Revista Latina de Comunicación Social ISSN 1138-5820
Precariedad en el empleo periodístico: dimensiones y factores predictores
Frida V. Rodelo. Universidad de Guadalajara. México.
frida.rodelo@academicos.udg.mx
Milthon Minor Montes. Universidad Autónoma de Baja California. México.
Natalia Rivera Lugo. Independiente. México.
Cómo citar este artículo
Rodelo, Frida V.; Minor Montes, Milthon y Rivera Lugo, Natalia (2024). Precariedad en el empleo periodístico: dimensiones y factores predictores [Job precariousness in journalism: dimensions and predicting factors]. Revista Latina de Comunicación Social, 82, 1-16. https://doi.org/10.4185/rlcs-2024-2233
Introducción: El concepto de precariedad laboral se ha utilizado principalmente para analizar el fenómeno internacional de deterioro del empleo caracterizado principalmente por la inestabilidad e inseguridad social del empleo y la vulnerabilidad laboral de la persona trabajadora. Hay consenso en la literatura acerca del carácter multidimensional y transversal de la precariedad laboral. Se han considerado cuatro componentes clave de esta: el temporal, organizacional, económico y social. Distintas tendencias en las condiciones laborales han llevado a sostener que está teniendo lugar un proceso de precarización del empleo periodístico. Metodología: Para conocer el nivel de precariedad laboral y de sus dimensiones en el empleo periodístico y saber qué factores sociodemográficos, laborales y organizacionales las predicen se realizaron pruebas Kruskal-Wallis y un análisis de regresión logística ordinal a datos provenientes de la encuesta Worlds of Journalism Study-3 aplicada en México. Resultados: La mayor parte de las personas periodistas se ubicó en un nivel de precariedad media. La dimensión de precariedad más registrada fue la organizacional, indicada a partir de una carga de trabajo o demasiado baja o demasiada alta. Discusión y conclusiones: Las modalidades de trabajo atípicas e informales emprendidas por los medios para reducir gastos de nómina se traducen en mayores niveles de precariedad laboral para las y los periodistas. Ser mujer, hacer trabajo freelance y trabajar en un medio digital o local son factores que se relacionan con los niveles más altos de precariedad.
Palabras clave: precariedad laboral; condiciones de trabajo; periodismo; periodistas; medios de comunicación informativos
Introduction: The concept of job precariousness has been used mainly since the 1980s to talk about the international phenomenon of job deterioration characterized mainly by the instability and social insecurity of employment and the labor vulnerability of the worker. There is a consensus in the literature about the multidimensional and transversal nature of precarious work. The following four key components have been considered: temporal, organizational, economic and social. Different trends in working conditions have led to the claim that employment in journalism is becoming more precarious. Methodology: In order to find out the level of job precariousness and its dimensions in journalistic employment and to understand what sociodemographic, labor and organizational factors predict it, the authors carried out Kruskal-Wallis tests and an ordinal logistic regression analysis on data from the Worlds of Journalism Study-3 survey in Mexico. Results: For the most part, most of the journalists were at a medium level of precariousness. The most common dimension of precariousness was the organizational one, indicated by a workload that was either too low or too high. Discussion and conclusions: The atypical and informal work modalities undertaken by the media to reduce payroll expenses translate into higher levels of precarious work for journalists. Being a woman, doing freelance work, and working in a digital or local medium are factors that are related to higher levels of precariousness.
Keywords: precarious work; working conditions; journalism; journalists; news media.
El concepto de precariedad laboral se ha usado para analizar el fenómeno transversal, internacional y multidimensional de deterioro del empleo caracterizado por la inestabilidad e inseguridad social del empleo y la vulnerabilidad laboral de la persona trabajadora (Guadarrama et al., 2012; Mora, 2012; Porta et al., 2015). El fenómeno de la precariedad laboral ha crecido en asociación con las políticas neoliberales adoptadas en los países latinoamericanos en las últimas décadas (Bayón, 2006; Mora, 2005). Por tanto, no se trata de un fenómeno exclusivo de una industria o tipo de empleo.
El estudio de la precariedad laboral en el periodismo tiene como antecedente la percepción de incertidumbre ante los fenómenos socioeconómicos y avances tecnológicos que han impactado a la industria de medios en el nuevo siglo. Nos referimos a impactos que han tenido entre sus consecuencias cierres de medios informativos, la reconversión digital de estos y despidos masivos de personas trabajadoras de medios. Estas condiciones han dado pie a un mayor interés entre las y los académicos de los estudios del periodismo en analizar el aspecto laboral de la profesión (Reyna, 2023). La tendencia de precarización se suma a las características del empleo periodístico en la región latinoamericana, en donde se observó en el periodo 2007-2017 el aumento de flexibilidad, inestabilidad y multiactividad,[1] así como el descenso de la edad promedio de periodistas (Blanco-Herrero et al., 2020).
En este estudio se pretendió analizar el nivel de precariedad laboral y de sus dimensiones en el empleo periodístico y saber qué factores sociodemográficos, laborales y organizacionales las predicen. Para lograr lo anterior, se analizaron datos provenientes de la tercera ronda de la encuesta internacional de periodistas Worlds of Journalism Study (en adelante WJS-3), levantada en el periodo 2021-2023 en México (Rodelo et al., 2023). Los resultados permitieron identificar las dimensiones de la precariedad que predominan en el empleo periodístico en México, así como identificar qué perfiles de periodistas están en mayor medida asociados con empleos de este tipo.
La elección del caso mexicano se justifica por tres razones: En primer lugar, México es un país grande y heterogéneo cuyo análisis puede revelar patrones susceptibles de emerger en otros contextos. En segundo lugar, en la encuesta WJS-3, los equipos nacionales usaron métodos diferentes de muestreo y levantamiento, lo cual puede restar validez al análisis comparado emanado de la base de datos global. Lo anterior justifica la existencia de estudios que estén enfocados en un único caso rico en información y con variaciones regionales. Finalmente, la perspectiva glocal para analizar el trabajo periodístico permite tomar en cuenta características que suelen ser ignoradas en estudios comparativos y que son definitorias de los fenómenos observados en un contexto específico (Rodelo et al., 2023; Waisbord, 2013). Así, encontramos que en el caso mexicano coexisten dinámicas de reestructuración, convergencia digital y precarización que resultan de los cambios en el modelo económico nacional, pero que también toman un cariz particular emanado de las condiciones estructurales en que se ha desarrollado el periodismo mexicano (Rodelo, 2023) y que se manifiesta en una de las tasas más bajas de afiliación a organizaciones gremiales y una de las tasas más altas de multiactividad (es decir, actividades remuneradas adicionales al empleo principal) (Blanco-Herrero et al., 2020; Rodelo et al., 2023).
