Revista Latina de Comunicación Social 25 – enero de 2000

Edita: LAboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis de Comunicación Social
Depósito Legal: TF-135-98 / ISSN: 1138-5820
Año 3º – Director: Dr. José Manuel de Pablos Coello, catedrático de Periodismo
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La prensa belga, durante la etapa de preeminencia liberal (1857- 1884) *

(2.600 palabras – 10 páginas)

Lic. Isabel Fernández Alonso ©

Universidad Complutense

 

Este artículo pretende ser una continuación del publicado en el segundo número de Ambitos bajo el título "La prensa en la Bélgica unionista y postunionista (1830-1857)".

Como ocurría entonces, la delimitación histórica del trabajo obedece a la evolución política del país, que entre 1857 y 1919 vivió sumido en un bipartidismo, apenas alterado por el nacimiento del Partido Obrero Belga en 1885. Así, el Partido Liberal, cuyo congreso constituyente se había celebrado en 1846, gobernó entre 1857 y 1870 y entre 1878 y 1884; mientras que los católicos, que no fundan el partido hasta 1884, ocupan el poder de 1870 a 1878, y de 1884 hasta las elecciones de noviembre de 1919.

Hemos optado por detenernos en 1884, porque en esta fecha se inicia un largo período de gobiernos católicos ininterrumpidos, cuya relación con la prensa creemos que merece un estudio aparte.

La bipolarización de la vida política

El unionismo, o entente entre católicos y liberales para garantizar la independencia de Bélgica frente al reino holandés, pierde su razón de ser en 1839, cuando Guillermo I de Holanda firma el Tratado de los XXIV Artículos, que ya le habían propuesto las potencias internacionales reunidas en la Conferencia de Londres ocho años antes. De este modo, a cambio de una parte de las provincias de Luxemburgo y Limburgo, que quedan sometidas a la corona holandesa, Guillermo I se compromete a respetar las fronteras belgas.

No obstante, en los años cuarenta y cincuenta también se formaron varios gobiernos conjuntos de católicos y liberales. Pero las divergencias ideológicas fueron aflorando cada vez con más fuerza, mientras que cada uno de los partidos veía nacer en su seno dos tendencias destacables. Hablaremos a lo largo de este artículo de liberales doctrinarios y progresistas, y de católicos constitucionales y ultramontanos.

Los dos sectores del liberalismo -liderados, respectivamente, por Frère-Orban y Paul Janson- mantienen divergencias notables en asuntos como la ampliación del derecho de sufragio, defendida por los progresistas. Mientras, en el ámbito católico la tendencia constitucional, en la que destaca la figura del cardenal Sterckx, se oponía con frecuencia a la intransigencia de la ultramontana, comandada por el economista Charles Périn.

Los gobiernos liberales que se sucedieron entre 1857 y 1884 estuvieron en manos de los doctrinarios (1). Pero la escisión existente en su seno, junto con la estructuración del partido católico en los sucesivos congresos de Malines (1863, 1864 y 1867), y la corriente conservadora dominante en Europa a finales de los sesenta, favorecieron el acceso de los católicos al poder de 1870 a 1878 (2). La derrota de 1884 se explica, sin embargo, además de por el recrudecimiento de las luchas internas entre los liberales -cuyo aplacamiento momentáneo, junto a la desconfianza que generaban los ultramontanos, les había permitido recuperar el gobierno en 1878-, por la llamada "guerra escolar", en concreto por la Ley Van Humbeeck, que creaba la escuela oficial neutra y laica.

Por otro lado, durante el período que se extiende de 1857 a 1884 se van organizando los movimientos obrero y flamenco. En cuanto al segundo, es de obligada mención el Meetingpartij, fundado en Amberes en 1860 por el católico Victor Jacobs, para oponerse al proyecto gubernamental que pretendía hacer de esta ciudad una especie de fortificación ante el temor de una eventual invasión de Napoleón III. Los diputados meetinguistas serán los primeros en defender en el parlamento belga los intereses flamencos, jugando un papel importante en la elaboración de las primeras leyes lingüísticas aprobadas a partir de 1873.

Predominio de las publicaciones liberales

Al igual que había ocurrido durante el unionismo, entre 1857 y 1884 la difusión de la prensa liberal es bastante superior a la católica, hecho que, como veremos, generó bastantes debates en los congresos de Malines. Veamos, a continuación, cuáles eran entonces las cabeceras liberales más significativas.

