Revista Latina de Comunicación Social 53 – Enero - febrero de 2003
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Edita: LAboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis de Comunicación Social |
La relación entre cine y periodismo deportivo Lic. Antonio Jesús Frías Delgado © El cine, aunque haya llegado a impregnar de tal forma la vida contemporánea hasta hacerse consustancial a nuestro tiempo, es un invento joven, en plena evolución técnica y artística. La primera proyección cinematográfica pública, con 35 espectadores, se produjo en el salón Indien, del sótano del Grand Café, situado en el Boulevard des Capucines, nº 14, de París. Fue el 28 de diciembre de 1895 y se proyectaron diez cintas cortas de 16 metros cada una ofrecidas por los hermanos Louis y Auguste Lumière. Nacía el séptimo arte, un nuevo medio que revolucionaría el mundo del espectáculo: el cine. Mucho se ha discutido sobre si los hermanos Lumière han sido o no los padres del invento. Lo cierto es que el cinematógrafo es la culminación de una serie de ideas que ya habían sido llevadas a la práctica en un proceso que duraría muchos años:
De todos ellos los dos últimos son los precedentes más inmediatos del descubrimiento de los Lumière, cuyo invento era el más sencillo y perfecto de todos. Impresionaba la película, proyectaba la cinta y funcionaba accionando una manivela que arrastraba el filme a 15 imágenes por segundo. En 1896, el cinematógrafo ya viajaba por todo el mundo: Londres, Bruselas, Viena, Madrid, Rusia... En 1900 Charles Pathé ya vaticinó lo siguiente: “El cine será el teatro, el diario, la escuela del porvenir”. Pero para entender la evolución del cine hay que partir de una de sus paradojas esenciales: la de que, a pesar de que el capital haya desempeñado un papel fundamental en la financiación de sus producciones, las películas resultantes han tenido por lo general un sello específicamente artístico. Sin embargo, los Lumière sólo veían en su invento un interés científico y pensaron que el cine nunca conseguiría un gran porvenir comercial, lo que les llevó a dejar de rodar en 1900. Más tarde, Meliès consigue superar el estadio documental de los filmes de los Lumière al realizar películas que contaban historias y tenían un argumento. Así, también en 1896, funda la primera empresa de producción cinematográfica: la Star Film. Pasa a la historia como el creador del cine como espectáculo. Algunos de sus más conocidos filmes salidos de sus estudios son El viaje de Gulliver (1902), Viaje a la luna (1902) y 20.000 leguas de viaje submarino (1907). El sistema de Meliès fue perfeccionado por Pathé, coetáneo suyo y fundador de unas entidades industriales -estudios, talleres de revelado, locales públicos de proyección- que contribuyeron a que la producción cinematográfica dominara el mercado europeo y lograra un verdadero poderío económico. Sin embargo, no todo fueron alegrías. En 1897, un incendio en la feria del Bazar de la Charité provocó la muerte a más cien personas, en su mayoría niños, por una imprudencia del operador al encender una lámpara de éter, que servía de foco luminoso en sustitución de la luz eléctrica. Pero en pocos años el cine reconquistó el favor de las masas, aunque los filmes que se realizaban eran cortos, de escasa imaginación y con intérpretes poco menos que improvisados. La importancia del deporte El objetivo inicial con el que se lleva a cabo esta exploración, a su vez, combustible mediante el que se hace posible la misma, es la búsqueda de cualquier tipo de conexión, de adaptación, de actualización, de influencia, de heredación y/o de asociación que se haya podido llevar a cabo entre prensa y deporte en el séptimo arte. El argumento de las películas en cuestión debe tratar sobre: la búsqueda del conglomerado de semillas que han llevado a cabo la consecución de las raíces sobre las que se agarra esta relación amor-odio entre la prensa y el deporte, las semillas que han proporcionado un tema, un simbolismo, una estructura narrativa, un espacio, un tiempo, unos personajes..., las semillas que entrelazadas y combinadas por las manos cosechadoras de los autores han proporcionado una base sobre la que se sustenta este fruto cinematográfico, hijo del arte, del periodismo, del deporte y de la vida. Una de las relaciones entre el cine y el deporte es la búsqueda de jóvenes talentos para el cine dentro de las canchas deportivas, podemos citar el ejemplo de "Tarzán (1932)", Van Dyke director de este filme pidió para el actor principal: "necesito un hombre joven, fuerte, bien constituido, razonablemente atractivo, aunque no necesariamente hermoso, pero que además sea un actor eficiente. Lo primordial es que su físico sea el correcto, un buen físico. Pero no lo encuentro". En las pruebas de selección se humillo a muchos actores famosos que en taparrabos debían hacer gestos primitivos. Van Dyke rechazo actores como: Ckark Gable por canijo y no tener cuerpo, a John Mack por bajo y no dar la talla, a Irving Thalberg por viejo. El único que respondía vagamente a las condiciones era Douglas Fairbanks jr. que después de someterse a varios meses de pruebas fue sustituido a las primeras de cambio. En su lugar pusieron a Herman Brix, un lanzador de peso muy proporcionado, lamentablemente para él durante las primeras pruebas sufrió una lesión en la espalda que le impidió ser el protagonista de "Tarzán" en el cine, pero que años después en 1934 protagonizó "Las nuevas aventuras de Tarzán" y "Tarzán en la ciudad muerta", producidas por Edgar Rice Burroughs creador de la novela de Tarzán. El destino quiso que Cyril Hume (guionista de la película) se alojara en el mismo hotel que Johnny Weissmuller y lo viera practicando la natación, momento en