Este estudio realiza tres contribuciones a la literatura: En primer lugar, propone un método para operacionalizar la precariedad en el empleo periodístico a partir de la literatura sobre el tema y usando los datos de la encuesta WJS-3. En segundo lugar, este análisis es un punto de entrada a la discusión acerca de las maneras en que se está reestructurando la organización del trabajo periodístico al explorar el papel de condiciones sociodemográficas, laborales y organizacionales. En tercer lugar, el estudio pretende llenar un hueco en la literatura ante la escasez de análisis sobre el papel de factores predictores de la precariedad laboral de periodistas que se basen en evidencia sistemática. Conocer lo anterior permitirá contribuir a la detección de condiciones que predicen los mayores niveles de precariedad. De esta manera, habrá elementos para que actores como el gobierno, la academia y la sociedad civil se enfoquen de forma prioritaria en observar y atender a periodistas que se encuentran en las condiciones que en mayor medida conducen a la precariedad laboral.
El uso del término precariedad laboral creció ante la necesidad de analizar las transformaciones del empleo en la década de 1980 en Europa (Nicolás, 2017; Rodgers, 1989). Después de gozar de un periodo relativamente breve (de unas cuantas décadas) en el que el trabajo asalariado se convirtió en el “marco básico para la ‘sociedad asalariada’ moderna” (Castel, 2003, p. xiv), llamaba la atención la creciente vulnerabilidad de las personas trabajadoras, la incertidumbre e informalidad del trabajo y las carencias salariales (Rodgers, 1989). Aunque la pobreza y las condiciones laborales deficientes siempre han existido tanto en los países europeos como en las regiones con menor desarrollo, se consideraba que las tendencias mencionadas propiciaron un aumento de empleos “atípicos”, es decir, marginales, temporales y no permanentes, o, en otras palabras, empleos que escapan de las relaciones laborales estables y controladas por el Estado y consideradas, como se mencionó, como la norma o el modelo básico (Castel, 2003; De Castro, 2019; Mora, 2005; Nicolás, 2017; Rodgers, 1989).
La precariedad laboral no es una situación exclusiva de un país, región, sector de la economía o grupo social. En América Latina, el estudio comparativo de los casos de México y Argentina permite observar un proceso de integración social durante el periodo de industrialización sustitutiva de importaciones. Tal proceso se manifestó en el crecimiento del empleo formal, la disminución de la desigualdad social, la disminución de la pobreza y el aumento de provisión de servicios sociales (Bayón, 2006). De acuerdo con Bayón (2006), el modelo neoliberal posteriormente aplicado en América Latina rompió con este proceso de integración social al desmantelar mecanismos de protección social tales como la protección al salario y el acceso a la educación. Así, la precariedad ha sido vinculada con el modelo económico emanado del neoliberalismo y la globalización (Bayón, 2006; Mora, 2005), asociado al Consenso de Washington en 1989 y que incluyó la privatización de las empresas estatales, la desregulación del mercado y la creciente flexibilización del empleo. Estas condiciones han dado lugar a un “sistema socioproductivo heterogéneo dual de inclusión-marginación” (Blanco y Ruiz, 2022, p. 34). Dicho sistema conjuga, por una parte, un segmento dinámico pequeño de grandes empresas que demandan trabajadores especializados, las cuales ofrecen trabajos especializados y con mejores salarios, pero bajo dinámicas de flexibilización, subcontratación, alta rotación y despidos múltiples; y, por otra parte, un segmento grande de micro y pequeñas empresas de baja productividad y que ofrecen trabajos de subsistencia con bajos salarios (Blanco y Ruiz, 2022).
Estudios recientes confirman el incremento de la precariedad laboral (Organización Internacional del Trabajo, 2012; Pérez y Ceballos, 2017). Asimismo, la precariedad laboral ha sido considerada una condición ya normalizada (De Castro, 2019) e institucionalizada, así como asociada con la flexibilización laboral. Esta última ha comprendido varias estrategias de reducción de costos de las empresas en busca de mayores ingresos, acumulación de capital y competitividad, en la que la nómina y prestaciones se consideran una variable susceptible de ser administrada para incrementar las utilidades de la empresa (Mora, 2005). Así, las relaciones laborales, que debieran estar reguladas y vigiladas por el Estado, pasan a estar bajo el control de la parte empleadora.
Para Caire (en Nicolás, 2017), una definición incipiente de precariedad se centraba en el tipo de contratación, sobre todo en la duración del empleo. La precariedad laboral es una condición que tampoco se limita a los bajos salarios, sino que, por el contrario, es multidimensional, progresiva y difícil de medir (Guadarrama et al., 2012; Mora, 2012), además de que afecta no sólo a la persona trabajadora sino también a su entorno social y familiar (Mora, 2005).
Así, los componentes de la precariedad laboral son variados. El trabajo de Rodgers (1989) sentó las bases para identificar como componentes clave: (1) el temporal (grado de certidumbre sobre la continuidad del empleo; se refiere a relación contractual y duración del empleo); (2) el organizacional (control individual y colectivo de las personas trabajadoras sobre el trabajo; condiciones de trabajo, tiempo, turnos, intensidad, condiciones de pago); (3) el económico (pago suficiente y progresión salarial); y (4) el social (protección legal o consuetudinaria contra despidos injustos, discriminación y prácticas de trabajo inaceptables, y protección social). Estos elementos fueron posteriormente retomados por Guadarrama et al. (2012), quienes insisten además en tomar en cuenta la subjetividad, es decir, las percepciones, vivencias e interiorización de los sujetos acerca de la precariedad, tanto para definirla como para entender las prácticas que responden a este fenómeno (Guadarrama et al., 2012).