Durante los años sesenta diversos periódicos franceses tenían una amplia difusión en Bélgica, situación que cambia con el estallido de la guerra franco-prusiana, que produce el efecto contrario: en 1870, tras el bloqueo de París, son los franceses los que demandan noticias del frente y la prensa belga la que se vende en el país vecino, iniciándose así para ella una etapa de prosperidad, que se traduce en notables innovaciones tipográficas. Entre los beneficiados por esta situación destacan L'Independence belge y L'Etoile belge. Ambas publicaciones defendían posiciones republicanas y profrancesas que generaron múltiples quejas por parte de los alemanes y el descontento de los liberales doctrinarios en el poder. L'Independance, el único periódico belga de porte verdaderamente internacional por estas fechas, fue dirigido por Bérardi desde 1846 a 1884. Fundada en 1843, destaca por haber introducido en Bélgica el boletín político y la práctica de los corresponsales en el extranjero. L'Etoile perteneció desde su fundación en 1850 a la familia Orleáns, que en 1871 la traspasa a Denis Madoux (Lory, 1963).

El órgano del liberalismo doctrinario es, sin duda, L'Echo du Parlement, fundado en 1857 para contrarrestar el giro progresista de L'Observateur y L'Independence.

Un liberalismo bastante avanzado, pero alejado también de los planteamientos de L'Etoile y L'Independance, caracteriza a La Chronique, que, en un tono irónico, defendía los intereses de la burguesía de la capital.

A título anecdótico, L'Economista belge, bimensual dirigido por Gustave de Molinari y publicado entre 1855 y 1868, es fiel reflejo del liberalismo económico que guió en todo momento la política de los doctrinarios (Mabille, 1997: 153).

En cuanto a la prensa de provincias, hay que destacar el grupo Outendirck, una sociedad en comandita fundada en Amberes en 1858 y configurada a partir de la compra del Précurseur, Avenir, De Vlaemsche Stem, Schelde, Toekomst, y Nieuwsblad der provincie Limburg. Se inscribe en la línea del doctrinarismo de Charles Rogier (Braive, 1967: 411). De todos los periódicos citados, el más relevante en los años sucesivos será, sin duda, el Précurseur, que, tras ser adquirido por la sociedad P. A. de la Montagne en 1863, radicalizará sus planteamientos doctrinarios, lo que provocará cinco años después la dimisión del comité de redacción.

En Gante merecen mención dos publicaciones de tendencia liberal: el doctrinario Journal de Gand y la progresista Flandre, fusionados en 1871, al constituirse la Sociedad de la prensa liberal gantoise, controlada por los doctrinarios. No obstante, el nuevo Journal de Gand se verá desplazado a partir de 1874 por una nueva publicación, Flandre Libéral, cuyo tono anticlerical, como apunta el citado Lory, logrará unir a los liberales de ambas tendencias.

En tercer lugar, cabe señalar que en Lieja continúan editándose dos periódicos liberales, claramente doctrinario el primero y más moderado el segundo: el Journal de Liège, propiedad de la familia Desoer desde finales del siglo XVII, y la actual Meuse, promovida en 1855 por Leon y Charles de Thier.

Auge de la prensa católica

Con algunos matices en la línea editorial, la prensa católica se adscribe a una de las dos grandes tendencias que se perfilan en el Congreso de Malines: la constitucional y la ultramontana. Si bien hay que aclarar que las publicaciones ultramontanas, cuyo gran ideólogo era el mencionado Périn, fueron desacreditadas por el propio León XIII en 1879. El papa, al recibir a una delegación internacional de prensa católica, condenó expresamente la actitud de los ultramontanos belgas, a los que sugirió, no sólo cesar en su política de ataques a la constitución, sino defenderla.

Entre los periódicos ultramontanos destacan el Bien Public, promovido por el obispo de Gante, Delebecque, en 1853 y La Croix, fundada por Hemptinne en 1874, para defender durante cuatro años posiciones mucho más radicales que el anterior.

También merece mención Le Courrier de Bruxelles, fundado por Henri Goemare en 1861, y dirigido sucesivamente por Alexandre Delmer y Villermont. Y de un especial radicalismo en sus planteamientos ultramontanos era Le Catholique, publicado entre 1865 y 1870, bajo el patrocinio, entre otros, del obispo de Lieja y del propio Périn (Simon, 1956: 272-291).