el que Tarzán se encarno delante de los ojos del escritor. Weissmuller ídolo nacional con tres medallas de oro en dos olimpiadas, sesenta y siete premios mundiales de natación, cincuenta y dos nacionales y que batió el récord en ciento setenta y cuatro ocasiones; después de haber triunfando deportivamente logro un éxito tan grande en el cine, que hasta hoy continúa eclipsando a los actores que después de él han protagonizando "Tarzán". Adjunto un trabajo, de mis estudios sobre deporte, en el anexo, sobre la olimpiada de Roma 1960, donde un campeón de salto con pértiga, Don Bragg siguiendo los pasos de Weissmuller años después se dedicó al cine para interpretar a Tarzán. Hay otro trabajo que adjunto en el anexo, sobre los orígenes del deporte donde se sitúa los inicios del mismo en épocas de la antigua Grecia o Roma, las carreras de cuádrigas o las luchas de gladiadores en la arena del coliseo marcan el posterior éxito de los espectáculos deportivos. Dos de las películas más importantes de todos los tiempos, "Ben-Hur, 1959" galardonada con 11 Oscar de la academia entre ellos mejor película y "Espartaco, 1960" premiada con 4 Oscar, reflejan muy claramente como eran estás competiciones y que la similitud con el deporte actual es evidente (una masa excitada que grita el nombre de su ídolo). En estas películas también aparece la figura de un personaje muy parecido al periodista actual, la función de éste es llevar noticias al César de lo que ocurre en las colonias y funciona como un correo. Desde que Pierre de Fredy, barón de Coubertin, en 1896 reinstaurara los Juegos Olímpicos, se han convertido en el acontecimiento deportivo del siglo XX. Desde 1936 cada Olimpiada ha tenido su film documental oficial que inauguró Leni Riefenstahl (cineasta más representativo del nazismo) con "Fest der Völker und Fest der Schönheit (Olimpiada de 1936)". A partir de entonces, cineastas como Kon Ichikawa, Alberto Isaac, Milos Forman, Claude Lelouch, John Schlesinger, Mai Setterling, Yuri Ozerov o Carlos Saura han firmado los siguientes documentales deportivos. A parte del material documental, las Olimpiadas han generado numerosos filmes de ficción basados en su temática: "Sucedió en Atenas, 1961", de Andrew Marton; "La prueba del valor, 1969", de Michael Winner; "Apartamento para tres, 1966", de Charles Walters; "El mejor del mundo, 1968", de Julio Coll; "21 horas en Munich, 1976", de William A. Graham y "El vencedor, 1979", Steven Hilliard Stern. Holliwood también consagro a diversas estrellas olímpicas dedicándoles filmes biográficos: "Jim Thorpe, All American, 1951", de Michael Curtis o "The Bob Mathias Story, 1954", de Francis D. Lyon. PELÍCULAS SOBRE EL DEPORTE
La labor de la prensa En estas películas deportivas, la presencia de la prensa es obligada para los guionistas si quieren dar un toque de realidad a las mismas, porque no existe competición deportiva con alguna importancia en la que no estén presentes los medios de comunicación. En la mayoría de estas películas, los periodistas aparecen en las competiciones como parte del decorado: sacando fotografías, entrevistando, en ruedas de prensa, en definitiva haciendo su trabajo. Los titulares de periódicos y sobre todo las portadas suelen aparecer ocupando toda la pantalla en algunos planos, reflejando la importancia social de los éxitos deportivos. La visión que se da en las películas de la imagen del periodista, siempre no es la más acertada, a veces aparece como un pesado sin sentimientos que atosiga a los deportistas y pasa por encima de quien sea para obtener un buen reportaje; y la realidad no siempre es así. En películas deportivas como por ejemplo en algunas de boxeo (de las que citamos en la tabla) utilizan el deporte como excusa para a través de la prensa, que se encarga de sacar a la luz los trapos sucios, para denunciar problemas sociales como el choque racial y denunciar las injusticias del sistema legal, que cuando llegan al cine sufridas por una estrella deportiva de la vida real tienen un impacto grandísimo. Otras películas, como la de Michael Jordan basada en la vida de la estrella deportiva, ponen a la prensa como un documento real que en el film aporta un carácter objetivo y a modo de flash-back conforman un archivo verídico. El hecho por ejemplo de que en algunas películas, los actores o actrices vean una retransmisión deportiva en televisión ya está vinculando la prensa y el deporte mostrando una faceta más de la vida. Otros filmes narran exclusivamente una competición deportiva de principio a fin, por ejemplo una carrera de ciclismo y todo lo que en ella sucede. Hay muchas películas basadas en el deporte infantil, donde se van mostrando los logros del niño y como todas las dificultades se pueden superar, en la mayoría de estas películas la prensa juega el papel de enseñar al niño como es el ídolo al que desea imitar. En las más recientes películas deportivas se muestran aspectos actuales de la realidad social, juegan con la paradoja entre deporte y negocio, e introducen términos como la publicidad, los derechos de imagen, el marketing o el merchandising. Hay películas como "Carros de fuego, 1981", en las que es un periodista a través de un flash-back narra la historia de uno de los más destacados atletas del deporte británico ya fallecido, donde se funden a la perfección cine-periodismo-deporte. El deporte es fuente inagotable para el cine y lo demuestran muchísimas películas como las que hemos mencionado, y si aparece el deporte y no se ve relación alguna con el periodismo esa historia quedará algo coja para los espectadores, conscientes en la vida real del matrimonio de conveniencia entre estas dos ciencias. BIBLIOGRAFÍA:
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