El empleo periodístico en la región ha sido moldeado a partir de las condiciones históricas del desarrollo de esta profesión durante el siglo XX, entre las que mencionamos la relación del periodismo con los centros de poder estatal y económico, la vulnerabilidad de periodistas y medios frente a los ataques realizados por actores con poder y los efectos adversos de la paulatina obsolescencia mundial del modelo de negocios periodístico basado en la publicidad comercial. Asimismo, el empleo en el ámbito de la comunicación y del periodismo latinoamericano ha sido vinculado con la estructura productiva heterogénea propia de la región, en la que coexisten, como se mencionó, pocas empresas grandes con dinámicas de flexibilización y abundantes empresas pequeñas que ofrecen bajos salarios (Blanco y Ruiz, 2022). Ejemplo de las primeras son los conglomerados de medios tecnologizados y adoptadores de lógicas de producción periodística que ponderan los valores comerciales (dejando en segundo lugar los valores de servicio público). En contextos como el mexicano, la convergencia tecnológica se dio de forma simultánea con agresivas reestructuraciones empresariales que llevaron a despidos múltiples de personas trabajadoras de medios y a la transformación del trabajo periodístico (Rodelo, 2023).
El análisis de las condiciones laborales en el empleo periodístico en Latinoamérica revela un aumento de flexibilidad, inestabilidad y multiactividad (Blanco-Herrero et al., 2020). Más en específico, la revisión de literatura de acuerdo con el modelo multidimensional de la precariedad laboral permite constatar que:
Dimensión temporal. Las y los periodistas de las nuevas generaciones tienden a concebir al periodismo como un trabajo temporal (Reyna, 2017). Existen abundantes registros de subcontratación y contratos civiles de prestación de servicios (pago por honorarios) (Rodelo, 2023). Es más fácil llegar a ser editor/a en la actualidad, pero alcanzar este puesto no implica necesariamente ni mayor reconocimiento ni mejoras en las condiciones laborales (Hernández-Julián y Vera-Zambrano, 2020).
Dimensión organizacional. Se percibe un aumento de la carga de trabajo y la exigencia de estar disponibles todo el tiempo y de incorporar nuevas habilidades a la práctica (Rodelo, 2023). Los niveles de formalidad y las condiciones laborales son heterogéneas: la literatura sugiere variaciones en este punto según las características de la organización de medios, en especial su tamaño y alcance (medios locales vs. nacionales) (Espino, 2016; Hernández-Julián y Vera-Zambrano, 2020; Hughes y Márquez-Ramírez, 2017; Márquez-Ramírez et al., 2022).
Dimensión económica. Existen diferencias salariales importantes entre periodistas según la experiencia o jerarquía alcanzada (Hernández-Julián y Vera-Zambrano, 2020). Asimismo, se registra una alta multiactividad en el gremio (Blanco-Herrero et al., 2020).
Dimensión social. Se registra la existencia de fraudes que dejan a trabajadores sin seguro social o con menores aportaciones al fondo de retiro que las que corresponden (Rodelo, 2023). Los sindicatos, cuando los hay, son corporativos y poco efectivos en la defensa del trabajador. Han surgido redes de apoyo y solidaridad, pero estas agrupan a pocos periodistas y su trabajo es intermitente (Ramos Rojas, 2022).
Son escasos los estudios que dan cuenta de factores asociados a la precariedad del empleo periodístico. En este estudio nos centramos en tres grupos de factores predictores de la precariedad en el empleo periodístico: los sociodemográficos, los laborales y los organizacionales.
Aunque se trata de un fenómeno transversal, se ha planteado que pueden ser más afectadas por la precariedad laboral las personas jóvenes, emigrantes y mujeres (Guadarrama et al., 2012). En 2006, la encuesta internacional de Walters et al. (2006) denunció la tendencia de incorporar a periodistas cada vez más jóvenes y con menores cualificaciones a las redacciones para ahorrar costos. En Latinoamérica, la edad promedio de las y los periodistas descendió entre 2007 y 2017 (Blanco-Herrero et al., 2020); asimismo, se ha asociado a las y los periodistas jóvenes con el trabajo en múltiples medios, el trabajo en medios locales y el trabajo en contratos temporales (Márquez-Ramírez et al., 2022).
Respecto al género, se sabe que más mujeres que hombres tienen múltiples empleos y empleos adicionales fuera del periodismo durante 2012-2017 en América Latina (Blanco-Herrero et al., 2020). Por su parte, estudios cualitativos dan cuenta de dinámicas de segregación de género horizontal y vertical al interior de las redacciones periodísticas, de la mayor inestabilidad en las trayectorias laborales de las mujeres y de la mayor dificultad de estas para conciliar sus vidas privada y profesional (Cepeda, 2020; Retegui y Ingrassia, 2022).
En el tema de la educación, la literatura indica una situación irónica. Por un lado, las y los periodistas con educación superior tienen mayor estabilidad laboral y se certifica a la educación como más crucial que en el pasado (Blanco-Herrero et al., 2020). Al mismo tiempo, Weaver y Willnat (2012) dan cuenta de que la mayoría de las personas que se dedican al periodismo cuentan con título universitario. En México, 79 % contó con estudios de licenciatura en 2022 (Rodelo et al., 2023). Así, no parece extraño que un estudio no haya encontrado relación entre el nivel educativo y el salario de las y los periodistas (Roses, 2011).
En el contexto estadounidense, la condición de precariedad laboral se ha asociado con el ser parte de una minoría. En específico, Cohen y Peuter (2022) han hecho énfasis en que la precariedad en el empleo periodístico se experimenta de manera no uniforme, perjudicando especialmente a las mujeres y personas racializadas. Aparte de este estudio, la pertenencia a minorías sociales no ha sido estudiada como un factor predictor de precariedad en la literatura en español. La creciente concientización acerca del racismo y la discriminación basada en características identitarias hacen pertinente una exploración de este tema.
La literatura ha señalado la relación entre modalidades atípicas (también llamadas informales) y contingentes (es decir, temporales) de trabajo y las peores condiciones laborales (Walters et al., 2006). Asimismo, en la región latinoamericana se ha detectado el aumento de la flexibilización y casualización del trabajo, términos que se refieren ambos a trabajos sin contrato y temporales (Blanco-Herrero et al., 2020).
