uni�n Republicana Democr�tica (URD). Fue firmado el 31 de octubre de 1958, pocos meses despu�s del derrocamiento de Marcos P�rez Jim�nez y antes de las elecciones de diciembre de ese mismo a�o, para mantener la gobernabilidad en el pa�s por medio de un gobierno de unidad (Pacto de Punto Fijo, 2006). Consulta el 25/07/2006.

[16] Tanto la oposici�n como el gobierno utilizan las im�genes de las manifestaciones p�blicas que se han realzado a favor y en contra de Ch�vez en a�os anteriores. No representan una reuni�n a prop�sito de estas elecciones.

[17] Entre 1958 y 1998, los 8 presidentes electos por elecciones democr�ticas fueron de Acci�n Democr�tica (5) � de COPEI (3). Molina (2002) presenta una exposici�n completa de este periodo.

[18] Consulta el 15/05/2006.

[19] Las guarimbas son una modalidad de lucha contra el Gobierno constitucional del Presidente Ch�vez. Tiene como prop�sito llevar a cabo acciones de violencia callejera para crear condiciones ca�ticas y de desestabilizaci�n pol�tica en el pa�s. Organizan peque�os focos de violencia, queman basura y neum�ticos en las calles y avenidas, bloquean el tr�nsito vehicular, etc., sobre todo en las urbanizaciones de clase media y alta del Este de Caracas, activados por dirigentes de los partidos pol�ticos opositores, vecinos anarquizados y en muchos casos por la propia polic�a metropolitana y militares retirados. Estos hechos son presentados al pa�s y al mundo, por los medios de comunicaci�n privados, como si se tratara de una suerte de estado de sitio al que el pa�s estaba expuesto (Bonilla-Molina y El Troudi, 2006). Consulta el 23/06/2006.

[20] Las misiones Robinson I (programa de alfabetizaci�n I), Robinson II (programa de alfabetizaci�n II), Sucre (educaci�n primaria) y Ribas (Educaci�n secundaria, hasta culminar el bachillerato) son programas educativos alternativos que proporcionan la oportunidad de realizar estudios desde el proceso de alfabetizaci�n hasta el bachillerato, mediante un r�gimen andrag�gico adaptado a las exigencias de responsabilidad, autonom�a, ritmo de desarrollo y necesidades personales de superaci�n con visi�n social en el colectivo al cual pertenecen sus participantes.

Vuelvan Caras es un programa de formaci�n para el trabajo. Incluye profesiones agropecuarias, mineras, t�cnicas, comerciales, de servicios, entre otras.

La misi�n H�bitat tiene como prop�sito desarrollar programas populares de vivienda a trav�s de la autogesti�n: el gobierno forma a los beneficiarios, les otorga cr�ditos y ellos construyen sus viviendas.

La misi�n Barrio Adentro tiene la responsabilidad de llevar atenci�n sanitaria, m�dica, odontol�gica, farmac�utica y nutricional a todo el pa�s, especialmente a los sectores de escasos recursos (Gobierno de la Rep�blica Bolivariana de Venezuela, 2006). Consulta el 26/07/2006.

Al inicio del desarrollo de las misiones Robinson y Barrio Adentro, participaron fundamentalmente personal cubano, ya que los profesionales venezolanos se negaban a trabajar en esos proyectos. Progresivamente, los profesionales venezolanos se han incorporado, hasta el punto que, actualmente son mayor�a.

[21] La misi�n Mercal tiene la responsabilidad, por un lado, de dise�ar y desarrollar programas de alimentaci�n para las comunidades pobres de Venezuela. Se encarga de crear bodegas y mercados en donde los alimentos se venden a precios significativamente menores a los de otras empresas y, por otro, de suministrar los alimentos a los comedores populares (Gobierno de la Rep�blica Bolivariana de Venezuela, 2006). Consulta el 26/07/2006.

[22] El art�culo 230 de la constituci�n nacional vigente establece que el presidente de la rep�blica podr� ser reelecto s�lo en una oportunidad; no obstante, Ch�vez ha mencionado su inter�s de permanecer en el poder hasta el 2021. Esto supone necesariamente una reforma constitucional, puesto que el presidente Ch�vez cumple en el a�o 2007 su primer mandato; de ser reelecto, s�lo podr�a gobernar hasta el 2013.

* Este trabajo se realiz� como parte de la asignatura An�lisi argumentativa dels discursos pol�tics audiovisuals, coordinada por Jordi Pericot Canaleta y Arantxa Capdevila G�mez, dictada como parte del Programa de doctorado en Comunicaci�n Social, Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, Espa�a, Bienio 2005-2007. Para el desarrollo de esta investigaci�n, recibimos financiamiento del Consejo de Desarrollo Cient�fico, Human�stico y Tecnol�gico CDCHT de la Universidad de Los Andes, M�rida, Venezuela.

Agradecimientos: Queremos expresar nuestro agradecimiento al Lic. William Gonz�lez, dirigente regional del partido COPEI de M�rida, Venezuela, y al Lic. Luis Hern�ndez, funcionario de la Direcci�n de Educaci�n del Estado M�rida, Venezuela, por su participaci�n en la selecci�n del corpus de esta investigaci�n.



FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAF�AS, SEG�N LA APA:

Morales, �scar Alberto y Mar�n Altuve, Ernesto Ilich (2006). La argumentaci�n en la propaganda pol�tica de la campa�a de las elecciones venezolanas de 2005. Revista Latina de Comunicaci�n Social, 61. La Laguna (Tenerife). Recuperado el x de xxxx de 200x de: http://www.ull.es/publicaciones/latina/200619Morales_y_Marin.htm