Entre 1859 y 1861 se edita en la capital belga un periódico de carácter progresista, L'Universel, fundado por Jules Gondon, un antiguo redactor del célebre Univers francés, quien, por problemas económicos, se vio obligado a ceder la propiedad a Prosper de Haulleville (Kovalovszky, 1985).

En la línea de los católicos constitucionales merece especial mención Le Journal de Bruxelles, que formaba parte en 1858 del grupo de prensa formado en torno a Paul Nève (3). Cinco años después, Nève vende el Journal a una sociedad anónima que encomienda la dirección del periódico a Célestin Martini d'Andrimont, quien no logrará hacer realidad el sueño de Malines de convertir el Journal en un órgano internacional del catolicismo. Tras la victoria electoral de los católicos en 1870, Le Journal de Bruxelles se convierte en el órgano oficioso del gobierno d'Anethan.

Mucha menos transcendencia tuvo la Revue Générale, fundada en 1865 con el ánimo de difundir internacionalmente los acuerdos de Malines, y cuyo tono constitucional se advierte con nitidez tres años después, cuando Woeste asume la dirección. La Revue Générale había nacido en el seno del Comptoir universel d'Imprimerie et de Librairie, creado, a su vez, con el objetivo de convertirse en una agencia de noticias para la prensa católica belga y extranjera, y que terminó por centrarse en la difusión de "buenos libros" y folletos propagandísticos de la causa católica (Soete, 1996: 96-97).

El propio Jean-Luc Soete sintetiza, del modo que sigue, las consecuencias que para la prensa católica tuvieron las diferentes reuniones de Malines:

Las asambleas generales de los católicos belgas favorecieron la organización de su prensa, al impulsar las relaciones entre los periodistas y una mejor difusión de sus publicaciones, mediante la utilización de voceadores y el envío de un mismo ejemplar a varios lectores sucesivamente. Los tres congresos de Malines promovieron, asimismo, la lucha contra los escritos anticatólicos, generaron numerosas vocaciones periodísticas y animaron la fundación de publicaciones católicas en provincias. Por el contrario, los intentos de crear un fondo destinado a ayudar a los periódicos locales con problemas, una agencia específica para su prensa, un periódico católico de porte internacional, o un programa político común... fracasaron, al ser percibidos por las pequeñas empresas como serias amenazas a su autonomía (Soete, 1996: 592).

Finalmente, cabe mencionar un ejemplo de publicación en la que se aúnan las dos tendencias del catolicismo belga: la Revue Catholique, que reflejaba desde 1841 las divergencias existentes entre los profesores de la Universidad de Lovaina.

La prensa obrera

En mayo de 1861 se edita el primer número del semanal Tribune du Peuple, órgano de una asociación de estudiantes y obreros El Pueblo, que acababa de crearse en Bruselas. Apunta el diputado socialista Louis Bertrand que este periódico se centra más en la difusión de propaganda anticlerical, política extranjera, entierros civiles y discursos leídos en la tumba de librepensadores, que en denunciar la situación abusiva que sufrían los trabajadores como consecuencia de la acción conservadora de los gobiernos burgueses.

En enero de 1866, la Tribune du Peuple se convierte en el órgano de la AIT. Algunos miembros de la sociedad El Pueblo, que conserva la propiedad de la publicación, no están de acuerdo porque no quieren adherirse a la Asociación Internacional de Trabajadores, y deciden editar otro periódico con el mismo nombre, cuya vida fue muy efímera (Bertrand, 1906-1907: 71-92).

En enero de 1869, tras la desaparición de la Tribune, la sección belga de la AIT comienza a editar L'International. Siempre según Bertrand, este periódico tenía más calidad que el anterior y hasta la formación de la Comuna sobresalió por una denuncia mordaz de los abusos que padecía la clase obrera. Pero a partir de mediados de 1870 dedica todas sus páginas a los sucesos de París, lo que le hará perder gran cantidad de lectores. Tras la caída de la Comuna no consiguió recuperar la viveza de sus primeros números, desapareciendo a finales de 1874, tras el debilitamiento sufrido por la Internacional de Trabajadores a raíz del Congreso de La Haya.