Además de la modalidad de trabajo, la literatura ha enfatizado el descenso de periodistas dedicados a una sola sección o tema entre 2007 y 2017 (Blanco-Herrero et al., 2020), así como la relación entre la falta de especialización y las peores condiciones para la elaboración de trabajo periodístico investigativo y de profundidad (Rodelo et al., 2023). Sin embargo, no hay información acerca de la vinculación de este factor con la precariedad de los empleos periodísticos. Otro factor laboral relevante es la organización gremial, al ser la inadecuada sindicación una de las explicaciones propuestas para la precariedad laboral en el periodismo (Iglesias, 2004). En distintos países predomina la desconfianza hacia las organizaciones sindicales y gremiales (García, 2011), aspecto que se refleja en la escasa participación de las y los periodistas en estas. En específico, apenas 28 % de las y los periodistas en México forman parte de alguna organización, colegio o asociación gremial (Rodelo et al., 2023).
En este rubro de factores se analizan los atributos de la organización de medios en que se practica el periodismo. Estos factores pueden impactar la situación de trabajo y moldear el periodismo realizado. Por ejemplo, el tener como empleador principal una organización de medios con influencia nacional suele asociarse con una ubicación en una gran metrópolis, mientras que lo contrario puede decirse de emplearse en una organización de medios de carácter local o comunitario.
Los medios locales en México han sido objeto creciente de reflexión académica al complejizarse los análisis sobre el desempeño del periodismo. Se ha afirmado, por ejemplo, que los medios locales en México son más susceptibles de ser controlados por los gobiernos estatales debido a que dependen de la venta de publicidad al gobierno, aspecto que incide en que los empleos en los medios locales sean más precarios, y que las y los periodistas con empleos precarios sean más vulnerables a ser sobornados por el gobierno (Espino, 2016). Otros aspectos atribuidos al periodismo local son su menor modernidad (González Macías y Echeverría Victoria, 2017), la mayor probabilidad de que sus periodistas sean víctimas de ataques mortales (Hughes y Márquez-Ramírez, 2017) y la mayor vulnerabilidad de sus periodistas a la falta de recursos, precariedad laboral y ausencia de especialización (Márquez-Ramírez et al., 2022). Por otra parte, al momento no se tienen datos que vinculen la propiedad del medio de comunicación con las condiciones laborales de las personas periodistas. Evidencia anecdótica refiere que las tendencias de flexibilización y casualización no son exclusivas del sector privado, sino que también han sido adoptadas en los sectores público, estatal y social, por lo que el papel de este factor se vislumbra como limitado.
En cuanto a la vinculación entre el sector del medio de comunicación y las condiciones laborales de las personas periodistas, se sabe que los periódicos impresos han sido particularmente susceptibles de procesos de reducción o reestructuración organizacional (Rodelo, 2023). Sin embargo, debe enfatizarse que los medios nativos digitales tampoco ofrecen condiciones óptimas de trabajo al no ser capaces de cumplir con las expectativas financieras generadas en estos. Los medios digitales han sido la respuesta principal frente al deterioro de la estructura industrial del periodismo (Reyna, 2023) así como el sitio de adopción de la cultura del emprendurismo periodístico, asociada con modalidades atípicas de trabajo, el discurso de autonomía en el trabajo creativo y el surgimiento del teletrabajo (Cohen, 2015).
El auge de tendencias laborales asociadas con la precariedad laboral, tales como la flexibilidad, la inestabilidad y la multiactividad (Blanco-Herrero et al., 2020) han llevado a sostener que está teniendo lugar un proceso de precarización del empleo periodístico, proceso que coexiste con dinámicas de reestructuración y de convergencia digital en las organizaciones de medios (Rodelo, 2023) y que se intensificó durante la pandemia de COVID-19 (De Frutos y Sanjurjo, 2021). Este estudio tiene como objetivo principal conocer el nivel de precariedad laboral y de sus dimensiones en el empleo periodístico y saber qué factores sociodemográficos, laborales y organizacionales las predicen. Por lo anterior, se plantean como preguntas de investigación:
PI1. ¿Cuál es el nivel de presencia de la precariedad laboral y sus dimensiones en el empleo periodístico en México?
PI2. ¿Qué factores sociodemográficos, laborales y organizacionales predicen la precariedad laboral del empleo periodístico en México?
Las causas de la precariedad laboral son complejas y variadas. En México, una de sus raíces es la historia de inestabilidad económica en el país, lo que ha obligado a muchas personas a recurrir al trabajo informal (Mora, 2012). En el caso de las empresas, muchas prefieren tener a las personas trabajadoras bajo la modalidad de prestación de servicios para evitar pagar impuestos y prestaciones, lo que disminuye costos de operación y, por ende, incrementa sus ganancias (Ibarra y González, 2010).
El acceso de las y los periodistas mexicanos a sus derechos laborales había dependido de la existencia de un empleo formal. Como puede deducirse del párrafo anterior, las y los periodistas en México trabajando de forma constante o por proyecto mediante un contrato civil de prestación de servicios profesionales[2] no son reconocidos legalmente como trabajadores sino como prestadores de un servicio. El gobierno mexicano ha implementado programas para incorporar a personas trabajadoras a la seguridad social; entre estos se encuentra el programa “periodistas por cuenta propia”, lanzado en 2022, el cual tiene como grupo beneficiario a las personas periodistas que no reciben seguridad social de parte de sus patrones o que trabajan de forma independiente. Sin embargo, el programa ha sido criticado entre otras cosas por trasladar la responsabilidad de garantizar el derecho a la seguridad social de la parte empleadora al Estado, de manera tal que no resuelve el origen del problema, la informalidad y la evasión de responsabilidad de la parte empleadora, la cual constituye una forma de fraude laboral (Zavala, 2011).
Los datos analizados en este artículo provienen del levantamiento en México de la encuesta internacional de periodistas WJS-3 (Rodelo et al., 2023). Esta encuesta, levantada en México entre 2021 y 2023, tuvo una muestra representativa en la que participaron periodistas procedentes de las 32 entidades federativas que componen el territorio nacional. La estrategia de muestreo fue aleatoria estratificada. Este muestreo se realizó gracias a la elaboración de un marco muestral ad hoc consistente en un directorio nacional de organizaciones de medios (González et al., 2023). Se muestrearon al azar los medios de seis regiones del país según su tipo y nivel de importancia. Para cada medio seleccionado se invitaron entre 1 y 5 participantes, dependiendo de su tamaño, procurando que se cumpliera el principio de máxima variación de acuerdo con su jerarquía y género. En total, 486 personas periodistas profesionales fueron encuestadas a través de videollamada, llamada telefónica o cuestionario cara a cara. Al realizar la limpieza de datos, se omitieron 26 filas con valores faltantes en las variables que conforman al indicador de precariedad laboral utilizado en este estudio, de lo cual resultó una muestra de 460 personas encuestadas.
Para indicar el nivel de precariedad se utilizó un puntaje aditivo no ponderado resultado de la suma de variables dicotómicas indicadoras de cuatro dimensiones de precariedad: la económica, temporal, organizacional y social (Guadarrama et al., 2012; Nigenda et al., 2020; Rodgers, 1989) (ver tabla 1). Este puntaje incluye un componente subjetivo, al retomar a la preocupación por perder el trabajo como indicador para la dimensión temporal de precariedad en el empleo. Cabe destacar que el porcentaje de personas con preocupación por perder el trabajo (53 %) fue bastante superior al porcentaje de personas que no trabajan de forma estable y de tiempo completo (26 %), aspecto que revela el carácter inestable de la profesión periodística (incluso cuando se tiene empleo de tiempo completo) y el aporte de incluir este elemento subjetivo para medir la dimensión temporal.
Tabla 1. Dimensiones de precariedad en el empleo periodístico en México (2023)
Dimensión |
Operacionalización |
Incidencia (n = 460) |
Temporal |
Muy alta-alta preocupación por perder el trabajo en los siguientes 12 meses |
52.6% |
Organizacional |
Trabaja menos de 35 o más de 48 horas semanales |
73.5% |
Económica |
24.1% |
|
Social |
Sin seguro social |
33.3% |
Fuente: Elaboración propia.
Por su parte, se analizó el papel de diez variables predictoras organizadas en tres categorías:
- Factores sociodemográficos: (1) Género, (2) edad, (3) estudios universitarios y (4) autoadscripción a grupo minoritario. La edad se categorizó en tres bloques: menor a 25 años, 25-54 y mayor a 55. Los estudios universitarios se registraron a partir de una variable dicotómica que distingue entre las personas sin estudios o con estudios básicos, incluyendo carreras técnicas, y las personas con estudios universitarios y de posgrado. La autoadscripción a grupo minoritario se registró a partir de una categoría dicotómica que distingue entre las personas que declararon pertenecer a un grupo minoritario de carácter étnico o social y las personas que no.
- Factores laborales: (5) Modalidad de trabajo, (6) especialización y (7) participación en sindicato u organización gremial. La variable dicotómica especialización se registró de forma positiva cuando la persona encuestada declaró trabajar o supervisar habitualmente una única sección o tema específico. La organización gremial tomó en cuenta la participación en alguna organización, asociación o colectivo dedicado a profesionales del periodismo o comunicación.
- Factores organizacionales: (8) Organización principal es medio digital (vs. otros tipos), (9) organización principal es medio público o estatal (vs. comercial o comunitario), (10) organización principal es de alcance local (vs. nacional o transnacional). Las tres variables dicotómicas se codificaron a partir de preguntas acerca de los atributos del principal medio de comunicación en el que trabaja la persona entrevistada. Se entendió por “medio digital” a las organizaciones cuya actividad central se desenvuelve en medios nativos digitales y redes sociodigitales. Entre los medios no digitales se encuentran las organizaciones cuya actividad principal es la producción de diarios impresos, revistas, radio, televisión, periodismo multimedia o bien agencias de noticias. Se codificó como persona cuyo trabajo principal es en medio público a quienes trabajaron en organizaciones con propiedad pública o estatal. Se codificó como persona cuyo trabajo principal es en medio local a quienes trabajaron en medios catalogados como locales o regionales en el directorio de medios creado para realizar el muestreo de periodistas (González Macías et al., 2023).
Se utilizaron pruebas de independencia Kruskal-Wallis (alternativa no paramétrica a la prueba Anova de un factor) para determinar si existen diferencias significativas en los niveles de precariedad de segmentos constituidos según factores de interés. Por ejemplo, la primera prueba Kruskal-Wallis se realizó para comparar a hombres y mujeres según su nivel de precariedad, en cuyo caso, esta prueba determinó que sí existe una diferencia estadísticamente significativa. Los resultados de las pruebas se presentan en la tabla 2, junto con la distribución porcentual de personas encuestadas según su nivel de precariedad.
Como complemento, se realizó un análisis de regresión logística ordinal para modelar la influencia de distintas variables sobre el nivel de precariedad laboral. En este análisis fue necesario retirar las variables de género y modalidad laboral para que el modelo satisficiera el criterio de proporcionalidad de probabilidades (proportional odds) de acuerdo con la prueba de Brant. Una vez satisfecha esta prueba (es decir, al no rechazarse la hipótesis nula), se calcularon los coeficientes, la significatividad, la razón de oportunidades (odds ratio) y los intervalos de confianza para las variables que integraron el modelo, los cuales se muestran en la tabla 3.
De entre las cuatro dimensiones de precariedad laboral consideradas en este trabajo, la que tuvo mayor incidencia fue la organizacional, indicada por escasez o exceso de horas trabajadas a la semana (74 %), seguida de la temporal, indicada por la preocupación por perder el trabajo (53 %), la falta de seguridad social (33 %) y, finalmente, la económica, indicada por un salario menor a 2 salarios mínimos generales (24 %) (ver tabla 1).
El indicador de precariedad permitió clasificar a las personas periodistas entrevistadas a partir de cinco niveles de precariedad: ausencia de precariedad (ningún indicador), precariedad baja (un solo indicador), precariedad media (dos indicadores), precariedad alta (tres indicadores) y precariedad muy alta (cuatro indicadores). La mayor parte de las y los periodistas (37 %) se ubicó en el nivel de precariedad media (ver tabla 2).
Los análisis de la distribución de acuerdo con los niveles de precariedad según las variables de interés arrojaron cuatro condiciones en donde se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre grupos. Estas condiciones fueron, en primer lugar, la condición de género, Χ2 (1) = 4.142, p = 0.042; en segundo lugar, la modalidad de trabajo, Χ2 (5) = 70.419, p < 0.001; en tercer lugar, medio principal digital, Χ2 (1) = 9.685, p = 0.002; y, finalmente, medio principal local, Χ2 (1) = 8.351, p = 0.004.