En cualquier caso, en torno a la organización de la sección belga de la AIT surgió en este país una segunda oleada de prensa socialista, similar a la que había emergido al hilo de los sucesos del 48, de carácter efímero, y que combatió con dureza la política de los doctrinarios. Es el caso de Le Peuple belge, Ligne droite, Le Radical, L'Harmonie sociale, L'Uylenspiegel, Cigale, Diable, y L'Espiègle, en Bruselas; Werker, en Amberes; Le Devoir, Cahiers du Travail, y L'Avenir, en Lieja; Vooruit y Peper en Zout, en Brujas; o Le Broedermin, en Gante.

Merece especial mención La Liberté, creada en 1865 en torno al Cercle de Rabougris (Círculo de los Desmirriados), integrado por un grupo de jóvenes abogados demócratas. Entre sus redactores destacan tres discípulos de Proudhon -Victor Arnould, Guillaume De Greef y Hector Denis-, lo que explica que el socialismo de La Liberté no se inscriba en la línea mayoritaria que triunfa en los congresos que la AIT celebra en Bruselas en 1868 y en Bale, al año siguiente. Señala Bertrand que -además de defender posiciones anticolectivistas y anticentralistas- este periódico postulaba la creación de una Cámara de Trabajo, configurada al margen de los organismos políticos existentes...

Así pues, nos encontramos en la Bélgica de finales del siglo XIX con una prensa fuertemente ideologizada, fiel reflejo de las tensiones entre católicos y liberales, actualmente bastante diluidas a causa del conflicto nacionalista entre flamencos y wallones. Si bien es verdad que aún hoy la Iglesia tiene su peso en el panorama mediático belga. En este sentido cabe recordar que el obispado de Namur -aunque acaba de poner en venta una parte de sus acciones- es el propietario de Médiabel, uno de los conglomerados de prensa más fuertes de la comunidad francesa.

  1. Gobiernos Rogier-Frère-Orban (1857-1867), Frère-Orban (1868-1870), y Frère-Orban-Van Humbeeck (1878-1884).

  2. Gobiernos d'Anethan (1870-1871), y de Theux-Malou (1871-1878).

  3. Este personaje compra también por estas fechas la Union belge, la Gazette de Bruxelles, y la Emancipation, que, a impulso de los hermanos Malou, se fusionará con el Journal de Bruxelles en 1858. Sobre los orígenes de este periódico, cfr. CORDEWIENER, A. (1970). "Attitudes des catholiques et de l'episcopat devant les problèmes posés par l'organisation de leur presse à Bruxelles (1831-1843)", en Revue belge d'Histoire Compemporaine, II, 1, pp. 27 y ss.

Notas

*Este trabajo ha sido realizado en el seno del Observatoire des médias en Europe de la Universidad Libre de Bruselas, dirigido por Jose-Manuel Nobre-Correia.

Agradezco al citado profesor su acogida y apoyo y al Ministerio de Educación y Cultura español la beca que me ha concedido en el cuadro del Subprograma de Perfeccionamiento de doctores en el extranjero.

Referencias bibliográficas

BERTRAND, L. (1906-1907). Histoire de la démocratie et du socialisme en Belgique depuis 1830. Bruselas: Dechenne et Cia.

BRAIVE, G. (1967). "Les groupes de presse belges en 1858", en Revue belge de Philologie et d'Histoire, nº 2, pp. 411 y ss.

KOVALOVSZKY, I. (1985). L'Universel (1859-1861). Un quotidien catholique libéral bruxellois. Bruselas: Editions Nauwelaerts.

LORY, J. (1963). Panorama de la presse belge en 1870-1871. Lovaina: Editions Nauwelaerts.

MAVILLE, J.(1997). Histoire politique de la Belgique. Facteurs et acteurs de changement. Bruselas: Centre de recherche et d'information socio-politiques.

SIMON, A. (1956). L'Hypothèse Libérale en Belgique. Documents inédits 1839-1907. Wetteren: Editions Scaldis.

SOETE, J.-L. (1996). Structtures et organisations de base du parti catholique en Belgique (1863-1884). Lovaina la Nueva: Editions Peeters.

* Trabajo presentado en el

VI Congreso Internacional de Jóvenes

Investigadores en Comunicación

Universidad de Valencia, 19-23 de abril de 1999


FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAFÍAS:

Fernández Alonso, Isabel (2000): La prensa belga, durante la etapa de preeminencia liberal (1857- 1884). Revista Latina de Comunicación Social, 25. Recuperado el x de xxxx de 200x de:
http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000yen/
142vaAlonso.html