Estas pruebas sugieren que las variables mencionadas pueden ser predictoras del nivel de precariedad de las personas periodistas. Mientras que 21 % de los hombres encuestados se encuentran en un nivel alto-muy alto de precariedad, 30 % de las mujeres están en esa situación. En cuanto a la modalidad de trabajo, quienes se encontraron en menor medida en niveles alto-muy alto de precariedad fueron las personas en trabajos estables de tiempo completo (15 %); quienes se encontraron en mayor medida fueron las personas en trabajos temporales de medio tiempo (75 %), trabajo por honorarios (56 %) y trabajo freelance o emprendedor (52 %). En el caso de las personas que tienen como trabajo principal un medio digital, estas estuvieron en mayor medida en una situación de precariedad alta-muy alta (34 %) en comparación con quienes trabajan para otro tipo de medios (22 %). Finalmente, las personas cuyo trabajo principal es en medios locales estuvieron con mayor frecuencia en situación de precariedad alta-muy alta (27 %) en comparación con quienes trabajan para medios nacionales (19 %) (ver tabla 2).
Por el contrario, no se detectaron diferencias estadísticamente significativas en los análisis de la edad, los estudios universitarios, la autoadscripción a minorías, la dedicación a una única sección o tema (es decir, especialización), la pertenencia a organización gremial y el trabajo en medios públicos. En cada uno de estos casos puede concluirse que no hay datos suficientes para afirmar que haya diferencia entre los grupos en cuanto a sus niveles de precariedad laboral (ver tabla 2).
Tabla 2. Niveles de precariedad en el empleo periodístico en México según variables de interés (2023)
|
Nivel de precariedad (porcentajes) |
|
||||||
|
Sin precariedad |
Prec. baja |
Prec. media |
Prec. alta |
Prec. muy alta |
p |
||
Total (n = 460) |
8.0 |
30.7 |
36.5 |
19.3 |
5.4 |
|
||
Variables sociodemográficas |
||||||||
Hombres (n = 252) |
6.0 |
36.9 |
36.5 |
17.1 |
3.6 |
0.042 |
||
Mujeres (n = 208) |
10.6 |
23.1 |
36.5 |
22.1 |
7.7 |
|
||
Edad |
|
|
|
|
|
|
||
Menos de 25 (n = 9) |
11.1 |
22.2 |
44.4 |
22.2 |
0.0 |
0.991 |
||
25 hasta 54 (n = 400) |
8.2 |
29.5 |
38.2 |
18.5 |
5.5 |
|
||
Más de 55 (n = 51) |
5.9 |
41.2 |
21.6 |
25.5 |
5.9 |
|
||
Con estudios universitarios |
|
|
|
|
||||
No (n = 65) |
9.2 |
35.4 |
35.4 |
16.9 |
3.1 |
0.226 |
||
Sí (n = 395) |
7.8 |
29.9 |
36.7 |
19.7 |
5.8 |
|
||
Autoadscripción a grupo minoritario |
|
|
|
|
|
|||
No (n = 421) |
7.8 |
31.6 |
36.3 |
19.2 |
5.0 |
0.287 |
||
Sí (n = 39) |
10.3 |
20.5 |
38.5 |
20.5 |
10.3 |
|
||
Variables laborales |
||||||||
Modalidad de trabajo |
||||||||
Estable - TC (n = 331) |
10.6 |
36.6 |
37.5 |
13.3 |
2.1 |
<0.001 |
||
Estable - MT (n = 25) |
36.0 |
28.0 |
16.0 |
20.0 |
20.0 |
|
||
Temporal - TC (n = 12) |
8.3 |
33.3 |
33.3 |
8.3 |
16.7 |
|
||
Temporal - MT (n = 4) |
0.0 |
0.0 |
25.0 |
75.0 |
0.0 |
|
||
Freelance o emprendedor (n = 44) |
0.0 |
9.1 |
38.6 |
31.8 |
20.5 |
|
||
Honorarios (n = 43) |
2.3 |
7.0 |
34.9 |
51.2 |
4.7 |
|
||
Cubre una sola fuente o sección |
|
|
|
|
|
|||
No (n = 373) |
7.0 |
30.3 |
37.3 |
20.9 |
4.6 |
0.215 |
||
Sí (n = 87) |
12.6 |
32.2 |
33.3 |
12.6 |
9.2 |
|
||
Participa en organización gremial |
|
|
|
|
|
|||
No (n = 332) |
8.4 |
33.1 |
34.9 |
18.1 |
5.4 |
0.080 |
||
Sí (n = 128) |
7.0 |
24.2 |
40.6 |
22.7 |
5.5 |
|
||
Variables organizacionales y contextuales |
||||||||
Medio principal es digital |
||||||||
No (n = 341) |
8.2 |
34.6 |
35.5 |
17.0 |
4.7 |
0.002 |
||
Sí (n = 119) |
7.6 |
19.3 |
39.5 |
26.1 |
7.6 |
|
||
Medio principal es público o estatal |
|
|
|
|
|
|||
No (n = 432) |
7.6 |
30.1 |
37.5 |
19.0 |
5.8 |
0.178 |
||
Sí (n = 28) |
14.3 |
39.3 |
21.4 |
25.0 |
0.0 |
|
||
Medio principal tiene alcance local |
|
|
|
|||||
No ( n = 117) |
13.7 |
35.0 |
32.5 |
15.4 |
3.4 |
0.004 |
||
Sí (n = 343) |
6.1 |
29.2 |
37.9 |
20.7 |
6.1 |
|
||
Fuente: Elaboración propia.
En cuanto al análisis de regresión logística ordinal, se destaca como resultado la reafirmación de la relevancia de las variables medio digital y medio local. La razón de oportunidades (odds ratio) permite establecer que una persona periodista cuyo trabajo principal es para un medio digital tiene 1.7 veces mayor probabilidad de ubicarse en situación de mayor precariedad en comparación con una persona cuyo trabajo principal es para un medio de cualquier otro tipo (periódico, revista, radio, televisión, agencia o multimedia), manteniendo constantes el resto de las variables. Por su parte, una persona cuyo trabajo principal es para un medio de alcance local tiene 1.6 veces mayor probabilidad de estar en situación de mayor precariedad en comparación con una persona cuyo medio principal es de alcance nacional, manteniendo constantes el resto de las variables (ver tabla 3).
Tabla 3. Modelo de regresión logística ordinal para predecir precariedad en empleo periodístico en México (2023)
Variable |
Coeficiente |
Error est. |
t |
p |
OR |
2.5% |
97.5% |
Edad (ref: <=24) |
|
|
|
|
|
|
|
25-54 |
0.131 |
0.629 |
0.208 |
0.835 |
1.140 |
0.333 |
4.015 |
>=55 |
0.173 |
0.674 |
0.257 |
0.797 |
1.189 |
0.319 |
4.557 |
Estudios universitarios (ref: no) |
0.305 |
0.247 |
1.234 |
0.217 |
1.357 |
0.837 |
2.208 |
Autoadscripción a minoría (ref: no) |
0.372 |
0.312 |
1.193 |
0.233 |
1.451 |
0.786 |
2.681 |
Especialización (ref: no) |
-0.211 |
0.225 |
-0.937 |
0.349 |
0.810 |
0.521 |
1.259 |
Participa en org. gremial (ref: no) |
0.199 |
0.192 |
1.035 |
0.300 |
1.220 |
0.837 |
1.779 |
Medio principal digital (ref: no) |
0.550 |
0.197 |
2.788 |
0.005 |
1.733 |
1.179 |
2.555 |
Medio principal público (ref: no) |
-0.291 |
0.378 |
-0.770 |
0.441 |
0.748 |
0.355 |
1.565 |
Medio principal local (ref: no) |
0.463 |
0.204 |
2.267 |
0.023 |
1.589 |
1.066 |
2.376 |
Fuente: Elaboración propia.
Los estudios recientes sobre precarización en el ámbito periodístico latinoamericano no presentan una operacionalización del concepto de precariedad, aspecto en el que este trabajo pretende hacer una contribución. De entre los factores predictores sociodemográficos analizados, únicamente el género fue identificado como un factor significativo; más en específico, las mujeres están más afectadas por los niveles altos y muy altos de precariedad laboral en el campo periodístico. Este resultado es congruente con resultados de otros estudios que reportan indicios de fenómenos de género que promueven una mayor precariedad en las mujeres tales como: mayor multiactividad en mujeres, segregación de género horizontal y vertical en la organización del trabajo periodístico y mayor dificultad para que las mujeres concilien su vida privada con la profesional (Blanco-Herrero et al., 2020; Cepeda, 2020; Retegui y Ingrassia, 2022).
En contraparte, este estudio no detectó diferencias estadísticas entre grupos según su edad, estudios de licenciatura o autoadscripción a minorías. A pesar del descenso de la edad promedio de periodistas en Latinoamérica (Blanco-Herrero et al., 2020), el resultado de este análisis indica que las personas jóvenes no tienen una condición de mayor precariedad en comparación con los otros segmentos de edad. En el caso de los estudios universitarios, es posible que al ser común este nivel de estudios entre las y los periodistas (Weaver y Willnat, 2012) este deje de hacer una diferencia en sus condiciones laborales, como lo muestra el caso de España (Roses, 2011).
Este estudio confirma las sospechas de que las modalidades de trabajo atípicas e informales emprendidas por los medios para reducir los gastos de nómina (Walters et al., 2006; Rodelo, 2023) se traducen en mayores niveles de precariedad laboral para las y los periodistas. En México, las modalidades de este tipo más ligadas con la precariedad laboral son el trabajo por honorarios, el trabajo freelance y el trabajo temporal de medio tiempo. Asimismo, este estudio revela que aunque la especialización tiene impacto en el tipo de periodismo que se practica, esta no se asocia con un menor nivel de precariedad laboral. Por su parte, la participación o membresía en alguna organización gremial es beneficiosa cuando el sindicato u organización es efectivo en su labor de representación de personas trabajadoras; sin embargo, este no suele ser el caso en los países de América Latina (García Luarte, 2011), aspecto que puede ser la explicación de que este factor no haya resultado significativo para explicar los niveles altos de precariedad.
Finalmente, este estudio encontró que las personas cuyo trabajo principal es para un medio local o un medio digital se encuentran en mayor medida en niveles altos de precariedad laboral. El primero de estos hallazgos confirma las sospechas de una abundante literatura que sugiere importantes diferencias en las características y las condiciones del periodismo inserto en geografías y dinámicas subnacionales (Espino, 2016; González y Echeverría, 2017; Hughes y Márquez-Ramírez, 2017; Márquez-Ramírez et al., 2022), así como la relevancia del origen como factor predictor de la condición social (Bayón, 2006). Por su parte, la mayor precariedad asociada con el periodismo en medios digitales puede obedecer a la falta de madurez de los modelos de negocios periodísticos en este tipo de medios, así como a su relación con una cultura emprendedora que promueve condiciones y discursos asociados con mayor precariedad, tales como el trabajo informal, el trabajo a distancia y el ensalzamiento de la autonomía (Cohen, 2015).
El hecho de que las personas trabajando en medios locales y digitales tengan mayor probabilidad de encontrarse en niveles altos de precariedad es una mala noticia por tres razones: En primer lugar, sugiere la vulnerabilidad económica de las organizaciones y emprendimientos de medios locales y digitales, los cuales estarían hipotéticamente en peores condiciones para proporcionar salarios dignos, empleo formal, seguro social, horarios razonables y estabilidad laboral. En segundo lugar, la precariedad en el empleo en medios locales afecta a un sector de noticias indispensable para que la ciudadanía esté informada sobre lo que ocurre en su comunidad. Asimismo, la precariedad en el empleo en medios digitales afecta al sector de medios más independiente del poder político (por no requerir concesiones estatales), más accesible para las personas emprendedoras (por exigir menos capital semilla) y con mayor capacidad de responder oportunamente a las demandas de información de la ciudadanía.
Este estudio operacionalizó la precariedad en el empleo periodístico a partir de un indicador que engloba cuatro dimensiones de precariedad. De esta manera, se encontró que la mayoría de las personas que practican el periodismo en las organizaciones de medios en México lo hacen bajo una o más de las condiciones de precariedad estudiadas. De entre estas condiciones, la más común fue el exceso de horas trabajadas o bien la insuficiencia de estas, la cual se considera una expresión de la dimensión organizacional de la precariedad que es indicativa de la falta de control sobre las condiciones de trabajo. En específico, el exceso de intensidad en el trabajo periodístico ha sido relacionado no solo con la intensificación de la carga de trabajo sino con la alta prevalencia de multiactividad.
La inclusión de abundantes factores en un mismo análisis permite contrastar su influencia relativa. Así, este estudio encontró que la condición de género, la modalidad de trabajo, el medio principal digital y el medio principal local son factores que se relacionan con la precariedad, mientras que no sucede así con la edad, los estudios universitarios, la autoadscripción a minorías, la especialización, la pertenencia a alguna organización gremial y el trabajo en medios públicos.
Estos hallazgos se refieren al periodismo en el contexto mexicano y, por tanto, no son generalizables a nivel latinoamericano; sin embargo, a partir de su propuesta metodológica estudios posteriores podrán analizar de manera comparada el fenómeno de la precariedad en el empleo periodístico. Asimismo, futuros estudios debieran examinar a fondo y preferentemente de manera comparada los factores que esta investigación encontró que se relacionan con los mayores niveles de precariedad laboral. Resulta en particular apremiante profundizar en las condiciones de trabajo en los medios digitales, por tratarse de un sector periodístico de muy rápido desarrollo.
Se espera que a partir de estos hallazgos los actores involucrados (periodistas, sociedad civil y gobierno) formulen propuestas que respondan a las problemáticas particulares de las y los periodistas que se encuentran en las condiciones asociadas con los mayores niveles de precariedad. Una recomendación urgente que realizamos a partir de estos hallazgos es la de poner en marcha estrategias para reemplazar nociones que normalizan la precariedad en el empleo periodístico (por ejemplo, los salarios bajos, la obligación de estar disponible 24/7 o los contratos temporales) por ideas que sean congruentes con la exigencia de empleo decente (es decir, con salarios dignos, estabilidad, protección social y poder de negociación para las y los trabajadores de los medios).
Este estudio tiene tres limitaciones que deben ser tomadas en cuenta al interpretar sus resultados. En primer lugar, la operacionalización del concepto multidimensional de precariedad usada en este análisis no abarca en la dimensión organizacional el elemento de condición óptima de seguridad en el desempeño del trabajo, aspecto que engloba los riesgos derivados del trabajo en entornos peligrosos o bajo condiciones estresantes (Organización Internacional del Trabajo, 2012). Esta ausencia responde a que se priorizó la necesidad de compensar la falta de información y análisis de las dimensiones de precariedad no relacionadas con la seguridad en el trabajo periodístico, aspecto este último abordado en una abundante literatura sobre el tema. Las otras dos limitaciones emanan del análisis de datos: la prueba Kruskal-Wallis es sensible al tamaño de muestra, por lo que es posible que encuestas con mayor cantidad de casos sí encuentren diferencias estadísticas en donde esta no lo hizo. Por otra parte, para satisfacer el supuesto requerido para la regresión logística ordinal esta tuvo que realizarse sin las variables de género y modalidad laboral, aspecto que limita el poder predictivo del modelo estadístico.
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Contribuciones de los/as autores/as:
Conceptualización: Frida V. Rodelo. Revisión de literatura: Frida V. Rodelo, Milthon Minor Montes, Natalia Rivera Lugo. Análisis de datos: Frida V. Rodelo. Redacción, revisión y edición: Frida V. Rodelo, Milthon Minor Montes, Natalia Rivera Lugo. Todos los/as autores/as han leído y aceptado la versión publicada del manuscrito: Frida V. Rodelo, Milthon Minor Montes, Natalia Rivera Lugo.
Frida V. Rodelo
Universidad de Guadalajara.
Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y profesora con perfil Prodep. Sus investigaciones han sido publicadas en revistas académicas tales como el International Journal of Communication, Television and New Media, Global Media and Communication, Cuadernos.info, Communication & Society y otras publicaciones líderes en el campo de los estudios de Comunicación. Coordinó la región Occidente del Worlds of Journalism Study-Mexico, así como los monitoreos 2018 y 2021 de la cobertura mediática de las elecciones locales en el estado de Jalisco (México). Su investigación busca analizar prácticas y encuadres periodísticos, con énfasis en procesos de mediatización de la política, precarización de condiciones del trabajo periodístico y representación de mujeres.
frida.rodelo@academicos.udg.mx
Índice H: 11
Orcid ID: https://orcid.org/0000-0002-7547-2446
Google Scholar: https://scholar.google.com/citations?user=6Q-4UzIAAAAJ&hl
ResearchGate: https://www.researchgate.net/profile/Frida-Rodelo
Academia.edu: https://guadalajara.academia.edu/FRodelo
Milthon Minor Montes
Universidad Autónoma de Baja California.
Maestro en Comunicación por la Universidad de Guadalajara, candidato a doctor en Estudios Científico-Sociales por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Sus líneas de investigación son los estudios sobre periodismo y violencia y la comunicación política de los movimientos sociales. Recibió en 2016 el Premio Nacional de Trabajos Recepcionales del Consejo Nacional para la Enseñanza de la Investigación en Ciencias de la Comunicación (CONEICC). Es profesor universitario y reportero de prensa, medios digitales y televisión.
Orcid ID: https://orcid.org/0000-0003-3623-9016
ResearchGate: https://www.researchgate.net/profile/Milthon-Minor
Academia.edu: https://independent.academia.edu/MilthonMinor
Natalia Rivera Lugo
Investigadora independiente. Maestra en comunicación por la Universidad de Guadalajara. Sus líneas de investigación son: periodismo y relaciones prensa-poder.
Orcid ID: https://orcid.org/0009-0006-1794-7999
ResearchGate: https://www.researchgate.net/profile/Natalia-Rivera-Lugo
Academia.edu: https://cucsh.academia.edu/NataliaRiveraLugo
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[1] También consignada en la literatura enfocada en el periodismo como multiempleo y pluriempleo.
[2] Conocido en México, cuando es constante, como trabajo por honorarios y, cuando es por proyecto, como trabajo freelance.